Con o sin recesión, hay modelos económicos que ya no funcionan

Hace año y medio, Estados Unidos parecía la única víctima de una burbuja inmobiliaria pinchada y su consiguiente crisis financiera. Después, el desastre fue alcanzando a la Unión Europea. En cuanto a Japón, vive una recesión recurrente desde 1991.

25 noviembre, 2009

<p>El sistema anglosajón –que incluía a los holandeses- partía de una falacia: “los mercados libres son siempre eficientes y racionales” (Friedman, Robert Lucas). Este mito se hizo trizas junto con las economías que mandó a pique. Entonces, aparte de prevenir una licuación mayor de activos, el mundo (no sólo el grupo de los 20) deberá replantear el capitalismo y sus variantes más retrógradas. A diferencia de los años 30, cuando existían alternativas socialistas, comunistas o macrocíclicas, en la actualidad faltan opciones ideológicamente fuertes. El negocio financiero ha ido eliminando debates y cooptando académicos.<br />
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Poco a poco, empero, surge una especie de neokeynesianismo. Como las propuestas de John Maynard Keynes. (1883/1946) o del Nobel 1982 John Tobin (1910/2000), las nuevas iniciativas requiere mayor regulación –y tributación- internacionales sobre operaciones financieras, severo control de multinacionales y un desarrollo ambientalmente equilibrado, incluyendo derechos laborales. <br />
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En su momento, los acuerdos de Bretton Woods (1944), obra de Keynes luego destruida por la escuela de Chicago, produjeron casi treinta años de crecimiento socioeconómico. Esto acabó cuando EE.UU. abandona la convertibilidad oro-dólar y desregla los mercados financieros, bursátiles y de productos primarios. Poco después, estallan dos crisis petroleras (1973/4, 1979/81), pero casi nadie las asocia al mito globalizados anglosajón.<br />
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El modelo se cayó y debieran darse tres pasos para construir otro: regular en serio los mercados especulativos, corregir desequilibrios y armonizar políticas macro. En 2008 y 2009, varias cumbres del G-20 subrayaron la necesidad de un nuevo marco mundial. Pero hasta ahora no pasa casi nada y poco se han hecho para disciplinar paraísos fiscales y derivados.<br />
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Joseph Stiglitz (comisión de la ONU para reforma financiera) y Krugman proponen un programa más ambicioso. Es decir, que quienes han contaminado el sistema paguen por su limpieza y se creen mecanismos para liquidar bancos antes de que se hipertrofien.</p>

<p>Este a&ntilde;o y por vez primera en setenta, las econom&iacute;as centrales se contraer&aacute;n en t&eacute;rminos de producto bruto interno. En algunos sentidos, la crisis es internacional pero &iquest;existen remedios en esa escala? Economistas como Joseph Stiglitz (Nobel 2001) o Paul Krugman (2008) abrigan serias dudas. <br />
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El primer problema consiste en reimpulsar las econom&iacute;as golpeadas. Durante colapsos como el de bienes ra&iacute;ces japoneses (1991, aun no resuelto en otros planos) o la crisis cambiaria iniciada en el sudeste asi&aacute;tico (1997/8, que golpe&oacute; a Rusia, Turqu&iacute;a, Argentina, etc.), el crecimiento de Occidente permiti&oacute; una recuperaci&oacute;n bastante veloz. <br />
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Pero, en esta oportunidad, la proliferaci&oacute;n de derivativos &ndash;surgidos en 1971 al desaparecer la convertibilidad oro/d&oacute;lar- y una extrema desregulaci&oacute;n (pa&iacute;ses perif&eacute;ricos en los 90, luego Gran Breta&ntilde;a, Irlanda, Islandia, Europa oriental) expusieron a ahorristas, inversores y bancos a riesgos sist&eacute;micos graves. Seg&uacute;n el Banco Asi&aacute;tico de Desarrollo, por ejemplo, la contracci&oacute;n de activos financieros globales lleg&oacute; a US$ 50 billones en 2008, vale decir el PBI mundial del mismo a&ntilde;o. Con menos riqueza y el cr&eacute;dito congelado, los gastos personales o empresarios se redujeron, la gente perdi&oacute; empleo y los gobiernos recaudaron menos.<br />
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Si bien la banca en algunas partes de Asia hab&iacute;a eludido los inescrutables instrumentos especulativos creados por la codicia anglosajona (como los pases de cr&eacute;ditos insolventes), sus econom&iacute;as dependen bastante de exportaciones al oeste. Los bancos centrales de China, Jap&oacute;n, Surcorea y Formosa financiaban (financian) la econom&iacute;a estadounidense, adicta al endeudamiento por falta de ahorro interno, como modo de protegerse de una crisis monetaria como la de 1997/8 o de sostener estrategias orientadas a la exportaci&oacute;n. <br />
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Tasas referenciales cerca de cero en EE.UU. y Jap&oacute;n, gente demasiado endeudada para seguir gastando alegremente e inestable demanda internacional de materias primas hacen una combinaci&oacute;n letal. La onza de oro a m&aacute;s de U$ 1.165 es un se&ntilde;al clara. Los gobiernos deben pues fomentar d&eacute;ficit para financiar proyectos, generar trabajo y permitir que la poblaci&oacute;n vuelva a comprar. <br />
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<p>Por eso, Washington, apoyado por el sindicalismo mundial, ha pedido dos veces al grupo de los 20 elevar gastos y déficit. Cuanto más coordinada sea la respuesta, menor peligro habrá de recaer en soluciones nacionales o estrategias excluyentes. Por ejemplo, el “grupo de dos” conformado a fin de julio por China y EE.UU. que poco le sirvió a Barack Obama en su gira de este mes por Oriente. <br /><br />El Fondo Monetario Internacional ha propuesto a los países miembros destinar 2% de cada PBI a planes de estímulo. Pero, hasta mediados de año, las economías prósperas han asignado en promedio apenas 1,3%, menos que las emergentes, señala la Organización Internacional de Trabajo. Otra fuente indica que EE.UU. aportará 2,7%, China 3,6% y Japón 2%, pero los trece socios mayores de la Unión Europea no pasarán de 0,8%. O sea, casi nada.</p><p>Muchos países necesitan asistencia del FMI. Sin embargo, su burocracia técnica insiste en imponer condiciones que actúan como contraestímulos. Entre ellas, recortes presupuestarios y salariales, despidos, menor gasto social y alza de tasas –ingredientes del consenso de Washington, 1989-, similares a las que desataron la violencia en Indonesia (1997/2000). <br /><br />Nada funcionará bien en tanto el sector financiero norteamericano no se ponga en orden. El plan de estímulos de Timothy Geithner (secretario del Tesoro), orientado a promover inversión privada “es una gran desilusión”, ha dicho Krugman. “Si efectivamente funcionase, lo haría con lentitud, sin transparencia, expuesto a abusos y podría resultarles a los contribuyentes más caro que cerrar o estatizar bancos insolventes”. <br /><br />No obstante, la crisis ya cumplió su obra, al demostrar que el modelo anglosajón de capitalismo (basado en el monetarismo neoclásico de Milton Friedman) está agotado. Lo admiten hasta sus defensores. “Se vino abajo otro dios trivial”, sostiene nadie menos que el Financial Times, aludiendo al modelo de mercados sin contralor, promovido por Margaret Thatcher y Ronald Reagan en los años 80. Ahora, alguien como Jack Welch (ex General Electric) reniega de una frase suya –“las empresas deben dedicarse a promover dividendos para los accionistas”- y la califica como “la idea más idiota del mundo”. <br /> </p>

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