Un gurú conservador teme por el capitalismo estatal

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Ian Bremmer, experto en “riesgos geopolíticos”, sostiene que el modelo empresario subsistente en Occidente corre serio peligro. En efecto, compite con un adversario más viejo, tenaz y mutable: la economía estatal o semiestatal.

<p>Cuando entre a nuevos mercados &iquest;encontrar&aacute; el sector privado tradicional un terreno propicio a los negocios? Quiz&aacute; no, se&ntilde;ala el fundador del Eurasia Group en su reciente libro, End of the free market: &iquest;Who wins the war between states and companies? A su juicio, &ldquo;la crisis financiera occidental acelera desde 2006 un fen&oacute;meno ya antes tan marcado como inquietante: el auge del capitalismo de estado y mixto&rdquo;.<br /> <br /> En rigor, existieron desde el siglo XVIII empresas controladas o privilegiadas por gobiernos. En el caso de la compa&ntilde;&iacute;a comercial de Bengala, un emprendimiento ingl&eacute;s en India acab&oacute; estatizado por la corona (1757) y origin&oacute; nada menos que el enorme imperio colonial brit&aacute;nico. En la actualidad, &ldquo;una nueva globalizaci&oacute;n &ndash;v&iacute;a fondos de inversi&oacute;n soberanos y multinacionales- no favorece justamente al sector privado sino a estados como China, Brasil, Rusia o los emiratos del golfo P&eacute;rsico&rdquo; subraya Bremmer. <br /> <br /> <strong>Rivales dif&iacute;ciles<br /> </strong><br /> Estas nuevas organizaciones estatales y mixtas son crecientemente relevantes y exitosas. En general, rivalizan con la empresa privada en nuevos &ndash;o viejos- campos de acci&oacute;n, en desmedro de las econom&iacute;as de libre mercado, cada vez m&aacute;s limitadas a Estados Unidos, Canad&aacute;, Jap&oacute;n, parte de Europa occidental y una serie de para&iacute;sos fiscales donde ni siquiera hay estado. <br /> <br /> Bremmer es conocido por su lista anual de riesgos claves top risks), sus conferencias sobre el mismo tema en una fundaci&oacute;n privada y Eurasia Group, una consultora ortodoxa pero realista.<br /> <br /> Este nuevo texto, b&aacute;sicamente, destaca el papel econ&oacute;mico y financiero del estado o del gobierno, que no son lo mismo. &ldquo;Las alianzas entre sector p&uacute;blico y privado pueden llegar a ser muy poderosas en corto plazo, pero implican altos riesgos en el largo&rdquo;. Por supuesto, el analista piensa en las empresas.<br /> <br /> En el esquema de Bremmer, como lo explicaba ante un seminario de Booz &amp; Co., el &ldquo;neocapitalismo estatal representa equilibrios geopol&iacute;ticos distintos a los convencionales. Durante los &uacute;ltimos cuarenta a&ntilde;os, un tipo particular de globalizaci&oacute;n, cifrado en el sector privado occidental, impulsaba a una econom&iacute;a mundial ya sin convertibilidad oro-d&oacute;lar&rdquo;. El grupo de los 3 (EE.UU., Europa del oeste, Jap&oacute;n) era hegem&oacute;nico y cristaliz&oacute; en el consenso de Washington, 1989.<br /> &nbsp;</p>

<p><strong>Doble sistema<br />
</strong><br />
Hoy &ldquo;todo eso ha cambiado, pero tantos a&ntilde;os en una sola direcci&oacute;n son dif&iacute;ciles de dar vuelta&rdquo;, advierte el gur&uacute; en su libro. &ldquo;Las empresas occidentales deben competir en un nuevo escenario, respetar reglas de juego diferentes y admitir que dos sistemas compiten. Por una parte, un mercado libre m&aacute;s o menos regulado, con econom&iacute;a otrora fuertes pero hoy an&eacute;micas. Por la otra, actores en veloz expansi&oacute;n, ajenos al libre mercado y donde el estado es actor, socio o &aacute;rbitro. Entre ellos China, Rusia, Brasil, India, Turqu&iacute;a, Sud&aacute;frica, etc.<br />
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Este doble sistema realmente comenz&oacute; con la aparici&oacute;n de petroleras nacionales, originadas en dos crisis de altos precios, las de 1973/4 y 1979/80. Los nuevos jugadores eran compa&ntilde;&iacute;as estatales o mixtas de econom&iacute;as emergentes que, en la peculiar visi&oacute;n de Bremmer, &ldquo;sacaban ventajas de leyes poco transparentes o reg&iacute;menes pol&iacute;ticos inmaduros para ocupar mercados&rdquo;. Parece extra&ntilde;o ubicar en esa categor&iacute;a a la China de las &ldquo;cuatro petroleras&rdquo; o la Rusia de Gazprom.<br />
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En &uacute;ltimo t&eacute;rmino, &ldquo;llegaron los fondos soberanos de inversi&oacute;n ligados a estados feudales de la pen&iacute;nsula ar&aacute;biga. Existentes desde los a&ntilde;os 80, en forma de bancas isl&aacute;micas, tomaron cuerpo y mutaron m&aacute;s tarde. En suma, &ldquo;el capitalismo de estado no ser&aacute; factor dominante en la econom&iacute;a mundial, pero tampoco puede ser ignorado&rdquo;. Un hecho basta como muestra: fondos soberanos de Kuwait, Qatar, Bahr&eacute;in y la Uni&oacute;n de Emiratos &Aacute;rabes han tomado participaciones considerables en bolsas occidentales, tradicionales motores del mercado libre.<br />
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Este proceso, claro, deriva de la crisis sist&eacute;mica estallada en Estados Unidos en 2006 y ahora prolongada con la crisis europea de sobreendeudamiento. Al respecto, Bremmer aclara un equ&iacute;voco. &ldquo;Los analistas y la gente habla de crisis financiera global, pero no la hubo en China, India o el sudeste asi&aacute;tico. Simplemente, porque sus sistemas nunca fueron tan abiertos ni desregulados como los occidentales&rdquo;.</p>

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