<p>No es fácil formular juicios prospectivos: la gente y la tecnología siempre nos van a sorprender. Sin embargo, creo que en la próxima década los mercados energéticos argentinos estarán a la vanguardia de los sectores de la economía real. Vendrán los mercados <i>spot</i> y de futuros, descubriremos nuevas reservas, estaremos definitivamente integrados en el Mercosur y la Argentina del conocimiento nos gratificará con algunas investigaciones en el dominio de la energía nuclear y de las energías renovables.</p>
<p>Nuestra abundancia energética deberá traducirse en una ventaja competitiva al servicio de la estrategia productiva del país. Competencia, productividad, nuevos mercados, nuevas tecnologías. Esta es la lógica de los mercados dinámicos y competitivos. Nos preocupa la competencia de los mercados energéticos en el corto plazo para poder pensar estratégicamente en los desafíos de mediano y largo plazo. A mayor eficiencia de asignación en el presente, más capacidad de interactuar con una visión estratégica en el futuro.</p>
<p>La competencia influye en los precios y no afecta negativamente la calidad. Por el contrario: el que compite en mercados formales e institucionalizados compite en precios y calidad. La respuesta a la competencia leal, transparente y abierta nunca ha sido la desinversión y la degradación de los estándares de calidad que, por el contrario, fueron consecuencia de posiciones cristalizadas de mercado, de abusos de protección y de la existencia de barreras que hacen a los mercados no desafiables.</p>
<p>Para ello es condición necesaria la internacionalización de nuestros mercados. Particularmente en el sector de combustibles, la internacionalización será completa cuando se consolide un mercado mayorista formal que provea a redes y bocas de expendio independientes de las refinadoras. Cuando ese mercado exista, vamos a dejar de discutir precios de los combustibles locales con relación a sus referencias internacionales, porque habrá un precio mayorista de referencia para las operaciones diarias e incluso operaciones de futuro.</p>
<p>La internacionalización del mercado local y la presencia de una red de comercialización mayorista que permita el abastecimiento seguro, transparente y formal de bocas de expendio independientes ­estaciones blancas, hipermercados­ ya estará asegurada en el 2010. Trabajamos en el presente con ese objetivo.</p>
<p>Hoy se realizan relevamientos sobre la logística asociada al comercio de combustibles y se explora, con el sector privado, la factibilidad de obras de infraestructura como almacenamiento portuario de combustibles e instalación de una terminal en el Río de la Plata con acceso abierto a terceros. Se continuará preservando el GNC como combustible promocionado por sus ventajas ambientales, y cuando la situación fiscal lo permita, se reducirá la brecha entre la imposición a las naftas y el <i>gasoil</i>, para no seguir alentando una demanda deformada de combustibles.</p>
<p>La interrelación entre el mercado eléctrico y el mercado gasífero a través de la tecnología de los ciclos combinados va a permitir, dentro de las reglas de juego, avanzar en la consolidación de un mercado <i>spot</i> de gas natural. Las potencialidades de las empresas asentadas en Bolivia de irrumpir como actores en el mercado local, la automatización del régimen de exportaciones de gas natural de la Argentina y la mayor flexibilidad en los mecanismos de acceso abierto al transporte y a las redes gasíferas también introducirán más competencia en el mercado del gas natural.</p>
<p><b><i>Integración y actualización tecnológica</i></b></p>
<p>La demanda del sistema económico a los mercados energéticos argentinos para el mediano plazo es la integración regional. El mercado común de la energía en el Cono Sur obliga a discutir ya con nuestros socios de la región una agenda de convergencia regulatoria que incluya especificaciones técnicas de productos, interconexiones y acceso abierto a los sistemas regionales para concluir en la conformación de una canasta de energéticos cuyos precios reflejen los costos económicos. El Mercosur de energéticos no se va a generar espontáneamente. Es un objetivo estratégico que requiere el trabajo mancomunado de funcionarios y empresarios.</p>
<p>Cuando cumpla su bicentenario, la Argentina estará exportando energía a la región e importando energía de la región. También exportará energéticos a los mercados mundiales (pienso en petróleo y productos refinados de petróleo así como en las posibilidades que se abren al gas natural licuado). Para aprovechar las oportunidades de negocios que seguirán abriéndose en la región y en el mundo, hay que intensificar la exploración y desarrollo de los recursos fósiles y viabilizar los proyectos que la inversión privada encare en el campo de las energías renovables.</p>
<p>La demanda de largo plazo del sistema económico a los mercados energéticos de la Argentina es una estrategia de adaptación a los cambios que impondrá la revolución tecnológica en curso. La energía siempre estuvo asociada a las revoluciones productivas en la historia de la humanidad. Cuando la energía animal reforzó la energía humana se produjo la revolución agrícola. Cuando la energía mecánica aportó autonomía y autopropulsión irrumpió la revolución industrial. La energía de la revolución cibernética va a tener que agregar, a los atributos que ya ofrecieron la energía animal y mecánica, la condición de limpieza ambiental. La obsesión no es más la escasez de combustibles fósiles, sino la contaminación que producen.</p>
<p>El largo plazo presupone una estrategia. Los problemas de la coyuntura no nos deben distraer del pensamiento estratégico. Si los mercados no funcionan competitivamente y empieza a cuestionarse su eficiencia asignativa podemos quedar atrapados en el peor de los mundos: aquel donde las fallas del mercado tienen como correlato un estado ineficaz y miope. En ese mundo, el Estado cree que el mercado resuelve el rumbo estratégico, y el mercado cree que el Estado decide quién compite.</p>
<p>El largo plazo obliga a plantearnos con qué oferta energética abordaremos las demandas de un planeta compelido a internalizar los costos sociales de la combustión fósil. Debemos aprovechar y convertir en ventaja competitiva la generación y venta de derechos de contaminación en un mundo en el que los países más industrializados serán grandes deudores. Tenemos que asociar la promoción actual de ciertas energías renovables, como la eólica, con la economía de proyectos de generación de hidrógeno, combustible que en las próximas décadas puede jaquear el dominio de los refinados petroleros en su bastión hasta ahora inexpugnable: el automotor.</p>
<p>A pesar de que en el año 2010 la oferta de recursos energéticos superará cómodamente la demanda, la dilapidación de energías provenientes de fuentes no renovables nunca resultará gratuita. Con el apoyo de los sectores especializados, el Estado deberá encarar la tarea fundamental de divulgar en la población una conciencia de uso racional de la energía.</p>
<p><i>Daniel G. Montamat es Secretario de Energía de la Nación.</i></p>
Energía para el futuro
En la próxima década los mercados energéticos argentinos estarán a la vanguardia de los sectores de la economía real. Vendrán los mercados spot y de futuros, descubriremos nuevas reservas, estaremos definitivamente integrados en el Mercosur y la Argentina del conocimiento nos gratificará con algunas investigaciones en el dominio de la energía nuclear y de las energías renovables.
Por Daniel G. Montamat.