Punto de encuentro entre los negocios y la RSE

    Por Leandro Africano

    El desarrollo de negocios inclusivos es una tarea compleja y que implica muchos desafíos para las organizaciones no gubernamentales que identifican las necesidades como para las compañías que deciden patrocinarlos o implementarlos. En este contexto cada empresa dentro del ámbito del desarrollo de su área de Responsabilidad Social Empresaria, debe preguntarse en algún momento “¿Cómo sería un negocio inclusivo en mi actividad y puntualmente en mi compañía?”.

    Este fue el puntapié que dieron de manera conjunta Nidera y Ashoka para llevar a cabo un trabajo de observación etnográfica de pequeños productores en el norte de Córdoba para dar respuesta a dos inquietudes centrales: identificar las necesidades y cómo desde allí generar un negocio inclusivo para la región.

    El primer paso fue la capacitación teórica que recibió la compañía en la metodología a utilizar y que tuvo como objetivo acercar al entendimiento de qué es la observación etnográfica y cómo puede ayudar, la existencia de diversidad cultural, la relevancia de estar in situ en territorio, la observación contextual y participante y el procesamiento de los hábitos y comportamientos detectados.

    Luego, hubo un módulo práctico, de acercamiento etnográfico al campo, en las localidad de Olivares San Nicolás, Departamento de Ischilin y la localidad Villa de Soto, Departamento de Cruz del Eje, ubicadas ambas en el norte de la provincia de Córdoba. En la capacitación práctica el objetivo fue aplicar en campo los conceptos de la capacitación teórica, utilizando el acercamiento antropológico de la observación etnográfica como una forma de avanzar en el diálogo con el otro, que en el contexto de este proyecto fueron los pequeños productores rurales del norte de Córdoba.
    “La estrategia de campo a desarrollar debía por un lado poner en práctica conceptos de la antropología de campo, y por otro lado, avanzar en el proyecto en lo referido a interactuar, conocer y entender a pequeños productores en calidad de potenciales actores del proyecto”, explicó a Mercado Daniela Kreimer coordinadora del Programa Economías Integradas en Ashoka.
    Una vez en territorio, el objetivo no solo fue poner en práctica la observación etnográfica, sino usarla como un medio para comprender y entender más de cerca la realidad de los pequeños productores. Una herramienta metodológica para evaluar, en parte, la pertinencia de grupos locales de pequeños productores para ser parte del proyecto Nidera Valores en Comunidad, el programa de RSE que lleva a cabo la compañía.

    La observación etnográfica se realizó en cinco unidades de investigación. Por un lado tuvo lugar en Olivares San Nicolás una ronda de entrevistas en profundidad con pequeños productores. Luego, en la escuela agrotécnica en Villa de Soto, se hizo observación e intercambio con estudiantes y docentes durante las clases prácticas en la huerta y entrevista en profundidad con egresados.

    Finalmente se llevó a cabo en el hogar y campo de un estudiante líder de escuela agrotécnica (observación y entrevista en profundidad) y en las tierras y chacras de Olivares San Nicolás, observación y entrevistas.

    “Los participantes no fueron a imponer un modelo ni proyecto propio, sino que fueron a escuchar perspectivas, entender necesidades y detectar fortalezas y debilidades de los pequeños productores involucrados. Ello generó una gran cantidad de contenido genuino, que posibilitó avanzar en el diseño y cuerpo del proyecto. Tanto las notas de campo como la experiencia de los participantes generada, nutrió de perspectiva al proyecto”, apuntó Kreimer.

    Hipótesis de trabajo

    Estos productores tienen como denominador en común la disposición para la explotación agrícola de la tierra entre olivares, donde en muchos casos ha avanzado el monte. Allí siembran zapallo, cebolla, alfalfa, choclo. Como metodología de trabajo previamente desmontan y limpian la tierra entre olivares y pagan a una empresa dueña de la tierra 20% de la producción.

    La situación social, muchas veces modificada por subsidios provinciales y nacionales que ayudan y a la vez alteran la economía familiar, hace que muchos de los habitantes de esta zona no estén seguros de que su futuro se vincule al campo. En este contexto es imprescindible ayudar a pensar que “el abandono del campo sea una elección del grupo familiar y no la única salida para una mejora económica”, señala Javier García Moritan, gerente de Sustentabilidad de Nidera.

    La compañía, además de relevar de manera participante la realidad de los pequeños productores locales de la zona y capacitar a sus ejecutivos en esta tarea debía trazar un programa de trabajo para desarrollar negocios inclusivos en la región. “Nuestro desafío también está en armar un modelo de negocio para los productores de esta zona y poner la estructura de la compañía al servicio de este proceso y hasta incluso replicarlos en otras zonas”, argumentó Moritán.

