<p>Fue como un rito: la celebración anual de la globalización. No importa que los historiadores digan que hubo otra anterior. Para los protagonistas del actual momento histórico, las personalidades de la banca, las finanzas, las industrias, gobiernos de todo tipo y reguladores, Davos fue siempre el momento cumbre de cada año. Por lo menos durante las últimas dos décadas.<br />
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Había consenso: sobre la gran avenida de mayores inversiones y de más comercio internacional, se diluían todas las barreras planteadas por rivalidades entre naciones o entre grandes corporaciones.<br />
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Nadie sabe cómo seguirá Davos. Pero hay dos certezas; una, que este año fue distinto. La otra, que los próximos también pueden serlo aunque se mantenga firme la esperanza de retomar el camino perdido.<br />
Lo que es evidente es que hay muy pocas inversiones para seducir; que hay creciente deterioro en el comercio internacional, y lo peor, que aparece un ominoso escenario donde campea el más crudo proteccionismo.<br />
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Todas las economías –de países centrales o emergentes- han perdido el ritmo de crecimiento y ven ascender súbitamente la tasa de desempleo.<br />
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Hay un alto en el proceso globalizador. O más claramente, un retroceso en la globalización que nadie puede saber hasta dónde llegará.<br />
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Entre diciembre de 2007 y de 2008, el tráfico de carga aérea en todo el mundo disminuyó en 22,6%. Un indicador alarmante y no sólo para los balances de las líneas aéreas.<br />
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Veremos en los próximos meses cómo opera la presión sobre el sistema financiero global para que los bancos se concentren ahora en sus mercados domésticos.<br />
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No se trata de pronosticar el fin del capitalismo en su versión conocida. Pero tampoco es creíble que nada haya pasado y que el año que viene volverán a la agenda tradicional.<br />
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Para los que se consuelan pensando que viejos comunistas como Vladimir Putin de Rusia o Wen Jiabao de China, alertaron sobre el riesgo de una excesiva convicción en el poder del Estado, baste recordar que Gordon Brown de Gran Bretaña y muchos otros gobernantes europeos mostraron una nueva hostilidad hacia los excesos financieros y un claro apoyo a medidas reguladoras, intervencionistas, que expanden del rol estatal.<br />
Las contradicciones seguirán seguramente por algunos años. Tal vez Davos adquiera, necesariamente, otro perfil.</p>
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Un alto obligado en la globalización y tal vez- un nuevo perfil para Davos
El fantasma del proteccionismo, alentado por la falta de inversiones y la caída en el volumen del comercio internacional, implica un evidente retroceso en el proceso expansivo de las últimas dos décadas. No es creìble que nada haya pasado y que el año que viene se volverá a la agenda tradicional.