Nuevo paradigma de la calidad

    Marcelo Carbone

    En todo el mundo 1,3 millones de personas mueren anualmente en accidentes de tránsito. De ese total, 7.500 víctimas (en promedio anual) pertenecen a la Argentina. Si la tendencia global se mantiene, se espera que el número total de víctimas de accidentes de tránsito en el mundo alcance los 2 millones en 2020. Las estimaciones de Naciones Unidas indican que entre 1% y 3% del PBI total se ve afectado por este contexto, y que los países pierden en total unos US$ 500 millones por año en accidentes. Naciones Unidas ha desarrollado su “Iniciativa del Decenio” con la que se espera preservar la vida de unas 5 millones de personas entre 2011 y 2020, y dentro de dicha iniciativa se inscribe la necesidad de generación de esta norma, ISO 39.001, y su certificación por parte de las empresas de logística y transporte, entre otras.

    Con el fin de cumplir estos objetivos se diseñó la reciente normativa ISO 39.001, ideada para aplicarse en todo tipo de organizaciones tanto públicas como privadas, establecer un marco de referencia claro y enfocado, con herramientas y mejores prácticas, que asista a las empresas prestadoras del servicio de transporte a reducir, incluso a su mínima expresión (anulación), el riesgo de accidentes en vía pública. Y así a disminuir sensiblemente la probabilidad de causar heridas graves derivadas de dichos accidentes. Utilizando el ciclo de mejora presente en la mayoría de las normas evolucionadas desde el esquema ISO 9000, se establecen metas y objetivos de seguridad vial, los que, al tiempo de alcanzarlos van creando una base de conocimiento y cultural en la organización, que funciona como el “círculo virtuoso de la seguridad”.

    Marcelo Carbone, director del Grupo Crescent, especializado en la implementación de normas de calidad, explicó a Mercado que las perspectivas de desarrollo de esta norma en la Argentina “son muy importantes, ya que los grandes clientes que las están requiriendo a sus proveedores de servicios logísticos son las petroleras, principalmente. En cuanto su eficacia esté probada, y dado que Argentina es uno de los cuatro países americanos que participaron activamente en su redacción, la implementación de esta norma estimamos que será requerida también por los grandes jugadores del sector alimenticio y del retail, cuyo costo de operación logística es considerable, como lo es la cantidad de bienes transportados”.

    Gestión del riesgo

    El segundo decenio de este nuevo milenio trajo aparejado para los esquemas de calidad normativa, un aspecto que se vio reflejado en la mayoría de las normas certificables y que será la estrella del esquema ISO 9001:2015: la gestión del riesgo. Los alcances del risk management abarcan desde los impactos ambientales hasta los riesgos crediticios, pasando en forma obligada por la el mantenimiento de la salud y seguridad en el trabajo. De este último esquema la norma OSHAS 18001 es la más certificada, y la que más aporta a la ISO 39001, no solo en la forma en que se manejan tanto la identificación de los riesgos como su ponderación y tratamiento, sino en la definición de prácticas de los mismos, manejo de contingencia, etc.

    Debido a que el ámbito de aplicación donde la seguridad debe ser instaurada en función de esta norma no es el transporte, sino la vía pública, la cantidad de actividades a ser alcanzadas se amplía considerablemente. “De esta manera se intenta construir un ambiente seguro en los sitios de tránsito que accede a los meros móviles, llegando hasta las personas que aseguran su movilidad para trabajar sin necesariamente transportar mercaderías o pasajeros, tales como grupos de vendedores itinerantes, recolectores de residuos o empresas de mantenimiento de bienes públicos urbano” apunta Carbone .

    Desde el punto de vista técnico, mediante los indicadores de desempeño vial requeridos por la normativa, un ente debería tener información y gestionar la exposición al riesgo en las operaciones alcanzadas, así como distancias en recorridos, volúmenes de tránsito, horas pico y conductas de usuarios y prestadores. Se busca entonces elevar el conocimiento sobre la seguridad vial, a fin de establecer políticas tendientes a mejorar los diseños viales, estipular velocidades de circulación, condiciones de circulación segura para usuarios, vías de tránsito ideales por tipo de vehículo o operación, períodos ideales de conducción en transporte publico y utilización de elementos de protección física, entre otros.