Bajo el signo de Chimérica

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El país entró al noveno año del siglo 21 en medio de un mundo cargado de desafíos pero también de oportunidades. Más allá de la crisis financiera internacional, el continuado crecimiento de los “gigantes” de la economía mundial brinda un horizonte de esperanza.

Hacen falta importantes cambios de pol&iacute;tica p&uacute;blica para poder aprovechar esta ventana de oportunidad. <br />
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Por Lucio Castro (*)<br />
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En 2005, el historiador brit&aacute;nico de la Universidad de Harvard, Niall Ferguson, acu&ntilde;&oacute; el neologismo &ldquo;Chim&eacute;rica&rdquo; para describir la relaci&oacute;n comercial y financiera de car&aacute;cter simbi&oacute;tico entre Estados Unidos y la Rep&uacute;blica Popular China que ha regido los destinos de la econom&iacute;a mundial del &uacute;ltimo lustro. <br />
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La &ldquo;fabrica mundial&rdquo; china, con su fenomenal capacidad de ahorro generada por enormes y persistentes super&aacute;vits de la balanza comercial, financi&oacute; en gran medida el d&eacute;ficit de cuenta corriente de Estados Unidos y gran parte del resto de los pa&iacute;ses desarrollados, reduciendo los tipos de inter&eacute;s de largo plazo, e incentivando la burbuja especulativa en el sector inmobiliario(1). <br />
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La crisis financiera internacional que arranc&oacute; en agosto de 2008 es el comienzo del rebalanceo de estos enormes desequilibrios, donde un pa&iacute;s a&uacute;n en v&iacute;as en desarrollo financia el gasto y el endeudamiento de las econom&iacute;as m&aacute;s ricas del planeta. <br />
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M&aacute;s all&aacute; de las consecuencias imprevisibles de la actual crisis financiera internacional, lo cierto es que vivimos en la era de &ldquo;Chim&eacute;rica&rdquo;. Las perspectivas de la inserci&oacute;n internacional de todas las econom&iacute;as del planeta son en gran medida una funci&oacute;n de su relaci&oacute;n con el eje sino-estadounidense de la econom&iacute;a mundial.<br />
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Por un lado, la velocidad de la recuperaci&oacute;n de la econom&iacute;a estadounidense determina las posibilidades de crecimiento futuro de la econom&iacute;a mundial en su conjunto. Por el otro lado, el mantenimiento de la acelerada marcha hacia el desarrollo de China, y crecientemente de India, es vital, a su vez, para las perspectivas de grandes productores de alimentos como la Argentina. <br />
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<strong>Demanda de alimentos</strong><br />
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De acuerdo con distintas estimaciones, la demanda de alimentos de la econom&iacute;a china podr&iacute;a superar las 82 millones de toneladas en 2010.(2) Y China es solo la punta del iceberg de lo que est&aacute; sucediendo en Asia. M&aacute;s atr&aacute;s, pero acelerando la marcha, est&aacute; despertando otro gigante: India. <br />
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Como se&ntilde;al&oacute; recientemente el embajador de India en Buenos Aires, Rengaraj Viswanathan, India produce 200 millones de toneladas de alimentos para una poblaci&oacute;n de 1.100 millones que crece a 1,6% anual, mientras en la Argentina hay 40 millones de habitantes que producen 100 millones de toneladas de granos, de los que exportan m&aacute;s de la mitad. <br />
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En el caso de China, hay cada vez m&aacute;s indicios de que el gigantesco programa de est&iacute;mulo del Gobierno de Beijing &ndash;de casi U$S 600 mil millones&ndash; estar&iacute;a ayudando al &ldquo;drag&oacute;n asi&aacute;tico&rdquo; a capear gradualmente el vendaval de la crisis financiera internacional. La inversi&oacute;n en capital fijo aument&oacute; casi 30% y los pr&eacute;stamos bancarios m&aacute;s de 6% en marzo de este a&ntilde;o. La producci&oacute;n industrial muestra algunos signos de recuperaci&oacute;n luego de varios trimestres de ca&iacute;da. <br />
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Tal como se&ntilde;alan Lucas Llach y Pablo Gerchunoff, &ldquo;en la medida en que los gigantes, cuyas ventajas comparativas son complementarias con las de Am&eacute;rica latina, sigan creciendo y especializ&aacute;ndose, es de esperar que la tendencia al aumento de demanda por productos latinoamericanos siga creciendo&rdquo;(3), potenciando las perspectivas de econom&iacute;as intensivas en recursos naturales como la Argentina. <br />
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El mundo del siglo 21 de &ldquo;Chim&eacute;rica&rdquo; encuentra al comercio exterior en el coraz&oacute;n de las perspectivas de desarrollo argentino. Una mirada de largo plazo sugiere que el nivel de apertura de la econom&iacute;a, medido como exportaciones m&aacute;s importaciones sobre el Producto Interno Bruto (PIB), se encuentra hist&oacute;ricamente en niveles muy elevados, no alcanzados desde la d&eacute;cada de 1920.(4) <br />
