Despierta el otro gigante asiático

    El Primer Ministro, Narendra Modi, ganó con una victoria indiscutida hace justo un año con una campaña basada en dos grandes promesas: terminar con la corrupción y reactivar la alicaída economía del país. Pero al cabo del primer año de Gobierno hay quejas, sobre todo del sector empresario, sobre el método gradualista elegido para las reformas.
    El ministro de Economía, Arun Jaitley, explicó en una entrevista concedida a Financial Times de Londres que el país logró volver a llevar inversiones al país prometiendo –y cumpliendo a rajatabla la promesa– que no impondría impuestos retrospectivos ni tampoco introduciría modificaciones al sistema impositivo vigente para las inversiones extranjeras.
    Para el segundo año el ministro de Economía promete una agenda más resuelta que incluirá un plan para destinar miles de millones de dólares a irrigación, caminos y otros proyectos para estimular la economía rural. Pero lo que el ministro recalcó con más ahínco en esa entrevista fue que “todas las decisiones que ha tomado el Gobierno desde que asumió apuntan en una sola dirección: reformar y liberalizar”.
    Entre las medidas que forman la agenda de la reforma económica está la decisión de introducir un impuesto nacional a los bienes y servicios, que reemplazará una infinita cantidad de impuestos y tarifas que cobra cada estado para transformar a los 29 estados en un solo mercado. Este proyecto tiene, en este momento, una fuerte oposición en la cámara alta del poder legislativo.

    Más crecimiento económico que China

    Las proyecciones que hace un estudio reciente de la Universidad de Harvard indican que India logrará 7,9% de crecimiento del PBI en ocho años. En el mismo período, las proyecciones para China no superan 4,6%.
    El Center for International Development (CID) de la Universidad de Harvard dice en su informe que “después de décadas yendo por detrás de su rival económico del norte, India ahora la supera en las proyecciones de crecimiento anual para 2023”.
    Según el informe, las perspectivas para Europa y Estados Unidos muestran poco optimismo. La tasa de crecimiento estadounidense en 2023 la ubican en 2,4% y la de los principales actores de Europa oscilan desde 2,3% en Italia a 3,7% en España.
    El Fondo Monetario Internacional coincide. En un informe anuncia que el crecimiento de India llegará este año a 7,5% mientras que el de China se calcula que bajará a 6,8% de 7,4% el año pasado.
    India “se beneficiará con las recientes reformas económicas” introducidas por el nuevo Primer Ministro Narendra Modi, dice el informe, con el resultante aumento en la inversión y la reducción de los precio del petróleo. “El menor precio del petróleo elevará los ingresos disponibles, especialmente entre las familias pobres” y ayudará a bajar la inflación, vaticina.

    Oportunidades de la geografía

    Entre los años 2002 y 2012 India surgió como uno de los mercados más prometedores de Asia. En los dos últimos años hubo una desaceleración en crecimiento y rentabilidad que obligó a las empresas a pensar muy bien en cómo asignar sus recursos. Ahora que vuelve a repuntar el crecimiento y se ven cambios en el paisaje económico urbano y rural, los anunciantes tendrán que tomar decisiones estratégicas de mercado para maximizar retornos.
    Un informe realizado por el McKinsey World Institute, cuyo título en inglés es “India’s economic geography in 2025: States, clusters, and cities” clasifica a los estados sobre la base de su PBI per cápita relativo: muy alto desempeño, alto desempeño, buen desempeño y bajo desempeño. La idea es ayudar a las empresas a comprender cuáles son los estados, regiones y ciudades con más posibilidades de contribuir al crecimiento de India .
    Descubren que ocho estados entre los de más alto rendimiento representarán 52% del crecimiento incremental del PBI del país entre 2012 y 2025. Junto con cuatro ciudades–estado, también de muy alto desempeño, esos ocho tendrán 57% de las familias consumidoras de India en 2025. La rápida urbanización y el crecimiento del ingreso que viene asociado van a llevar el ingreso pér capita de esos estados a niveles similares a los de las naciones de ingresos medios actuales.

