<p>Ahora, las víctimas de bancos y redes de dinero plástico inician una ofensiva en varios frentes, animadas por una ley federal sancionada en junio que protege al público contra comisiones e intereses aplicados por emisores e intermediarios de tarjetas. Varios grupos civiles estiman que el clima en Washingtron ha cambiado en su favor.</p>
<p>Mientras la nueva legislación se debate, el gobierno ordenó auditar tarjetas y las prestaciones colectivas proliferan de a cientos. En lo atinente a bancos grandes y chicos –que suelen chocar en otros temas-, se unen a las redes recolectoras de pagos, vale decir gigantes como Visa, MasterCard o American Express. Juntas, se aprestan a una fenomenal batalla en el Capitolio (ya perdida ante la opinión pública).</p>
<p>Con leyes y otras medidas que les reducirán ingresos, bancos y tarjetas intentarán evitar otros golpes. Tienen mucho que perder pues, cada vez que alguien usa dinero plástico, 2 a 3% de los importes va a ellos. De esa parte, una tasa por intermediación va al banco de quien posee la tarjeta. Estos porcentajes valen en Estados Unidos, pues hay países donde son mucho mayores o más arbitrarios.</p>
<p>Los costos primarios por operación (más o menos 1,8%) son los más controvertidos en EE.UU. Así señala un informe difundido en junio por JPMorgan Chase, el segundo banco del país.</p>
<p>Los beneficiarios del sistema no carecen de explicaciones. Por ejemplo, en respuesta a una campaña fogoneada por 7Eleven, sostienen que “esa cadena de comercio en realidad busca que los compradores le paguen por emplear tarjetas y obtener más ganancias”. Por su parte, William Sheedy –presidente de Visa para Norteamérica- no cree que haya más leyes perjudiciales para las tarjetas. Tal vez se equivoque.</p>
<p>Desde un ángulo más plausible, algunos bancos señalan que incurren en sustanciales riesgos al ofrecer tarjetas. Por eso, deben asegurarse retornos suficientes para seguir operando. Cabe preguntarse por qué tanto celo en mantener el negocio.</p>
<p>La clave reside en algunos números. Si bien la comisión por compra es pequeña, la suma de pagos con tarjetas de crédito y débito casi se ha triplicado entre 1999 (20.700 millones) y 2008 (58.000 millones). Esta diferencia indica que, hasta hace poco, cualquier intento legislativo contra esos abusos no habría prosperado. Pero otros vientos soplan en el congreso, en tanto público y comercio están más irritados. Todo en el marco de una enorme recesión. <br />
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Tarjetas de crédito, en el ojo de la tormenta
El comercio norteamericano, desde Wal-Mart a la cadena 7Eleven, han estado años sin éxito- luchando con los costos del dinero plástico. Mientras, los bancos que emiten tarjetas embolsan de US$ 40.000 a 50.000 millones anuales.