<p>Por vez primera en el mundo, una lejana hija de Safo (era de otra isla, Lesbos) gobernaría un país de viejas raíces democráticas. Anteriores inclusive a la Carta Magna inglesa de 1216. Al jurar, la flanqueará su pareja, la periodista Jonina Leosdottir.</p>
<p>A los 66 años, Sigurdardottir ya era popular antes de ocupar la jefatura del gobierno y la gente la llamaba cariñosamente “Santa Juana”. Además, tiene dos hijos y nietos provenientes de un viejo matrimonio hétero. En las encuestas, la veterana dirigente política obtiene 73% de aprobación.</p>
<p>Por otra parte, es la primera mujer que ocupa el cargo en la historia de esta remota isla circumpolar antiguamente llamada última Tule. Con 103.000 km2, supera a Irlanda (unos 95.000), pero cuenta con apenas 300.000 habitantes, un tercio en la capital, Reykiavik.<br />
Algunas radios locales y escandinavas sostienen que, también, es la primera cabeza de gobierno explícitamente homosexual en el planeta. Pero otro rasgo de originalidad islandesa es mucho menos positivo: un “modelo corralito” que llegó bastante más lejos que su precedente argentino. El primer ministro renunciante, Ossur Skarphedinsson, la propuso este miércoles. <br />
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Islandia, una inagotable fuente de sorpresas
Primero, un modelo de corralito que canibalizó la otrora poderosa banca británica. Segundo, tras la caída del gabinete, puede asumir como primera ministra Johanna Sigurdardottir, lesbiana declarada y adorada por la gente.