La geografía conjura la grandeza de Estados Unidos.

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Son los dones geográficos los que aseguran la ausencia casi total de competidores en la América septentrional, según una visión geopolítica que sigue intacta, a pesar de los contratiempos.

<p><strong>El otro parámetro</strong></p>
<p>China también afronta desajustes y frustraciones, si bien menos que Rusia. Su núcleo histórico es la cuenca del río Amarillo, en el norte de los territorios de la etnia han, una corriente nada fácil de navegar y proclive a vastas inundaciones. Sólo evitar hambrunas periódicas –en un país mayormente rural todavía- requiere altos niveles de planeamiento y gestión estatales. Debe recordarse que China no es ni será una democracia y sólo toma prestados elementos capitalistas en materia financiera y bursátil. <br />
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Volviendo a la geografía, el tercio meridional (ex reino sung) tiene clima subtropical y padece enfermedades endémicas que los del norte no resisten bien, como la fiebre aviar. Esto afecta el control político de Beijing sobre Nanjing. <br />
La geografía no ayuda. Existen otros ríos, pero no se interconectan con el Amarillo (Huangho), salvo en el tramo medio y por canales. Los mejores puertos están sobre las bocas del río Azul (Yangze), en el caso de Shanghai, o el Perla (Sijiang) para Hongkong-Macao y Guangzhou. Por el contrario el Amarillo no desemboca en puertos relevantes y ni siquiera en el mar homónimo. Esto entraña, para Beijing, el peligro de movimientos secesionistas (Tibet) o autonomistas (Xijiang, Yünnan). <br />
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Con ese tipo de complicaciones y el triple juego Beijing-Nanjing-Tibet, reaflora el secular problema chino: mantener unido un territorio de 9.500.000 km2 que habla cuatro dialectos básicos, ininteligibles entre sí, salvo en su forma escrita: los logogramas (kanji). El gobierno central encara continuamente masivos y costosos programas de desarrollo infraestructural para frenar los impulsos centrífugos. Por ejempo, el canal que une los ríos Huangho y Yangze o la gigantesca presa hidroeléctrica de Tres Gargantas. <br />
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Fuera de esa escala, Beijing debe también ofrecer incentivos económicos para que Xinjiang, Mongolia interior, Tibet y el sur (Nanjing) deseen seguir integrando la Gran China. Cabe recordar que la figura es muy reciente en términos sínicos: creada por los Ming (1366), fue consolidada por los Chin (manchúes, en 1644).</p>
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<p><em>Es cierto que existen en el mundo moderno muchas fuerzas capaces de perturbar diversos aspectos del modelo norteamericano. Sin embargo, no comprometen sus ventajas geogr&aacute;ficas.</em></p>
<p>Para Peter Zeihan, de (&ldquo;<em>Strategic Forecasting</em>&rdquo;, bolet&iacute;n allegado a la CIA), &ldquo;que esta recesi&oacute;n sea la peor en 70 a&ntilde;os de historia norteamericana es una de tantas ideas err&oacute;neas&rdquo;. Parece que las calificadoras Standard &amp; Poor&rsquo;s y Moody&rsquo;s piensan igual. <br />
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El analista se apoya en algunos n&uacute;meros. &ldquo;En verdad &ndash;sostiene-, la recesi&oacute;n, en mayo, s&oacute;lo supera las de 1982 en adelante, no las de 1933/6 o 1958/9&rdquo;. Eso s&iacute;, la crisis sist&eacute;mica occidental &ldquo;en efecto se origin&oacute; en Estados Unidos. Pero su econom&iacute;a es m&aacute;s estable, durable y flexible que otras, gracias a la geograf&iacute;a&rdquo;. <br />
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En esta visi&oacute;n casi rom&aacute;ntica, el rasgo clave no es s&oacute;lo la extensi&oacute;n del pa&iacute;s, sino sus tierras arables. Rusia y China &ndash;par&aacute;metros de Zeihan-, son m&aacute;s grandes en superficie, pero su mayor parte no es apta para cultivar, habitar o desarrollar. A la inversa, el medio oeste norteamericano constituye la principal &aacute;rea continua de tierras arables, a&uacute;n excluyendo zonas m&aacute;s peque&ntilde;as en las costas este y oeste. <br />
Luego aparece el sistema de transportes por agua. El Mississippi, conectado a los r&iacute;os Missouri, Rojo, Ohio y Tenesee, forma una de las mayores redes navegables mundiales. Por su parte, las bah&iacute;as de San Francisco, Chesapeake o Long Island-Nueva York son tres de los m&aacute;ximos puertos naturales del planeta (aunque est&eacute;n muy contaminados). Las cadenas de cayos e islotes, entre Mobile (Alabama) y Brownsville (Texas) son escudos contra las tormentas en el golfo de M&eacute;xico.<br />
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Las implicaciones de esos datos son hondas. Donde muchos pa&iacute;ses deben hacerse de capitales para construir rutas, puertos o ferrocarriles, EE.UU. dispone de &ldquo;sistemas casi perfectos. As&iacute;, sus capitales p&uacute;blicos o privados quedan libres para otros usos, por lo cual EE.UU. est&aacute; condenado a ser rico&rdquo;, afirma el experto parafraseando al franc&eacute;s Alexis de Tocqueville.<br />
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Esos dones geogr&aacute;ficos aseguran la ausencia casi total de competidores en la Am&eacute;rica septentrional. Al norte, Canad&aacute; es mucho m&aacute;s fr&iacute;o y monta&ntilde;oso. Su &uacute;nica red navegable con acceso al mar (grandes lagos- estuario del San Lorenzo) est&aacute; compartida con EE.UU., por lo cual a menudo las provincias meridionales encuentran m&aacute;s ventajoso integrarse con el poderoso vecino que con sus vecinas al noreste o el oeste.<br />
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En lo tocante a M&eacute;xico, contiene s&oacute;lo peque&ntilde;as superficies arables separadas por monta&ntilde;as, desiertos y junglas. Dejando de lado el problema com&uacute;n a Hspanoam&eacute;rica, la colonizaci&oacute;n espa&ntilde;ola, gran parte del territorio es demasiado &aacute;rido, pluvial o abrupto. Adem&aacute;s, carece de redes fluviales y buenos puertos mar&iacute;timos.<br />
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<p>Rusia tampoco tiene buenos puertos en aguas templadas. Existen largos ríos, pero no interconectados como el sistema del Mississippi (gracias a una creación keynesiana, las represas del Tenesee, no justamente fruto del libre mercado). Los ríos rusos fluyen hacia el norte al mar Ártico, inepto para nada fuera de explotar hidrocarburos, punto débil de Estados Unidos. <br /><br />La excepción es el sistema Don-Volga, compartido con Ucrania y clave para Rusia occidental. Pero el mayor de sus componentes desemboca en un mar cerrado, el Caspio, cuyo delta se congela en invierno junto con sus afluentes. Por otra parte, es una cuenca cerrada, muy afectada por las operaciones petroleras, y compartida por otros cinco países ribereños. Desarrollar esos territorios tan duros, aun en los mínimos, exige grandes inversores, sólo para abrir canales, construir rutas y tender ferrocarriles.<br /><br />Rusia carece casi completamente de límites naturales, pues ocupa gran parte de una inmensa planicie que va del Pacífico al Atlántico. Hace siglos, los invasores mongoles llegaron a Ucrania y el centro de Polonia. “Todavía las estepas rusas penetran en China, Caucasia y Asia central. Ello obliga a Moscú a desplegar sus fuerzas armadas en todos los frentes salvo el Ártico, política que absorbe capitales y recursos necesarios para desarrollar el país más grande del planeta”. <br /><br />Problemas endémicos inducen al planeamiento centralizado (tabú para Zeihan) para alcanzar o preservar un mínimo de seguridad y estabilidad geopolítica. Una de las consecuencias determina ineficiencia económica y déficit en demanda interna, especialmente en rubros de uso o consumo final. Pero, “como los capitales suelen destinarse taxativamente a ciertos sectores, su gestión forzosa suele lograr mejores resultados que el modelo norteamericano de mercado libre”.<br /><br />Naturalmente, “esos éxitos se limitan por lógica a las áreas donde el estado pone atención. En el resto de la economía, la ausencia de énfasis resulta en atrofia, hipertrofia o actividades en negro. Esto es particularmente cierto en un país donde la élite gobernante abarca apenas un puñado de burócratas y magnates, lo cual limita hacer planes, lanzarlos y supervisarlos. Obviamente, errores y omisiones en la ejecución son de inmediato magnificados y pueden ser catastróficos”</p><p> </p>

