Grandes cambios en el mundo urbano

     

    En especial para las corporaciones globales, en un momento en que gran parte del mundo desarrollado sufre menos crecimiento por el envejecimiento poblacional. Pero una serie de grandes compañías del mundo emergente también ascenderán, según un nuevo informe del McKinsey Global Institute (MGI). Esta ola de nuevas compañías va a alterar profundamente la dinámica competitiva del mundo.
    El informe muestra que la participación de las economías emergentes en Fortune Global 500 crecerá, de 5% en el año 2000, probablemente a más de 45% para 2025.
    Eso es porque mientras tres cuartas partes de las 8.000 empresas con ingresos anuales de US$ 1.000 millones o más están hoy ubicadas en el mundo desarrollado, el pronóstico es que otras 7.000 podrían alcanzar ese tamaño en poco más de diez 10, y 70% de ellas muy probablemente provendrán de los mercados emergentes.
    Los líderes de empresas no pueden permitirse ignorar un cambio de semejante magnitud. En los años 70 y 80, los japoneses conquistaron el mercado automotor mundial y lograron una participación que en algunos casos superaba a sus colegas estadoundienses. Más recientemente, la coreana Samsung debilitó el dominio que Apple tenía en el mercado de los smartphones. En la próxima década, este tipo de historias se repetirá en una escala mucho mayor y la cantidad de nuevos jugadores que superen a los líderes tradicionales se va a acelerar.
    Estas nuevas compañías podrían desbaratar industrias enteras diseñando productos superiores a menor costo, llevándolas más rápido al mercado o simplificando los procesos de negocios. Muchas de esas empresas, que nacieron en contextos operativos difíciles, no solo son más ágiles que sus colegas de las economías avanzadas sino también más dispuestas a invertir para el largo plazo, aunque tengan que recortar ganancias en los próximos trimestres. Muchos de los jugadores nuevos pondrán sus ojos en los mercados internacionales. Por lo tanto, los líderes de las grandes empresas tendrán que vigilar tendencias para detectar constantemente mercados y competidores. Deberán cumplir con tres imperativos:
    Optimizar las redes de ventas. El crecimiento de nuevos negocios no es solamente una amenaza competitiva para las más antiguas sino que además da a abastecedores y proveedores de servicios una importante oportunidad. Las compañías B2B deberán ver cómo hacen para organizarse de manera de poder vender a una base de clientes mucho más diversa y dispersa. Para lograrlo, deberán repensar sus redes de ventas.
    Entender la evolución de clientes y competidores. Las nuevas zonas industriales generarán competencia y demanda. Por eso habrá que detectarlas y seguirlas. Hsinchu (en Taiwan) y Santa Catarina en Brasil, por ejemplo, tal vez no sean nombres muy conocidos, pero ya son centros de compañías multimillonarias en industrias como electrónica de avanzada.
    Reconsiderar la ubicación de oficinas y de las actividades centrales. En muchos casos, el viejo modelo de la casa central ya no sirve. Compañías como Caterpillar y General Electric han repartido sus centros en dos o más lugares que comparten liderazgo en toma de decisiones, producción, I+D y producción. Unilever creó en Singapur una segunda casa central para desarrollo global, donde ahora trabajan miembros clave del equipo de la alta gerencia.
    Hoy solo 20 ciudades retienen un tercio de todas las grandes compañías. Tokio es, lejos, el centro más importante con más de 600 grandes compañías. Solo otras nueve ciudades en el mundo alojan 100 o más casas centrales de esas compañías.
    En las regiones emergentes, las principales ciudades van a captar una porción desproporcionada de crecimiento empresarial en el futuro. El número de grandes compañías asentadas en San Pablo, por ejemplo, podría triplicarse para 2025. Beijing y Estambul podrían tener más del doble de las oficinas centrales que tienen hoy. Y sin embargo, las casas centrales se dispersarán por todo el mundo emergente. Unas 280 ciudades en crecimiento podrían alojar una gran empresa por primera vez y así convertirse en nuevos centros en las redes industriales globales.