<p>En cierto sentido, la opción disimula una bancarrota. Según el plan, GM cerrará trece de 47 plantas en Estados Unidos-Canadá de ahora a fin de 2010. Ello implica siete mil despidos adicionales. En suma, la fuerza laboral bajará de 61.000 en diciembre de 2008 a 40.000 dos años después. </p>
<p>La automotriz perdió el liderazgo mundial en 2007 a manos de Toyota. Desde entonces hasta ahora la red de concesionarias se achicó de 6.200 a 3.600. Una baja de otro tipo es el Pontiac, que la compañía abandona tras 83 años de fabricarlo. </p>
<p>Frederick Henderson, director ejecutivo que substituye al “renunciado” Richard Wagoner, afirma que “nuestra meta no es sólo sobrevivir. El plan operativo debe llevar a recobrar posiciones”. Curiosamente, Wagoner había debutado (en 2000) borrando una marca mucho más prestigiosa, Oldsmobile.</p>
<p>El gobierno había puesto el 1º de junio como “día D” para que GM entregara una propuesta viable a cambio de asistencia adicional, de lo contrario sobrevendrá la bancarrota. La empresa ya había recibido en diciembre US$ 15.400 millones en aportes y, para esa fecha, habrá obtenido otros 4.600 millones.</p>
<p>Entretanto, la firma irritó a los bonistas. En carta remitida el lunes, señala que si el canje fracasa, “buscará ampararse en el título XI de la ley federal para concurso y quiebras. En tal caso, los tenedores de bonos quedarán a la intemperie”. La misiva les da hasta el 26 de mayo para resolver.</p>
<p>Pero un comité “ad hoc” de bonistas tachó la propuesta de “ni razonable ni apropiada”. A su juicio, “menosprecia en extremo a quienes han fondeado las actividades de GM”. Aparte, “se pretende usar dinero del contribuyente y se muestra favoritismo político en desmedro de una masa de acreedores”. </p>
<p>Por su parte, el grupo presidencial –que esperaba acciones más firmes de GM, se halla presa de dudas y temores. Pese a ello, señala que la nueva propuesta va camino de “la viabilidad financiera”.<br />
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Una virtual estatización de General Motors
Pese a que Barack Obama haya dicho lo contrario, el contribuyente norteamericano cargará con la mayoría de un paquete que vale cada vez menos. Así lo manifiesta la nueva propuesta restructuradora que canjea bonos en acciones con amplio desagio.