<p>Con la geografía obrando contra Canadá y México –aquí viene la geopolítica del Pentágono-, Estados Unidos no precisa un amplio despliegue de fuerzas armadas sobre sus fronteras. Las del norte están abiertas, al menos desde el fin de la Prohibición (1933) o las deserciones para no ir a Vietnam (1975). En el sur, el problema es policial, no todavía militar, y se centra en inmigrantes ilegales (aunque el auge de narcotráfico esté gestando una crisis sobre las fronteras mexicanas). <br /><br />En tanto “Canadá y México no involucran grandes amenazas, el sistema de transportes norteamericano permite el lujo de movilizar pequeñas fuerzas para afrontar eventuales problemas. No hace falta –subraya Zeihan- concentrar efectivos en áreas fronterizas y, por ende, eso también ayuda a destinar recursos a otros menesteres.<br /><br />En conjunto, esos tres factores tienen una implicancia negativa: Washington tiende a no meterse y dejar en manos privadas o locales cuestiones de gestión económica. A sus ojos, la geografía desecha problemas endémicos (salvo algún virus mutante, como ocurrre hoy).</p><p><strong>Un particular capitalismo</strong></p><p>Por supuesto, el capitalismo angosajón y su laissez faire tienen sus fallas y, por otro lado, se halla en vías de extinción, excepto en EE.UU. y Gran Bretaña, su único aliado militar firme. “Eso se debe a que la desigualdad social, sus efectos indeseables y la proclividad a burbujas especulativas que generan recesiones al estallar. No obstante, nuestro país ha salido de cada crisis –tras la guerra civil y la reconstrucción- más fuerte que antes. Igual sucederá con la crisis en curso”, supone Zeihan. <br /><br />Por cierto, existen en el mundo moderno muchas fuerzas capaces de perturbar diversos aspectos del modelo norteamericano. Sin embargo, no comprometen sus ventajas geográficas.<br /><br />Entonces ¿se halla el gigante en recesión? “por supuesto, pero ¿será para siempre? No. Mientras esas ventajas subsistan intactas, resulta paranoico imagina otro futuro que una expansión económica renovada y de largo aliento”. Claro, el Grupo de los 20 y otras entidades no creen lo mismo.<br /><br />Sin duda, en términos geoeconómicos, la Unión mantiene amplias ventajas sobre los dos modelos que el analista usa de comparación, Rusia y China, dos obsesiones para “StratFor”. La primera es lo opuesto a EE.UU.: sus estepas llegan a lo profundo de Eurasia y las condiciones climáticas son mucho más hostiles para habitantes, agricultura y ganadería. Sobre todo en relación con el medio oeste norteamericano. Aun en lapsos de buenas cosechas, Moscú no posee redes fluviales horizontales para transportar productos fácilmente. <br /><br /> </p>

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