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Las causas principales detr&aacute;s de este cambio estructural son dos: la apertura y liberalizaci&oacute;n de los 90, que a su vez potenci&oacute; la aceleraci&oacute;n exportadora ya comenzada a fines de los 60; y, m&aacute;s recientemente, el cambio en los precios relativos introducido por el fin del r&eacute;gimen de Convertibilidad en 2002.<br />
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En perspectiva hist&oacute;rica, el actual nivel relativamente elevado de apertura de la econom&iacute;a argentina aparece m&aacute;s como la continuaci&oacute;n de un proceso de quiebre en la tendencia de las exportaciones argentinas iniciado ya a comienzos de la d&eacute;cada de los 90, e incluso m&aacute;s atr&aacute;s, que como un fen&oacute;meno novedoso.<br />
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Por productos, si bien contin&uacute;a la tendencia hist&oacute;rica hacia una desconcentraci&oacute;n paulatina de la canasta de exportaci&oacute;n, m&aacute;s de la mitad de las exportaciones argentinas son a&uacute;n <em>commodities </em>o productos sin diferenciar. <br />
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De hecho, una mirada m&aacute;s precisa del per&iacute;odo abierto con la devaluaci&oacute;n de 2002 muestra una mayor concentraci&oacute;n en los productos exportados en relaci&oacute;n a los 90, en gran parte como resultado de los elevados precios internacionales de los sectores intensivos en recursos naturales, y la ca&iacute;da de los costos dom&eacute;sticos para esas industrias a causa de la devaluaci&oacute;n del peso.<br />
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<strong>Poca exportaci&oacute;n de conocimiento</strong><br />
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Al mismo tiempo, el contenido de conocimiento de las ventas externas sigue siendo bajo, con los productos clasificados como &ldquo;de baja tecnolog&iacute;a&rdquo; explicando casi 60% del total de las exportaciones de manufacturas, y aquellos clasificados como &ldquo;de alta tecnolog&iacute;a&rdquo;, solo 3%. <br />
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Quiz&aacute;s de forma m&aacute;s preocupante, la reciente <em>performance </em>positiva de las exportaciones argentinas no ha podido revertir la tendencia hist&oacute;rica a una ca&iacute;da en la participaci&oacute;n en las exportaciones mundiales. De hecho, la participaci&oacute;n argentina en las ventas externas mundiales se ha mantenido estancada en alrededor de 0,4% entre 2002 y 2007, cifra tambi&eacute;n alcanzada en la d&eacute;cada de los 90.<br />
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Una mirada al largo plazo muestra la causa inmediata de este pobre desempe&ntilde;o, con las exportaciones argentinas creciendo a una tasa inferior a la media internacional. De hecho, desde los a&ntilde;os 50, las exportaciones argentinas solo aumentaron por encima del promedio mundial en una d&eacute;cada, la de los 90. <br />
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Desde una perspectiva de la capacidad de innovaci&oacute;n, si bien ha habido mucho descubrimiento de &ldquo;nuevas&rdquo;exportaciones, este desarrollo se ha concentrado en general en &aacute;reas relativamente poco sofisticadas. De hecho, las nuevas exportaciones han estado dominadas por sectores intensivos en la extracci&oacute;n y procesamiento de recursos naturales, como derivados del petr&oacute;leo y algunos sectores agroalimenticios, y solo representan 0,39% del total de las ventas externas argentinas.<br />
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Desde 2005, pol&iacute;ticas fiscales y monetarias cada vez m&aacute;s laxas han producido una fuerte y r&aacute;pida apreciaci&oacute;n del tipo de cambio real. A ello se han sumado elevados impuestos a la exportaci&oacute;n y onerosas regulaciones que afectan la producci&oacute;n agroindustrial y energ&eacute;tica.<br />
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<strong>Se requieren otras pol&iacute;ticas p&uacute;blicas</strong><br />
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Hist&oacute;ricamente, los instrumentos de pol&iacute;tica comercial externa en la Argentina han estado subordinados a las urgencias y necesidades macroecon&oacute;micas del Gobierno de turno, en especial ligadas con el tipo de cambio, la inflaci&oacute;n y la recaudaci&oacute;n fiscal m&aacute;s que con las necesidades de maximizar las potencialidades para el desarrollo del comercio exterior. <br />
La situaci&oacute;n presente contin&uacute;a con esa norma hist&oacute;rica, en especial vinculada con el uso de controles de precios, cuotas y prohibiciones a la exportaci&oacute;n, y m&aacute;s notoriamente, de los impuestos a la exportaci&oacute;n o retenciones sobre el sector agroindustrial.<br />
