jueves, 26 de diciembre de 2024

Tarjetas de crédito, en el ojo de la tormenta

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El comercio norteamericano, desde Wal-Mart a la cadena 7Eleven, han estado años –sin éxito- luchando con los costos del dinero plástico. Mientras, los bancos que emiten tarjetas embolsan de US$ 40.000 a 50.000 millones anuales.

<p>Ahora, las v&iacute;ctimas de bancos y redes de dinero pl&aacute;stico inician una ofensiva en varios frentes, animadas por una ley federal sancionada en junio que protege al p&uacute;blico contra comisiones e intereses aplicados por emisores e intermediarios de tarjetas. Varios grupos civiles estiman que el clima en Washingtron ha cambiado en su favor.</p>
<p>Mientras la nueva legislaci&oacute;n se debate, el gobierno orden&oacute; auditar tarjetas y las prestaciones colectivas proliferan de a cientos. En lo atinente a bancos grandes y chicos &ndash;que suelen chocar en otros temas-, se unen a las redes recolectoras de pagos, vale decir gigantes como Visa, MasterCard o American Express. Juntas, se aprestan a una fenomenal batalla en el Capitolio (ya perdida ante la opini&oacute;n p&uacute;blica).</p>
<p>Con leyes y otras medidas que les reducir&aacute;n ingresos, bancos y tarjetas intentar&aacute;n evitar otros golpes. Tienen mucho que perder pues, cada vez que alguien usa dinero pl&aacute;stico, 2 a 3% de los importes va a ellos. De esa parte, una tasa por intermediaci&oacute;n va al banco de quien posee la tarjeta. Estos porcentajes valen en Estados Unidos, pues hay pa&iacute;ses donde son mucho mayores o m&aacute;s arbitrarios.</p>
<p>Los costos primarios por operaci&oacute;n (m&aacute;s o menos 1,8%) son los m&aacute;s controvertidos en EE.UU. As&iacute; se&ntilde;ala un informe difundido en junio por JPMorgan Chase, el segundo banco del pa&iacute;s.</p>
<p>Los beneficiarios del sistema no carecen de explicaciones. Por ejemplo, en respuesta a una campa&ntilde;a fogoneada por 7Eleven, sostienen que &ldquo;esa cadena de comercio en realidad busca que los compradores le paguen por emplear tarjetas y obtener m&aacute;s ganancias&rdquo;. Por su parte, William Sheedy &ndash;presidente de Visa para Norteam&eacute;rica- no cree que haya m&aacute;s leyes perjudiciales para las tarjetas. Tal vez se equivoque.</p>
<p>Desde un &aacute;ngulo m&aacute;s plausible, algunos bancos se&ntilde;alan que incurren en sustanciales riesgos al ofrecer tarjetas. Por eso, deben asegurarse retornos suficientes para seguir operando. Cabe preguntarse por qu&eacute; tanto celo en mantener el negocio.</p>
<p>La clave reside en algunos n&uacute;meros. Si bien la comisi&oacute;n por compra es peque&ntilde;a, la suma de pagos con tarjetas de cr&eacute;dito y d&eacute;bito casi se ha triplicado entre 1999 (20.700 millones) y 2008 (58.000 millones). Esta diferencia indica que, hasta hace poco, cualquier intento legislativo contra esos abusos no habr&iacute;a prosperado. Pero otros vientos soplan en el congreso, en tanto p&uacute;blico y comercio est&aacute;n m&aacute;s irritados. Todo en el marco de una enorme recesi&oacute;n. <br />
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