<p>Esta semana, la compañía declaró pérdidas por US$ 819 millones en el primer trimestre del ejercicio contable 2009/10, que va de abril a marzo. El flamante presidente ha declarado su frustración ante ese desempeño financiero (que envidian dos de sus rivales en Detroit).</p>
<p>Toyoda asumió en junio y su primera víctima fue la cúpula gerencial. Al momento, 40% ha sido enviada al retiro o transferida a funciones más modestas. Cuatro de cinco ejecutivos superiores a cargo de la empresa son nuevos. Sólo uno, Takeshi Uchiyamada, jefe de productos, sobrevive del elenco que rodeaba a Katsuaki Watanabe, antecesor de Toyoda.</p>
<p>Por otra parte, los recién ascendidos estarán cada uno al frente de las áreas geográficas en que se han dividido el conjunto. Ahora, la tarea más difícil que afronta la nueva conducción es transformar una línea de vehículos que la gente compra no por lindos sino por fiables. Este problema también lo tienen Detroit o Wolfsburg (Volkswagen). A diferencia de GM, Ford o Chrysler, Toyota no incluye en su historia “clásicos” tan seductores como el Camaro, el Mustang o el Dodge Challenger.</p>
<p>El desafío es complejo, pues la compañía no puede convertirse en demasiado agresiva y perder al usuario de coches discretos y confiables. Justamente el error cometido esta misma década: apostar con pobres resultados a camionetas lujosas como Tundra o FJ Cruiser (acabaron con Watanabe)</p>
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Toyoda debe poner a Toyota de nuevo en la buena senda
General Motors, Ford Motor y Fiat-Chrysler no son las únicas que se reestructuran. También lo hace Toyota Motor, aunque con perfil más bajo, bajo Akio Toyoda, nieto del fundador y epónimo de la mayor automotriz mundial.