    Salir de la pobreza

    India logró reducir la pobreza oficial a la mitad, de 45% de la población en 1994 a 22% en 2012. Si bien es un logro para celebrar, la nación tiene ahora la oportunidad de fijar mayores aspiraciones. La línea de pobreza oficial cuenta solo aquellos que viven en las condiciones más abyectas, pero hay otros indicadores de desarrollo humano que sugieren que los carenciados son más. Entonces, además de la meta de erradicar la pobreza extrema, India puede atacar esos problemas y crear una nueva visión nacional para ayudar a más de 50.000 millones de personas a lograr una vida económica más independiente. Para lograrlo, los formadores de políticas necesitan una vara referencial más alta para medir las brechas que deben cerrar y hacer una distribución de los recursos más equilibrada. Con ese fin, un grupo del McKinsey Global Institute (MGI) integrado por Rajat Gupta, Shirish Sankhe, Rajat Gupta y Anu Madgavkar (oficina de Mumbay)junto a Richard Dobbs (Londres) Jonathan Woetzel (Shanghai) y Ashwin Hasyagar( Bengaluru), creó lo que denomina Empowerment Line, que es un marco de referencia analítico que determina el nivel de consumo que hace falta para satisfacer ocho necesidades básicas –alimento, energía, vivienda, agua potable, obras sanitarias, atención de la salud, educación y seguridad social– en un nivel suficiente como para lograr un nivel de vida decente en lugar de la mínima subsistencia.
    Aplicando ese sistema de medición a India, los investigadores descubrieron que en 2012, 56% de la población carecía de los medios para satisfacer necesidades esenciales. 680 millones de indios sufrían privaciones, o sea más de dos veces y media la población de 270 millones contabilizada por debajo de la línea oficial de pobreza. Cientos de millones ya salieron de la extrema pobreza pero siguen luchando por un módico nivel de dignidad, confort y seguridad. Lo que McKinsey llama The Empowerment Gap, o sea el consumo adicional que hace falta para llevar a esos 680 millones de personas al nivel de Empowerment Line (o sea la línea que marca el punto en que una persona tiene poder para decidir sobre su propia vida) es siete veces más alto que el costo de eliminar la pobreza tal como la define la línea de pobreza oficial.
    Esto que McKinsey llama The Empowerment Line es una forma de medir el consumo individual. Sin embargo la capacidad o disposición a gastar no son suficientes en sí mismos para garantizar una vida decente. Las familias también necesitan acceso a servicios básicos, como centros sanitarios y escuelas en sus comunidades; también electricidad, agua potable y mejores obras sanitarias dentro de sus hogares. El informe descubre que las familias indias, en promedio, carecen de acceso a 46% de esos servicios básicos que necesitan e identifica grandes diferencias geográficas en la disponibilidad de infraestructura social. Las reformas que sugiere incluyen cuatro prioridades:

    Acelerar la creación de empleo. India necesita sumar 115 millones de empleos no agrícolas en la próxima década para acomodar a una población creciente y reducir la participación de la agricultura en el empleo. Los sectores de manufactura y construcción, junto con los servicios de trabajo intensivo, pueden formar la espina dorsal de ese esfuerzo.

    Aumentar la productividad del campo. Aumentar la inversión en infraestructura agrícola e implementar reformas para mejorar el acceso al mercado, racionalizar los soportes de precio, expandir la adopción de nuevas tecnologías y modernizar la administración agrícola.
    Aumentar el gasto público en servicios básicos. Para salvar las brechas más graves, el gasto público en servicios básicos debería crecer en términos reales a razón de 6,7% anual hasta 2022. India podrá tener los recursos fiscales necesarios para eso si logra que su PBI crezca más rápido. Los recursos destinados a salud, agua y obras sanitarias deben duplicarse.

    Aumentar la eficacia de los servicios básicos. El estudio estima que la mitad del gasto público actual de India en servicios públicos no se traduce en mejores resultados para los pobres. Para 2022 ese gasto puede ser 50% más eficaz si la totalidad de la nación logra los estándares ya fijados por los estados de mejor desempeño.
    Todas juntas, esos esfuerzos pueden generar un círculo virtuoso que genere más ingresos que a su vez permitan al país cumplir con las metas de déficit fiscal aunque destine fondos adicionales a infraestructura social y logre cobertura casi universal para las necesidades básicas.