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El ejemplo del trigo hace evidente los resultados de estas pol&iacute;ticas. De acuerdo con el Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA), como resultado del impacto negativo del accionar gubernamental sobre rindes y superficie sembrada, la Argentina caer&iacute;a del quinto al s&eacute;ptimo puesto en el podio de la producci&oacute;n mundial de trigo. En t&eacute;rminos m&aacute;s generales, de confirmarse las proyecciones de la cosecha para esta campa&ntilde;a, la participaci&oacute;n argentina en la producci&oacute;n mundial de granos podr&iacute;a caer de 4,2% a menos de 3%. <br />
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Los problemas del Mercosur se han agudizado en un contexto de ampliaci&oacute;n horizontal &ndash;con la incorporaci&oacute;n de Venezuela y Bolivia&ndash; con estancamiento, e incluso retroceso, de la integraci&oacute;n vertical. Las negociaciones con otros bloques est&aacute;n virtualmente paralizadas, la posici&oacute;n argentina en la Organizaci&oacute;n Mundial del Comercio (OMC) se ha vuelto fuertemente defensiva, y el ALCA se ha hundido en el olvido. <br />
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Al mismo tiempo, en el contexto de la crisis financiera internacional, la Argentina se ha colocado a la vanguardia de los pa&iacute;ses que m&aacute;s medidas proteccionistas han implementado, como resaltan informes recientes del Banco Mundial y de la OMC.<br />
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La crisis financiera internacional presenta a la Argentina grandes desaf&iacute;os. Un mundo en recesi&oacute;n implica precios m&aacute;s bajos para los productos exportables, aunque la continuidad del crecimiento indio y chino pareciera estar brindando un piso a la ca&iacute;da. Los problemas en los mercados financieros dificultan lograr financiamiento e inversi&oacute;n externa. Una inflaci&oacute;n argentina todav&iacute;a elevada complica el recurso de la devaluaci&oacute;n como medio de ganar competitividad externa. <br />
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Sin embargo, ya aparecen se&ntilde;ales en la econom&iacute;a mundial que permiten avizorar un horizonte no muy lejano m&aacute;s despejado. Aun en los escenarios m&aacute;s pesimistas de los &uacute;ltimos informes de la OCDE y del Banco Mundial, China e India mantienen tasas de crecimiento superiores a 6% y 7%, impulsadas por el consumo y la inversi&oacute;n dom&eacute;stica, y en el caso chino, medidas de est&iacute;mulo fiscal de dimensiones globales. La larga marcha hacia el consumo de m&aacute;s y mejores alimentos contin&uacute;a en China e India, y gran parte del mundo en desarrollo. <br />
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El mundo de &ldquo;Chim&eacute;rica&rdquo; ofrece grandes oportunidades para la Argentina, m&aacute;s all&aacute; de la crisis financiera global. La clave es c&oacute;mo el pa&iacute;s aprovechar&aacute; esta ventana de oportunidad para lograr el desarrollo. Sin cambios en lo interno no ser&aacute; posible aprovechar estas tendencias estructurales de largo plazo. <br />
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Una agenda posible de reforma puede encontrarse en la eliminaci&oacute;n gradual de las restricciones a las exportaciones, la apertura decidida del Asia Pac&iacute;fico, significativas reducciones en los costos log&iacute;sticos de transporte, una mejor coordinaci&oacute;n entre las agencias estatales de promoci&oacute;n de exportaciones a escala nacional y subnacional, sistemas m&aacute;s eficientes y transparentes de evaluaci&oacute;n de los programas de est&iacute;mulo a las exportaciones y de competitividad, pol&iacute;ticas de incentivo a los exportadores &ldquo;pioneros&rdquo;, la apuesta al mejoramiento del capital humano y la innovaci&oacute;n y, sobre todo, el aseguramiento de la estabilidad macroecon&oacute;mica a trav&eacute;s de una lucha decidida contra la inflaci&oacute;n. <br />
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1- Ben Bernanke:<em>&ldquo;The Global Saving Glut and the U.S. Current Account Deficit</em>&rdquo;, discurso ante la <em>Virginia Association of Economics</em>, Richmond, Virginia, marzo 2005.<br />
2- Ver Castro, Tramutola y Monat: <em>China: c&oacute;mo puede la Argentina aprovechar la gran oportunidad</em>, Editorial Edhasa, 2005.<br />
3- Gerchunoff, Pablo y Llach, Lucas: <em>&ldquo;Antes y despu&eacute;s del corto siglo XX: dos globalizaciones latinoamericanas (1850-1914 y 1980s-2000s&rdquo;,</em> Universidad Torcuato Di Tella, 2009.<br />
4- Ver Lucio Castro: &ldquo;<em>Notas para una estrategia de desarrollo vinculada a la promoci&oacute;n de exportaciones&rdquo;, </em>CIPPEC, Documento de Trabajo 2007/1<br />
(*) Lucio Castro es director del Programa de Inserci&oacute;n Internacional de CIPPEC (Centro de Implementaci&oacute;n de Pol&iacute;ticas P&uacute;blicas para la Equidad y el Crecimiento).

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