El periodo que culmina con la Gran Depresión de 1930 asistió al nacimiento de los pronosticadores económicos, pioneros que buscaban usar las herramientas de la ciencia para predecir el futuro con el objetivo de lucrar con sus pronósticos. El libro que escribe Walter Friedman relata la vida y el trabajo de hombres que definieron esa primera ola de adivinos , hombres como Roger Babson, Irving Fisher, John Moody, C. J. Bullock, y Warren Persons. Todos competían entre sí para vender sus distintos métodos de predicción a inversores y empresas y prosperaron en los años que siguieron a la Primera guerra Mundial. Sin embargo, prácticamente ninguno vislumbró siquiera el devastador crac de 1929. Walter Friedman pinta magistralmente a los emprendedores que compartieron la idea de que el mundo de los números y la razón podían domesticar – o al menos avizorar – los irracionales giros del mercado. A pesar de sus fracasos, esta primera generación de analistas económicos ayudó a convertir la predicción de tendencias económicas en una actividad central del la economía. Explicaban la mecánica de los mercados financieros brindando una serie de estadísticas e información sobre firmas individuales. Formularon preguntas que todavía hoy siguen siendo relevantes. ¿Qué parte de la predicción es ciencia y qué parte es simple conjetura?¿qué motiva a la gente a comprar pronósticos? El libro de Friedman pone el acento en el elemento de riesgo y de incertidumbre que son inherentes al capitalismo mismo.
Ninguno logró prever ciclos económicos
Babson y Moody fueron los Michael Bloomberg de la primera mitad del siglo 20. Ellos convirtieron en negocios rentables la recolección, venta, distribución, análisis de datos económicos y financieros. Wesley Clair Mitchell fue uno de los fundadores y director del National Bureau of Economic Research, que sigue siendo una eminente institución; Irving Fisher (1867-1947) fue un prominente economista que, desde su cátedra en Yale, difundió conceptos que se usan hoy, como la ecuación de Fisher, la hipótesis de Fisher, la tasa de Fisher y elteorema de separabilidad de Fisher. Charles J. Bullock y Warren Persons hicieron lo mismo enb Harvard. El crac de la bolsa en 1929 y la subsiguiente Gran Depresión afecvtó negativamente a todos ellos. Arruinó financieramente a Fisher. A Babson le fue algo mejor, pero se alejó definitivamente del negocio de la predicción económica.
Dadas las dificultades y los errores fundamentales inherentes en la predicción económica que Friedman comienza a explorar en Fortune Tellers, está claro que hay problemas verdaderamente serios en la formulación de pronósticos sobre las interconexiones entre actividades económicas futuras, cambios inducidos por la tecnología, los efectos del impuesto al monóxido de carbono y las políticas de racionamiento y los posibles cambios climáticos que resulten.