Es decir, la venta neta de dólares y sus efectos sobre los activos externos de libre disponibilidad.
Eduardo Fracchia y Martín Calveira, investigadores del Área de Economía del IAE Business School, la escuela de negocios de la Universidad Austral, analizan algunas de las derivaciones y posibles repercusiones de estas medidas tanto en el circuito minorista como en el productivo y el comercio internacional, y advierten sobre la dificultad de salir de este “laberinto cambiario“ en un contexto de recesión y desconfianza.
Ambos investigadores del área economía del IAE Business School, afirman que desde el gobierno “se optó por implementar una política restrictiva sobre la demanda de dólares que afectará al circuito minorista de ahorristas y se extiende al circuito productivo y de comercio internacional, constituyendo esto último una innovación en el alcance de las restricciones, lo cual se realiza a través de un recorte a la posibilidad de pago de deuda externa privada”.
Esta decisión se circunscribe en la caída de US$ 2.329 millones en reservas en lo transcurrido del año, en un contexto de presiones sobre el tipo de cambio y la necesidad de una corrección de la brecha cambiaria.
¿Cómo afectan estas medidas el financiamiento de las empresas y su actividad económica?
Los economistas explican que el común funcionamiento de las empresas de mediana y gran escala se realiza con financiamiento de producción y operaciones comerciales con moneda extranjera.
“Esto se verá restringido a través de un recorte al acceso de divisas para el pago de esos pasivos. En este sentido, las empresas podrán obtener dólares para financiarse accediendo al mercado de cambios solo al equivalente del 40% de sus obligaciones de deuda, el 60% restante deberán refinanciarlo de sus deudas en divisas, por montos superiores al millón de dólares, a dos años de plazo.”
“Ante restricciones para las empresas sobre el acceso al mercado de deuda privado, las decisiones de expansión en la producción, asociadas con la inversión productiva, se verán reformuladas o postergadas generando una potencial caída de la actividad económica.
En concreto, no solo empresas de gran porte como YPF presentan necesidades de administrar sus pasivos externos para un normal acceso a nuevas líneas de financiamiento, sino también empresas de menor amplitud vinculadas con el comercio exterior necesitan obtener insumos importados y, en consecuencia, un acceso fluido a los mercados de financiamiento.
Esto deberá ser ajustado por la autoridad monetaria en aras de evitar un mayor sesgo contractivo sobre la necesaria reactivación de la economía”, advierten Fracchia y Calveira.
Baja del consumo y suba de precios
Las compras con tarjeta de crédito en el exterior se descontarán del cupo de U$S 200 mensuales del dólar ahorro y la AFIP establecerá una retención del 35% de impuesto a las Ganancias para la compra de dólar ahorro y las compras de tarjeta en el exterior. Según los académicos, “en la práctica, esto se observa como una depreciación del peso respecto del dólar en un 35%.
Por lo tanto, la cotización efectiva del mercado minorista se eleva un 65%. Por otro lado, para las personas que no estén obligadas al pago anual del Impuesto a las Ganancias posiblemente ese 35% de retención constituirá una pérdida directa de ingreso disponible y, en consecuencia, menor consumo”.
“Tras esa decisión, el funcionamiento del mercado será similar al que regía hasta el último año de presidencia de Cristina Kirchner en el cual se aplicaba una retención a las compras de moneda extranjera y donde la brecha entre la cotización del mercado formal y el mercado informal, al cual se podía acceder libremente, se acentúa y afecta a las expectativas de las demás variables nominales como los precios de los bienes y servicios de la economía”, detallan.
“Una” en sentido correcto
Fracchia y Calveira señalan que una modificación más alentadora, se relaciona con las operaciones que en el mercado se denominan contado con liquidación. “La autoridad monetaria dispuso la eliminación de la posibilidad de que los agentes financieros no residentes realicen operaciones de liquidación de títulos por moneda extranjera. Esto a fin de regular la salida de divisas por el canal del mercado de capitales local, es decir, que los no residentes no podrán operar el dólar liquidando títulos.”
Agregan que “hay que notar que este escenario interno convive con un contexto internacional de exceso de liquidez internacional, dólares, dada la política monetaria expansiva de las principales economías con el objetivo de asistencia en la pandemia”.
“Sin dudas hay una demanda en el funcionamiento productivo de nuestro país para que se realicen las correcciones en el tipo de cambio. En efecto, las distorsiones de precios de la moneda afectan con una mayor intensidad a los principales exportadores (oferentes de divisas) dado que no solo tienen una retención sobre la venta de sus productos sino el tipo de cambio al que acceden no tiene en consideración estas modificaciones. Esto puede motivar postergación de exportaciones o subfacturación de las mismas, maniobras muy comunes en un esquema de tipo de cambio múltiple”, señalan los economistas.
Efectos adversos de recetas fallidas
“La perspectiva de imposición de mayores restricciones es de corto plazo y poco sustentable. Ante mayores restricciones, en el mediano plazo se produce una mayor necesidad de restricciones. Esto fue evidente en la administración de Cristina Kirchner luego del fuerte salto cambiario del año 2011 hasta el final de mandato”, advierten los economistas.
-“A su vez, nota cierta descoordinación con la política fiscal, pues el fuerte impulso monetario por necesidad de financiamiento fiscal es contrario a la estabilización del mercado cambiario, más aún en una economía de sesgo inflacionario”.
-“De acuerdo a la experiencia histórica, la medida es un factor de fomento de mayor desalineamiento del mercado cambiario. Si el objetivo es minimizar la brecha, es posible que los efectos sean los contrarios. En la mañana del día siguiente, las expectativas del mercado están en un alza del tipo de cambio informal lo cual es un deterioro mayor en la cotización formal”.
-“En lugar de anunciar una depreciación del peso acompañada por una gestión de estabilización del mercado monetario, esta depreciación encubierta del tipo de cambio mediante una retención impositiva y sin anunciar cómo se administrará el ordenamiento de la masa monetaria que se libera en el marco de la pandemia, tiene elementos potenciales de desestabilización derivados principalmente de las distorsiones de precios y descoordinación de la política económica.”
-“Sin duda, el salto del tipo de cambio que se está observando en el día posterior a los anuncios es una consecuencia negativa esperada y contraria a los objetivos de la política monetaria. No solo que la dolarización de activos está lejos de ser interrumpida, cualquiera sea la escala de los agentes, sino que las regulaciones acentúan ese comportamiento.”
-“Otra de las derivaciones negativas que se están observando, es el desempeño de los títulos privados en el mercado bursátil.
Con independencia del comportamiento de corto plazo del mercado de valores, la generación de un mayor espacio de volatilidad financiera es un elemento desalentador y restrictivo para ese canal de financiamiento. Ciertamente, las empresas que cotizan en bolsa ven un recorte de ese canal de flujos financieros a lo que se suma el aumento del riesgo país (costo del crédito). Todo esto se constituye en un canal de transmisión negativo para las empresas, sus hojas de balance y la posibilidad de decisiones de inversión.”