<p>En efecto, la comisión de Naciones Unidas sobre comercio y desarrollo (en inglés, Unctad) produjo hace algunas semanas la revisión anual para 2010. Su escueto panorama general profundiza posiciones del informe 2009, desde su acostumbrado punto de vista estructural en la tradición de quien la fundara en 1948, Raúl Prébisch.<br />
<br />
“Sigue frágil la reactivación en los países centrales, tras lo que se considera la peor crisis sistémica –o sea, económica y financiera- desde los años treinta. En varios casos, el abandono prematuro de políticas macroeconómicas, para estimular la demanda y reducir el déficit presupuestario, puede frenar una reacción incipiente. Es preciso, entonces, continuar con medidas fiscales expansivas para evitar una espiral deflacionaria y ulteriores aumentos del desempleo”.<br />
<br />
A criterio de la UNCTAD, “es cada día más claro que no todos los países pueden apoyarse en las exportaciones para promover crecimiento y ocupación”. Al contrario, “deben prestar atención al fortalecimiento de la demanda interna. Esto es especialmente cierto en la actualidad, porque no es probable que algún otro país o grupo de ellos pueda desempeñar el papel que antes cumplía Estados Unidos como motor de expansión mundial”.<br />
En semejante situación, este documento recomienda “cambiar enfoques y optar por crecer impulsándose en los mercados locales. Tanto en las economías centrales cuanto, mucho más, en las emergentes que poseen grandes excedentes en cuenta corriente y un potencial productivo subutilizado”. Eso es clave para “no reincidir en desequilibrios similares a los que provocaron las crisis financiera occidental (2007/09) y el sobre-endeudamiento europeo (desde este año)”. Pero estas políticas “son también relevantes para países en desarrollo, que dependen hoy en gran medida de la demanda externa para expandirse y crear empleo en contextos de alto crecimiento vegetativo”.<br />
Por cierto, coinciden la comisión y el grupo de los 20, “el desempleo es el problema sociopolítico y económico más acuciante del momento. Entre otras cosas, porque se halla estrechamente ligado a la pobreza, endémica en países subdesarrollados y muchos en desarrollo. Las secuelas de ambas crisis occidentales han empeorado la situación en los mercados laborales, ya estancados antes del colapso de malas hipotecas en 2006”.<br />
<br />
Desde 2008, la relación mundial empleo/población activa registra fuerte descenso y muchas economías de variadas dimensiones “padecen las mayores tasas de desocupación en los últimos cuarenta años. Por consiguiente, la creación o recreación de empleo tiene que ser prioritaria en política económica. En este marco, es indispensable –afirma la comisión- reforzar políticas o medidas macroeconómicas, fundamentalmente en países en desarrollo y subdesarrollados”. Pero también existen problemas de ese tipo en EE.UU, y parte de la Unión Europea.<br />
<br />
“La experiencia y la teoría enseñan que, para aplicar estrategias de crecimiento sostenibles, debe tenerse en cuenta la demanda interna mucho más de lo hecho durante los pasados treinta años”, o sea desde que el ofertismo se adueñó de la economía norteamericana. Sin duda, “la multiplicación de puestos laborales debe resultar de un círculo virtuoso, donde la elevada inversión de capital diera lugar a un incremento más rápido de la productividad. Ello generaría aumentos salariales que, a su vez, impulsasen la demanda real”. No es, claro, la receta que el Fondo Monetario Internacional sigue recomendando –por boca de John Lipsky- a países en problemas.</p>
{Economía mundial} El informe de la Unctad trasunta menos optimismo
Injustamente eclipsados por borrascosos e inútiles debates en otros foros (asamblea semestral FMI-Banco Mundial, grupos de los 7 o los 20), los análisis de la Unctad representan el mayor reducto neokeynesiano subsistente. Pero no son color de rosa.