<p>En realidad, esta movida y otras reflejan una necesidad objetiva: colocar los excedentes financieros de una economía cuyo producto bruto interno superará 7,8% este año y 9% en 2001. Pero ello también implica buscar recursos naturales no renovables. En el caso de Nigeria, el conjunto de inversiones propuestas oscila entre US$ 40.000 y 50.000 millones (esta segunda cifra proviene del Financial Times).</p>
<p>El alfil es China National Offshore Oil Corporation, la ya célebre CNOOC y ariete de las “hermanas estatales”. Los chinos “ofrecen bastante más que los contratistas actuales y esta clase de competencia nos encanta”, señala Tanimu Yakubu, asesor del presidente Umaru Yar’Adua. Si el asunto marcha, Beijing se asegurará 6.000 millones de barriles, casi un sexto de las reservas nigerianas.</p>
<p>Por supuesto, el régimen de Abuja no desea enajerarse a las compañías occidentales, en especial las de Estados Unidos, su principal cliente. Pero China, por ejemplo, no objeta la corrupción sistémica ni los abusos de los militares en la interminable guerra étnica (delta del Níger). En un plano más amplio, el gigante oriental no afronta las graves problemas de inmigración ilícita entre parte de África –inclusive Libia, socia de los chinos- y varios países europeos.</p>
<p>La lista de cabezas de puente es larga. En el bloque islámico, incluye además Sudán (cubre 5% de importaciones petroleras chinas), Níger (uranio) y Chad (oleoducto entre Nigeria y Sudán). En la faja central del continente, aparecen Gabón -20% de sus crudos va a Beijing, además de madera y hierro-, Congo –hidrocarburos y obras públicas-, Congo-Kinshasa (paga obras públicas entregando cobre y cobalto), Uganda –pesca, café-, Kenya (telecomunicaciones), Rwanda –obras viales- y Burundi (níquel).</p>
<p>En la zona meridional, los negocios chinos cubren Angola (acaba de firmar contrato por US$ 1.300 millones en crudos), Sudáfrica -donde explota oro y carbón- y Zimbabwe (grandes inversiones en la infraestructura del país más impresentable del continente). Este honor lo comparte con Sudán, Gabón, las tres divisiones de Somalía, Guinea y Malawi.</p>
<p>En suma, hay inversiones, proyectos y comercio con China en cuarenta de 49 países africanos. El intercambio mutuo subió 32% en 2008 y llegó a US$ 107.000 millones. Al respecto, durante una reciente conferencia sinoafricana en Shanghai, He Liehui –su presidente- fue claro: “No todos estos estados son pobres. Algunos de ellos tienen PB por habitante superior al nuestro”.</p>
<p>¿Cuáles con las lecturas geopolíticas del proceso? La primera, que Nigeria es clave para que una nueva aristocracia petrolera –abarca también la Comunidad de Estados Independientes, ex URSS- reemplace a la occidental. La segunda, que eso presupone un shock psicológico para las empresas tradicionales, agravado por heterodoxias como las de Venezuela o Brasil. En cuanto al papel de CNOOC al frente del avance chino, parece una venganza: en 2005, un brote patriótico hizo que el congreso norteamericano vetase la venta de UnoCal a esa firma, con argumentos nacionalistas luego copiados por Hugo Chávez.</p>
<p>Hoy, Petrochina va en pos de una pata latinoamericana: YPF, la joya de Repsol en Argentina y otros mercados. Ésta es, en síntesis, una nueva globalización, donde los nuevos ricos fastidian a los viejos. Pero no es tan simple. China, clave de la flamante oligarquía, lo es también del grupo de los 20, a la par de EE.UU. y una difusa Unión Europea, en tanto parte de Latinoamérica mira a Asia oriental y central.</p>
China tiene un vasto proyecto globalizador que pivotea sobre Ãfrica
En una amplia estrategia sinoafricana, la nueva pieza del tablero es Nigeria, donde Beijing presenta ofertas por veintitrés concesiones, de las cuales dieciséis vencen. Esto implica chocar con Royal Dutch/Shell, Chevron-Texaco, Exon Mobil, Total y ENI.