El funcionario anunció que dejaba el cargo, tras cuatro años de polémica actuación y frecuentes choques con legisladores de ambos partidos. Entre sus apoyos más fuertes se contaba Rupert Murdoch (News Corp.), magnate ultraderechista australiano tomado de modelo para un megalománo mediático, “villano” en una pésima película donde Pierce Brosnan hace –mal- de James Bond.
Powell hizo enormes esfuerzos para eliminar o atenuar restricciones a monopolios, duopolios u oligopolios en matera de medios de comunicación y servicios telefónicos. Puesto por George W.Bush al frente de una reguladora independientente, el hijo del ex secretario de Estado intentó varias veces convertir la CFC en “lobby” sectorial.
Observadores tanto favorables como opuestos a M.P. coinciden en un punto: ningún presumible reamplazante llegará a sus extremos en pos de derregular negocios. En mucho, porque fracasó varias veces en neutralizar demandas judiciales contra las reformas por las cuales abogaba. Básicamente, quería levantar restricciones a compras y fusiones de medios, que habrían creado conglomerados hegemónicos por actividad o geografía. Esto es muy habitual en Latinoamérica.
Al menos en un segmento, M.P. jugó en favor del público, no de las compañías. Fue cuando, desestimando objeciones de éstas, puso en práctica dos medidas populares: un registro nacional de abonados que no querían recibir llamado de telemarketing y la autorización para que usuarios de celulares retengan el número al cambiar de proveedor.
El funcionario anunció que dejaba el cargo, tras cuatro años de polémica actuación y frecuentes choques con legisladores de ambos partidos. Entre sus apoyos más fuertes se contaba Rupert Murdoch (News Corp.), magnate ultraderechista australiano tomado de modelo para un megalománo mediático, “villano” en una pésima película donde Pierce Brosnan hace –mal- de James Bond.
Powell hizo enormes esfuerzos para eliminar o atenuar restricciones a monopolios, duopolios u oligopolios en matera de medios de comunicación y servicios telefónicos. Puesto por George W.Bush al frente de una reguladora independientente, el hijo del ex secretario de Estado intentó varias veces convertir la CFC en “lobby” sectorial.
Observadores tanto favorables como opuestos a M.P. coinciden en un punto: ningún presumible reamplazante llegará a sus extremos en pos de derregular negocios. En mucho, porque fracasó varias veces en neutralizar demandas judiciales contra las reformas por las cuales abogaba. Básicamente, quería levantar restricciones a compras y fusiones de medios, que habrían creado conglomerados hegemónicos por actividad o geografía. Esto es muy habitual en Latinoamérica.
Al menos en un segmento, M.P. jugó en favor del público, no de las compañías. Fue cuando, desestimando objeciones de éstas, puso en práctica dos medidas populares: un registro nacional de abonados que no querían recibir llamado de telemarketing y la autorización para que usuarios de celulares retengan el número al cambiar de proveedor.