    La oportunidad transformadora de la tecnología

    Otro análisis del MGI identifica una docena de tecnologías, que van desde la Internet móvil hasta cloud computing hasta la genómica avanzada, que podrían tener un impacto económico combinado entre US$ 550.000 millones y US$ 1 billón (millón de millones) al año para 2025. La selección de las 12 tecnologías para India estuvo basada en un proceso que identificó las que tendrían un impacto directo para los desafíos económicos y sociales del país en la próxima década. Las agruparon en tres áreas: digitalización de la vida y el trabajo, sistemas físicos inteligentes y tecnologías energéticas.

    Digitalización de la vida y el trabajo: Internet móvil, la nube, la automatización del trabajo de conocimiento, pagos digitales e identidad digital verificable.
    Sistemas físicos inteligentes: Internet de las cosas, transporte inteligente y sistemas de distribución, sistemas avanzados de información geográfica (GIS) y genómica de próxima generación.
    Energía: gas y petróleo no convencionales (perforación horizontal y fracturación hidráulica) energía renovable y almacenamiento avanzado de energía.

    Para evaluar el posible impacto de las 12 tecnologías en la economía de India y la vida de sus habitantes, los investigadores midieron más de 40 aplicaciones en seis sectores de la economía: servicios financieros, educación y habilidades, salud, agricultura y alimentos, energía e infraestructura. También tuvieron en cuenta el posible aporte de las iniciativas de e–governance pero no estimaron su impacto económico.
    El impacto total de las aplicaciones medidas podría representar entre US$ 240.000 millones y US$ 500.000 millones al año para 2025. Distribuidos de esta manera:

    Servicios financieros. Las aplicaciones podrían tener un valor económico de US$ 32.000 millones a US$ 140.000 millones al año para 2025.

    Educación y habilidades. Calculan que el aprendizaje a distancia, los cursos online abiertos y masivos y otros sistemas digitales podrían tener un impacto económico entre US$ 60.000 millones y US$ 90.000 millones para 2025 porque se lograría mayor productividad con trabajadores más calificados.

    Salud: Las tecnologías disruptivas podrían transformar la entrega de la salud pública para 2025 a través de servicios remotos y trabajadores con habilidades digitales que puedan aprovechar los sistemas expertos para conducir protocolos básicos vía smartphones e Internet móvil. Para 2025 el impacto económico total podría situarse entre US$ 25.000 millones y US$ 65.000 millones al año.

    Agricultura y alimentos. Las aplicaciones tecnológicas podrían crear entre US$ 45.000 y US$ 80.000 millones al año en valor adicional en el sector. Más de la mitad de eso podría provenir de cultivos híbridos y genéticamente modificados, agricultura de precisión (usando sensores y GIS para ayudar en las decisiones) e información de mercado vía Internet móvil.

    Energía. En conjunto, las aplicaciones tecnológicas medidas en energía podrían tener un valor económico entre US$ 50.000 y US$ 95.000 millones al año para 2025. El mayor beneficio provendría de los medidores inteligentes, que podrían ahorrar entre US$ 15.000 millones y US$ 20.000 millones para 2025 evitando pérdidas.

    Infraestructura. Los sistemas de autopistas inteligentes y peajes electrónicos pueden reducir los tiempos de viaje entre 10 y 15%. Las etiquetas de identificación por radio frecuencia (RFID) y otras tecnologías de rastreo pueden elevar la eficiencia de puertos y depósitos en 50%. Los sensores ayudarían a reducir las pérdidas de agua entre 15 y 20%. Juntas, las tecnologías de infraestructura pueden aportar US$ 30.000 millones a US$ 45.000 millones al año en valor para 2025.

    Y finalmente los servicios gubernamentales, no medidos en el estudio. India ya ha comenzado con un plan nacional de e-governance, pero le puede llevar unos diez años más avanzar lo necesario para aprovechar todo el potencial de la tecnología.