<p>“Al cumplirse el cuarto año de la crisis sistémica occidental, se torna más claro que el pacto político y económico de la posguerra se halla en plena licuación. Ya no cabe –apunta el ensayista- preguntarse cuándo la sociedad de estados nacionales volverá a la normalidad. Eso ya no sucederá”.</p>
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<p>Tampoco puede determinarse cuándo terminará la crisis que ahora golpea a la Eurozona. Probablemente, esté destinada a durar decenios y le cambie la vida a la mayor parte de la población de modo más radical que el fin de la Guerra Fría o los atentados acaecidos en septiembre de 2001.<br />
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En los años posteriores a la Segunda guerra mundial, todo se inició con una ola de prosperidad, que empezó a agotarse en los sesenta años posteriores a 1971 (fin del patrón oro). Como señalaba Wolfgang Streeck (director gerente del instituto Max Planck), “la desaceleración del crecimiento ha sumido al sistema capitalista de cuño anglosajón en una serie de crisis. Entre ellas, la inflación sistémica, y su efecto principal, el desempleo estructural”.<br />
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Haslett coincide y va más allá. “Hacia fines de la década –afirma-, se habrá superado la inflación de los setenta y los gobiernos continuarán imprimiendo moneda para estimular el consumo y sofrenar la desocupación. Pero, entonces, esa misma inflación habrá estrangulado las inversiones, lo cual fomentará más desempleo”.<br />
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Durante las décadas 1981/90, 1991/2000 y 2001/10, las potencias centrales fueron desregulando el negocio financiero, es decir la clave de la especulación. En particular, Washington y su satélite Londres han dado carta blanca a bancos privados, bancas de inversión y fondos de cobertura (derivados) para crear complejos instrumentos de gestión.<br />
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En síntesis, “los propios gobiernos han dejado de ser soberanos y permiten que el sistema financiero privado endeude cada año más a los contribuyentes. Irónicamente, éstos acabarán descubriendo una triste realidad: la democracia habrá quedado como rehén del negocio financiero privado.</p>
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Especulación financiera, ¿fin de la democracia?
Adam Haslett ofrece una lectura anticonvencional de un viejo problema, el estado nación, y su lucha secular contra los mercados especulativos. Lo hace en Union Atlantic”, libro publicado semanas atrás y todavía sin traducción castellana.