Superar la barrera psicológica

    Por Florencia Pulla


    Alonso Pérez Luna

    Los más chicos son criaturas curiosas. Siempre preguntan por qué. Por qué el cielo es azul; cómo llegan los niños al mundo; cómo funciona una computadora. Algunos toman sus propias herramientas y, martillo en mano, descubren cómo es por adentro un MP3. Pero para la mayoría de las preguntas difíciles están los más grandes.

    Algo así, también, pasa con la tecnología. Se mueve rápido, cambia frecuentemente, y hay que estar informado para entender para qué sirve, en quién hay que confiar, qué es lo último… en otras palabras, cómo funciona el juguete.

    Con la nube pasa así. La gran mayoría usa algún tipo de dispositivo conectado a la nube –desde celulares hasta televisores o relojes inteligentes– y no entiende cómo aloja su información en servidores ajenos. Desde Dropbox hasta Gmail, la nube forma parte de nuestras vidas desde hace tiempo y seguimos sin entenderla.

    Para las empresas este desconocimiento es un tanto peligroso. La eficiencia que puede ganarse al invertir en cloud es mucha. Hay que mirar a los “padres” de la nube, aquellos que están desde el principio, para entender cómo funciona. Con echar un vistazo a sus negocios alcanza: la marea de adquisiciones de las multinacionales tecnológicas hablan por sí solas. EMC recientemente compró Virtustream por US$ 1.200 millones para ampliar sus soluciones de nube híbrida. Cisco anunció en su última conferencia en Estados Unidos un nuevo ecosistema de desarrolladores, proveedores y servicios para responder a la necesidad de las organizaciones adoptando cloud; Microsoft hizo lo mismo en su conferencia Ignite en Chicago.

    IBM también. En palabras de Alonso Pérez Luna, Cloud Lider para los países de habla hispana de IBM, hoy la estrategia de los grandes tiene a la nube en el centro. “Cloud ocupa cada vez más espacio y nosotros lo vemos trimestre a trimestre por la cantidad de proyectos que surgen. Sucede principalmente por dos razones: una, es el aprovechamiento de la nube en un entorno de eficiencia operacional; y dos, que con Internet de las Cosas hay muchos sectores que quizás no eran tradicionalmente grandes consumidores de tecnología que ahora se suman a la tendencia. En ambos casos, la adopción les significa ser cada vez más rentables; hacer más negocios con menos recursos”.

    La visión de Red Hat, que hace del software de código abierto su core business, es un tanto más romántica. Para Adrián Cambareri, gerente de Marketing de Producto para Latinoamérica, “la revolución generada por the cloud tiene que ver con su rol democratizador; le permite a las empresas enfocarse en su negocio, en lo que realmente les interesa, y tercerizar el resto de las tareas en especialistas para optimizar el uso de recursos varios”.
    “Para ser sinceros –aclara Ezequiel Glinksky, director de la Unidad de Productividad de Microsoft Argentina y Uruguay– los beneficios de adoptar la nube van más allá de ahorro en los recursos. El aumento en la productividad es clave, especialmente para las Pyme y las ONG que empiezan a subirse a la nube. Queremos ofrecerle nuestros servicios a todos, no solo a las empresas grandes, porque significa agregarles valor a su negocio. Las Pyme argentinas pueden mejorar su infraestructura y adopción tecnológica de manera tal de que su productividad aumente sin elevar los costos”.

    Ok, entonces la nube sirve para poner en manos de terceros toda una cantidad de información para no tener que invertir, así, en infraestructura y hacer verdad aquello que decía Bauman sobre la Modernidad Líquida: las empresas pueden volar de tan livianas. Pero, ¿es seguro?.