    En este contexto el trabajo desarrollado en conjunto entre Ashoka y Nidera permitió corroborar dos hipótesis relevantes para el futuro proyecto: por un lado se comprobó que el acceso a semillas de calidad a bajo costo es clave para que los pequeños productores puedan realizar un emprendimiento agronómico. Asimismo quedó demostrada la viabilidad de semillas de maíz como opción de producción en la zona, en virtud tanto de variables de producción y venta, como del interés de los productores por trabajar con ellas.

    El perfil de pequeños productores de Olivares San Nicolás y el perfil de alumnos y egresados mayores de la escuela agro técnica de la zona son, desde la perspectiva de las conclusiones de la investigación, pertinentes para la implementación de un proyecto que estimule el emprendedorismo como medio para alcanzar el desarrollo social y mejorar su calidad de vida.

    Según se desprende del informe elaborado por ambas organizaciones se generaron los siguientes hallazgos: la necesidad de generar un sistema co-participativo de acceso a herramientas y al riego, el diseño de programas de capacitación para pequeños productores en buenas prácticas de fertilizantes y agroquímicos.

    La investigación también destaca la necesidad en la mayoría de los pequeños productores de explicarles claramente el proceso de facturación y advierte la existencia de barreras para el desarrollo de emprendimientos (falta de ecosistema de cooperación, falta de acceso a equipamiento y herramientas, y en el caso de Villa de Soto acceso a agua de riego).
    “El acercamiento a la cultura y mentalidad de los pequeños productores nos permite afirmar que para que puedan emprender de forma sostenida, necesitan ir formando un ecosistema sociocultural de cooperación y emprendedurismo que los favorezca”, explica Kreimer.

    El diagnóstico del sistema sociocultural que se desprende de la investigación señala que hay disponibilidad de tierras tanto en Olivares San Nicolás como en Villa de Soto, hay una clara manifestación por parte de las personas entrevistadas de tener ganas de emprender y trabajar y se detectó la necesidad de “compartir los riesgos” que conlleva un emprendimiento agrícola con un actor que pueda co-absorber el impacto de una mala cosecha, dada su situación de vulnerabilidad social.

    “El próximo paso es llevar a cabo una prueba piloto con 20 productores de esta región y proveerles a bajo precio semillas de maíz para que comienza el ciclo productivo y promueva a través de diferentes actividades la reactivación de la región. Nuestro objetivo es que este proyecto logre escala y pueda ser llevado a otras regiones vulnerables”, apuntó Moritán.

    Los productores que están a cargo de tierras de entre 1 y 5 hectáreas podrán ofertar su producción como alimento para animales, para feed lot, para consumo humano en las localidades cercanas y hasta armar una dinámica de exportación si logran mejorar los rindes de sus tierras. “Es fundamental que logren, con la ayuda técnica de nuestra compañía, avanzar en la generación de cadenas de valor agregado”, puntualiza el ejecutivo de Nidera.

    Selección online

    Por Natalia I. Scquizzato (*)

    Inmediatez, globalización, virtualidad, abundancia de información. Son algunas características de nuestros tiempos que impactan en la forma en las cuales las empresas buscamos talentos y las personas trabajo.

    Las compañías necesitan contar con el adecuado staff profesional, en un entorno altamente competitivo.

    Por su parte los postulantes, principalmente los más jóvenes, se informan utilizando Internet, se conectan con potenciales empleadores y entre sí por las redes sociales y se postulan vía Web.
    La gran oportunidad para las empresas es continuar el proceso de evaluación aprovechando todas las ventajas que Internet y los sistemas de información pueden ofrecer.

    En EY, contratamos anualmente cerca de 800 profesionales y estudiantes universitarios. Ello implica gestionar más de 125.000 postulaciones, identificar los perfiles acordes a las necesidades del negocio comprendiendo las expectativas e intereses de los candidatos.

    En este sentido, la implementación de una plataforma online de evaluación presenta múltiples ventajas. Las opciones de tests a administrar son múltiples: de conocimientos, idiomas, de preferencias y estilos personales, de lógica, orientación al detalle, entre otros.

    Para RR.HH., representa una importante optimización de tiempos ya que permite gestionar mejor el volumen de postulaciones, para lograr una preselección de aquellos candidatos que cumplen con algunos requisitos. Además, estos sistemas permiten realizar búsquedas y filtros “inteligentes” para ordenar, rankear y organizar los resultados obtenidos.

    Al postulante, realizar evaluaciones en forma online le permite iniciar su proceso de evaluación, donde quiera que esté, sin trasladarse, y elegir el momento más tranquilo y adecuado.
    Claramente un proceso online y sistematizado es solo una parte, y no puede excluir las etapas de encuentro con el postulante, donde se explorarán otras competencias y valores y se conversará sobre sus intereses y expectativas.

    Recursos humanos asume el desafío de reducir su brecha digital.

    (*) La licenciada Natalia I. Scquizzato es gerente Senior en Selección de Personal y Relaciones Universitarias, Recursos Humanos, EY Argentina.