<p>Blair Sheppard, decano de la Escuela de negocios Fuqua en la Duke University, explica que debe cambiar la educación gerencial porque cambió el mundo.</p>
<p>Y también cambiaron las expectativas de los estudiantes en los MBA. <br />
Sheppard, decano de la escuela de negocios Fuqua en Duke University, es un testigo directo de esta conjunción de fuerzas – expectativas cambiantes de los estudiantes, diferentes escenarios en los negocios globales, y nuevos temas para incluir en el curriculum de las universidades – y es poseedor de una perspectiva única sobre lo que todo esto significa para las instituciones educativas y para los estudiantes. Sheppard habló en Nueva York con Allen Webb, de McKinsey Quarterly sobre los cursos de MBA después de la crisis financiera, y el rumbo que según él está tomando la educación empresarial.<br />
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– ¿Cómo es actualmente el clima en una clase comparado, digamos, con dos años atrás? ¿Ve usted grandes cambios en la actitud de los alumnos y en sus expectativas sobre lo que esperan obtener de su educación?<br />
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– Veo un cambio profundo en muchos frentes, no sólo en la clase. Primero, en los últimos cinco años el número de personas que quiere profundizar en el sector público o en emprendimientos sociales en Fuqua ha subido casi veinte veces. Y este año dio otro salto. La cantidad de cosas que la gente está pensando sobre finanzas ha cambiado drásticamente. <br />
La gente ahora está pensando en cosas que años atrás no pasaban por su pensamiento: salud privada, finanzas estatales, financiamiento de crisis….<br />
En el aula se están viendo dos cambios bastante fundamentales. El primero es una preocupación por el contexto amplio junto con un deseo de comprender si la herramienta que se está usando va a servir en ese contexto. Antes no se pensaba en eso, se aprendía y punto. <br />
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<strong>- ¿A qué atribuye usted los cambios? ¿Qué proporción diría usted que corresponde a la crisis financiera y cuánto a las grandes tendencias que vienen circulando bajo la superficie desde hace algún tiempo?</strong><br />
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– Lo que viene desde hace tiempo es un replanteo por parte de los estudiantes de MBA con respecto a lo que buscan con el título empresarial. o por qué están en una escuela de negocios en primer lugar. Pienso que eso tiene que ver con efectos generacionales, con que ahora tenemos personas diferentes. <br />
Ahora hay mucha gente desilusionada con las instituciones que se está preguntando cómo hacer para componerlas. Es una actitud mucho más madura, mucho más sofisticada que la de la generación en que yo crecí. <br />
Y eso es así, en parte, porque vieron que nuestra respuesta fracasó. Hay un mayor respeto por las instituciones y también un reconocimiento de todas sus falibilidades. Eso viene ocurriendo desde hace algún tiempo, pero creo que se aceleró. Lo que ocurrió en los últimos dos años simplemente lo profundizó. <br />
Además, los estudiantes de hoy, creo, intentan reunir dos premisas. Una es que, sí, quieren ser ricos en esta vida, pero también quieren dejar alguna marca en el mundo, algo importante. Esta generación de estudiantes tiene esa preocupación. </p>
<p><strong>- ¿Las escuelas de negocios pueden satisfacer las expectativas de esta nueva estirpe de estudiantes?</strong><br />
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– Estructurados como estamos en este momento, no creo que podamos. Lo que los estudiantes están pidiendo es calidad interescolástica, no sólo calidad interdisciplinaria, o sea coordinación entre, por ejemplo, la escuela de ciencia política con la de negocios. Que la escuela de derecho se funda de alguna forma con la escuela de negocios, para que extraiga todos los conocimientos de ambas que se combinan en la realidad circundante. Así se expande la caja de herramientas, y las perspectivas. <br />
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<strong>- Dígame algo más sobre esta distinción que hace entre lo interdisciplinario lo interescolástico.</strong><br />
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– Las escuelas de negocios son interdisciplinarias: tenemos psicologistas, matemáticos y economistas además de los especialistas en temas gerenciales. Hemos sido interdisciplinarios durante mucho tiempo. Pero todo estuvo siempre dentro del contexto de la empresa comercial. Ahora bien, si pensamos que tenemos que preparar futuros líderes de bancos nos tenemos que preguntar si necesitan más un título en ciencia política o un título en <em>management</em>. <br />
La limitación es que estamos estructurados para que nuestro método interdisciplinario se encuentre dentro de un estrecho contexto de las experiencias que necesitan tener. La otra escuela, la de ciencia política, también es interdisciplinaria, pero en realidad todo en ella está orientado a cómo hacer política. <br />
A mí me parece ridículo que los estudiantes que se gradúan en <em>business </em>o en derecho tengan profesores que enseñan áreas similares y que no se han visto nunca. Lo mismo vale para medio ambiente, salud o ingeniería. Lo que los estudiantes nos están diciendo hoy es, “Queremos acceder a la experiencia acumulada.” Ante eso, tenemos decanos diferentes, estructuras de incentivos diferentes y hasta programas diferentes. <br />