    Juan Bello

    Un híbrido se abre paso

    Para las grandes empresas, las pioneras en cualquier implementación, al principio les sonaba rara la idea de dejar información sensible y crítica en manos ajenas. ¿Y si fallaba? ¿Cómo podría un banco recuperarse de esa falla letal de seguridad? Con el tiempo, y las inversiones de las que hablábamos, los grandes tanques tecnológicos pusieron las dudas en el freezer: la seguridad de la nube era una pieza fundamental del rompecabezas. Pero además, para la tranquilidad mental de aquellos que no querían una nube pública, estaban las opciones de nubes privadas…cuando no, híbridas.
    ¿Qué es, papá, una nube híbrida? Básicamente es un tipo de modelo de implementación para el cómputo en la nube donde algunos recursos se proporcionan como servicio a través de una nube privada interna y otros son provistos por proveedores de servicios de terceros en la nube pública. Qué va adónde va a depender algunos factores: por ejemplo, entidades de Gobierno y grandes empresas –bancos, por nombrar algunas de las más encorsetadas por regulaciones– tienden a utilizar estas soluciones para tener una ventaja competitiva y romper, quizás, la barrera psicológica del miedo a poner en manos de terceros información crítica.

    “La utilización del cloud tiene una tendencia ascendente a medida que se van superando las barreras tanto psicológicas de seguridad como de la propia arquitectura tecnológica de cada compañía. Cada vez más empresas están adoptando soluciones cloud-based y creando nuevas aplicaciones implementadas sobre la nube que les permiten ser más flexibles y versátiles”, opina Juan Bello, VP de Customer Solutions & Advisory para GlobalLogic en América latina.

    Los datos no dejan mentir. En 2014 el crecimiento de la nube en la región fue de 10,4% y goza de buena salud para 2015. Según un estudio de la consultora Gartner, que pretende entender el estado de la tecnología para 2016, Latinoamérica está entre las regiones que menos han invertido en esta tecnología pero con grandes focos de crecimiento, como Brasil, México y, sí, también Argentina. ¿El crecimiento es lento? Es relativo. Si se lo compara con economías maduras, en las que el uso de productos de cloud viene creciendo a dos cifras desde hace años, es posible que exista cierto atraso relativo en cuanto a la adopción. En economías con crisis cíclicas, los proyectos que prometen recambios tecnológicos suelen ser mirados con buenos ojos en épocas de vacas gordas y con recelo en períodos de recesión. Si la información la resguardan terceros, la sensación de vulnerabilidad también crece.

    “Es importante entender que muchas de las inhibiciones de los propios CEO y CIO para adoptar este tipo de servicios tienen que ver con la seguridad, confidencialidad y protección de los sistemas de misión crítica. Los directivos creen, todavía, que más allá del acuerdo legal que firman y que obliga al proveedor a cumplir una confidencialidad total, puede haber problemas técnicos –de seguridad, de mantenimiento incorrecto– que resulten en pérdidas de datos de las empresas o en información filtrada –explica Daniela Boniface, directora de Cuentas y Country Leader de Unisys para Cono Sur– pero todos estos miedos son consecuencia de conclusiones inexactas. Cloud tiene un potencial enorme para ayudar a las organizaciones a mejorar su postura de seguridad: el modelo permite la devolución de un control eficaz y profesional de la operación de IT, procesamiento de información y recursos”.
    El mercado argentino supera estas barreras psicológicas poco a poco. Cloud es todavía una tendencia incipiente en el país pero está madurando. A medida que más empresas lo implementan y se dan cuenta de sus beneficios, crecen las adopciones especialmente en áreas que necesitan rapidez y agilidad, como, por ejemplo, aquellas que necesitan realizar pruebas de concepto o pruebas de carga.

    Y, como cualquier regla de mercado, a mayor oferta, menores los precios. Esa es una buena noticia para las empresas proveedoras de servicios también porque les permitirá acercarse a segmentos de mercado que miran con recelo, todavía, los proyectos de renovación tecnología. Es un guiño para los más chicos para que se queden tranquilos: en el mundo de soluciones de cloud –que van desde las más simples hasta las más costosas– para las Pyme también hay.