domingo, 22 de diciembre de 2024

United Airlines-Continental: las megafusiones aéreas preocupan con razón a los pasajeros

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Exactamente, el lunes 26 de abril este sitio informaba sobre avanzadas negociaciones entre ambas aerolíneas norteamericanas bajo el nombre de la primera y el director ejecutivo de la segunda. Faltaba el valor de la operación: US$ 3.000 millones.

<p>En cocina desde semanas antes, la fusi&oacute;n entre Continental y United Airlines (UAL es la raz&oacute;n social) pretende convertirse en el tiempo en la primera compa&ntilde;&iacute;a de Estados Unidos. Ahora, es preciso que las dos asambleas de accionistas aprueben la propuesta conjunta.<br />
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La noticia desde Nueva York no tom&oacute; a casi nadie de improviso. Mucho menos, a analistas que apostaban y apuestan al fracaso del plan. Una vez finiquitada la transacci&oacute;n (US$ 3.000 millones) con el intercambio de papeles, el resultado ser&aacute; una estructura efectivamente m&aacute;s grande que la actual l&iacute;der, Delta Air Lines.<br />
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La futura empresa se llamar&aacute; United (UAL), tendr&aacute; sede central en Chicago pero su centro distribuidor principal (hub) permanecer&aacute; en Houston. Pese a resquemores sobre la actitud de la agencia federal de aviaci&oacute;n civil (FCAA en ingl&eacute;s) y otras instancias antimonop&oacute;licas, combinar&aacute; colores de Continental y logotipo de United.<br />
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La superaerol&iacute;nea resultante ser&aacute; conducida por el director ejecutivo de Continental, Jeffery Smisek. En tanto que su equivalente de United, Glenn Tilton, ser&aacute; el presidente del director, un cargo de menor poder interno.<br />
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Pero, a partir de ahora, &ldquo;parece que los problemas estructurales y funcionales del negocio deban agobiar a los pasajeros, a menos que las autoridades estadounidenses hagan algo&rdquo;, apunta el sitio Knowledge@Wharton. A su criterio, en el decenio 2000/9 el servicio a&eacute;reo perdi&oacute; alrededor de US$ 60.000 millones, a lo cual cabe a&ntilde;adir el desastre ocasionado por la nube volc&aacute;nica islandesa sobre media Europa.<br />
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Por consiguiente, las mayores compa&ntilde;&iacute;as occidentales imaginan formas de volver a ser rentables, mientras afrontan factores como combustibles en alza, competencia de aerol&iacute;neas con descuento, recesi&oacute;n &ndash;afecta a primera y clase ejecutiva- y en generar menos demanda, ligada a medidas de seguridad provocadas por el terrorismo desde septiembre de 2001.<br />
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Hace dos a&ntilde;os, Delta Airlines y Northwest se fusionaron en la mayor empresa comercial de Estados Unidos. Meses atr&aacute;s, United Airlines intent&oacute; vanamente asociarse con US Airways pero, sospechaban en el negocio, UAL quer&iacute;a atraer a Continental. La estrategia tuvo un resultado inverso: esta firma acab&oacute; desalojando la conducci&oacute;n de UAL.<br />
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Entretanto, los especialistas independientes son esc&eacute;pticos respecto de la filosof&iacute;a&nbsp; de &ldquo;cu&aacute;nto m&aacute;s grande, mejor&rdquo;. A primera vista, una fusi&oacute;n bien terminada reducir&aacute; competencia, capacidad excesiva &ndash;ya hay demasiados aviones en el aire- y despedir mano de obra unificando servicios en tierra. Si todo se hace bien y vuelven las utilidades, ser&aacute; posible asignarlas a esas mismas prestaciones.<br />
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Esa condici&oacute;n es clave, M&aacute;xime porque, en general, se invierten prioridades y el pasajero queda a la cola. &ldquo;Consolidar no significa tener menos jugadores, pero compitiendo sin cortapisas&rdquo;, afirma Bruce Allen en K@W. Su receta es curiosa: &ldquo;si se juega bien la partida, menos aeronaves equivaldr&aacute;n a pasajes m&aacute;s caros y ganancias m&aacute;s altas. &Eacute;se es el camino hacia la prosperidad&rdquo;. No es una postura, empero, que seduzca a los ejecutivos que protagonizan la nueva ola de fusiones. <br />
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