Permítame poner un ejemplo extraído de la escuela ambiental de Duke University. Hasta el momento en que asumió el nuevo decano, apenas 7% de los egresados iba a parar al sector privado. Eso equivale a decir que prácticamente ninguno de nuestros estudiantes fue al sector privado relacionado con medio ambiente. Entonces estábamos creando dos grupos: uno formado por personas que odiaban los negocios, no los comprendía y hacía lo imposible por limitar ese motor dinámico de la sociedad y otro formado por empresarios totalmente indiferentes de todo aquello que importaba al primero.<br />
Eso no es preparar al estudiante para necesidades futuras. En realidad necesitamos muchachos y chicas que hayan pasado una tonelada de tiempo en el ambiente escolar y una tonelada de tiempo en las empresas, que se sientan a gusto yendo y viniendo entre un trabajo político y un trabajo en el sector privado, o entre una ONG y una empresa, para así lograr esa convergencia de respuestas ante los desafíos ambientales que tenemos. Eso es un problema interescolástico y yo no veo que ninguna universidad lo esté resolviendo bien.<br />
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<strong>- ¿Pero cuál sería la respuesta? ¿Tal vez una nueva carrera que reúna diferentes facultades? ¿Sería tener más carreras con listas cruzadas? ¿Cómo se implementa eso que describe?</strong><br />
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– Creo que tiene que ocurrir en varios niveles. Primero que nada, tiene que ocurrir a nivel intelectual, o sea que la facultad en cada escuela debe conocer mejor a las demás. Los grandes problemas deberían ser trabajados por varias facultades que cruzan fronteras formando una especie de tejido intersticial. Segundo: hay que pensar en carreras integradas, carreras conjuntas que reúnan escuelas diferentes. Hay muchos problemas acosando al mundo que van a tener que vivir nuestros estudiantes y no los estamos preparando bien. Claro que es muy difícil, pero no hay alternativa. <br />
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<strong>- Los otros grandes protagonistas e interesados en las escuelas de negocios son los reclutadores. ¿Cómo se sienten con respecto a los desafíos que usted está describiendo y el nuevo tipo de estudiante que se podría producir en el futuro?</strong><br />
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– Ellos piden dos cosas. Primero que los conocimientos que adquieren sean más relevantes porque no pueden darse el lujo de costearles el entrenamiento. Entonces, los quieren no sólo conceptualmente capaces y disponibles en forma inmediata. En segundo lugar, quieren “líderes humildes”. <br />
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<strong>- Tomemos el segundo punto: humildad y liderazgo. ¿Cómo se mejora el juego en esas dimensiones?</strong><br />
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– Hay muchas escuelas que producen líderes que se sienten CEO desde el día en que se gradúan. Esa gente casi nunca es buena para trabajar en equipo. Y los problemas que acosan hoy a las empresas están exigiendo personas que trabajen bien en grupo. <br />
Creo que hay tres principios. El primero es, uno tiene que dejar que los alumnos manejen la escuela. Si no se les da la oportunidad de cometer errores mientras estamos trabajando con ellos y asumir posiciones de liderazgo como para que vean las consecuencias de sus decisiones aunque esas consecuencias no sean amenazadoras, ellos no van a adquirir verdadera práctica. <br />
Segundo: tenemos que trabajar con la actual generación de estudiantes. Por ejemplo, dejar que los alumnos de segundo año sepan que una parte de su responsabilidad es desarrollar las capacidades de los de primer año ahora, que una escuela le exija a alguien que le pague una cuota muy alta para que luego tenga que manejar la escuela y enseñarle a otros estudiantes, es realmente muy extraño, pero yo creo que es lo que tenemos que hacer. <br />
El tercer principio es que tenemos que explicar esa intención en el curriculum. Así, a mi juicio, podríamos reconciliar paradojas. <br />
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<strong>- ¿Cómo ve el futuro entonces? </strong><br />
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En primer lugar, vamos a ver más variedad de productos: programas preexperiencia, programas con dos años afuera, con 15 años afuera. Las escuelas serán menos homogéneas. La segunda cosa que vamos a ver es el surgimiento de muy buenas escuelas en lugares fuera de Estados Unidos y Europa occidental. Vamos a discriminar mejor entre escuelas grandes y escuelas buenas. La brecha va a crecer. <br />
Nosotros, como escuela, vamos a tener que mejorar drásticamente. Eso quiere decir incorporar un conjunto más amplio de intereses escolásticos pues debemos producir líderes, no sólo buenos estudiantes de negocios. <br />
Tenemos que hacer todo eso y ser tan buenos o mejores en la enseñanza de las habilidades comerciales básicas como siempre pero con una cartera más amplia de habilidades. <br />
Lo que es aterrador es que no sé cómo hacer eso en dos años. No sé cómo hacer eso con el mismo número de facultades que tenemos ahora. Pero tendrá que bastar.</p>