sábado, 14 de diciembre de 2024

Mitsubishi: las grandes automotrices no quieren que se salve

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El argumento es tan simple como demoledor. “El mercado mundial de automotores esta saturado. Si permite rescatar a Mitsubishi Motors (MM), el gobierno japonés habrá empeorado la situación”. Asi sostiene una analista… nipona.

Se trata de Norihiko Shiruzu, que opera desde Detroit. Pero, desde Tokio, el occidental Jason Sapsford también se hace eco de esas inquietudes. “Algunas grandes empresas japonesas, con apoyo del gobierno, preparan un salvataje de por los menos US$ 3.000 millones. Su objeto es que MM –viene perdiendo plata desde hace tiempo- siga fabricando y engrosando la sobreoferta en el mundo”.

Claro: si, por ejemplo, una firma como Fiat SpA consiguiese semejante suma, Luca Montezemolo y Sergio Marchionne arreglarían volando su pleito con Richard Wagoner (General Motors) y todos comerían perdices. Otro detalle que justifica las críticas a la idea: hace apenas siete meses, MM obtuvo otro rescate multimillonario, sin resultados tangibles.

Objetivamente, quienes se oponen a otro salvataje tienen muchos argumentos. “Mantener a semejante costo MM tendrá efectos negativos sobre Asia oriental, Estados Unidos y la Unión Europea”, estima CSM Worldwide, consultora especializada de Michigan. Fiat misma y Volkswagen, la mayor automotriz europea, son víctimas de mercados donde la demanda pierde impulso desde 2003. No es mejor la situación de GM, Ford o Chrysler, que se desesperan elevando incentivos (descuentos hasta 50%, créditos casi gratuitos) y sobreviven gracias a sus negocios financieros.

Las negociaciones para el “salvataje modelo 2005” están a punto de concluir. Al parecer, compañías del propio grupo Mitsubishi (operan en astilleros, siderometalurgia, maquinaria) y la banca Mitsubishi Tokyo Financial Group (MTFG) tomarán acciones en MM. Es probable que la transacción sea timoneada por MTFG, que no quiere decir una palabra al respecto.

Como contrapartida, semejante acuerdo “interno” licuaría todavía más la participación de DaimlerChrysler en MM. Inicialnente era 37% del paquete pero, ahora, ha bajado a 22%. La automotriz germana está disconforme con el rescate y su rama de Detroit opera contra el esquema vía medios tan influyente como el “Wall Street Journal”, el “Financial Times” o el “Frankfurter Allgemeine Zeitung”.

Pero la campaña contra el plan japonés involucra también a GM y Ford, aunque sus problemas no provengan de MM. A la sazón, Ford ha sido desplazada del segundo puesto mundial por Toyota Motor. En tanto, Honda Motors le saca mercados a GM. Por su parte, esas dos firmas japonesas y las surcoreanas Daewoo y Hyundai tampoco ven con buenos ojos las cuantiosas sumas “malgastadas” –afirma la prensa de Seúl- en MM.

En escala japonesa, el peso de MM es francamente exiguo. Al promediar el ejercicio fiscal 2004 (termina el próximo 31 de marzo), Toyota vendía a razón de 2.600.000 unidades anuales, seguida de Honda (1.400.000), Nissan (985.000). Mazda (265.000) y, lejos, MM (160.000). A juicio de “Loas Ángeles Times”, Mitsubishi “es em zombí. Vive de inyecciones artificiales, administradas sólo para que su colapso no perjudique a una gama de intereses creados: socios, accionistas, personal, grupos financieros y agencias de publicidad”.

Se trata de Norihiko Shiruzu, que opera desde Detroit. Pero, desde Tokio, el occidental Jason Sapsford también se hace eco de esas inquietudes. “Algunas grandes empresas japonesas, con apoyo del gobierno, preparan un salvataje de por los menos US$ 3.000 millones. Su objeto es que MM –viene perdiendo plata desde hace tiempo- siga fabricando y engrosando la sobreoferta en el mundo”.

Claro: si, por ejemplo, una firma como Fiat SpA consiguiese semejante suma, Luca Montezemolo y Sergio Marchionne arreglarían volando su pleito con Richard Wagoner (General Motors) y todos comerían perdices. Otro detalle que justifica las críticas a la idea: hace apenas siete meses, MM obtuvo otro rescate multimillonario, sin resultados tangibles.

Objetivamente, quienes se oponen a otro salvataje tienen muchos argumentos. “Mantener a semejante costo MM tendrá efectos negativos sobre Asia oriental, Estados Unidos y la Unión Europea”, estima CSM Worldwide, consultora especializada de Michigan. Fiat misma y Volkswagen, la mayor automotriz europea, son víctimas de mercados donde la demanda pierde impulso desde 2003. No es mejor la situación de GM, Ford o Chrysler, que se desesperan elevando incentivos (descuentos hasta 50%, créditos casi gratuitos) y sobreviven gracias a sus negocios financieros.

Las negociaciones para el “salvataje modelo 2005” están a punto de concluir. Al parecer, compañías del propio grupo Mitsubishi (operan en astilleros, siderometalurgia, maquinaria) y la banca Mitsubishi Tokyo Financial Group (MTFG) tomarán acciones en MM. Es probable que la transacción sea timoneada por MTFG, que no quiere decir una palabra al respecto.

Como contrapartida, semejante acuerdo “interno” licuaría todavía más la participación de DaimlerChrysler en MM. Inicialnente era 37% del paquete pero, ahora, ha bajado a 22%. La automotriz germana está disconforme con el rescate y su rama de Detroit opera contra el esquema vía medios tan influyente como el “Wall Street Journal”, el “Financial Times” o el “Frankfurter Allgemeine Zeitung”.

Pero la campaña contra el plan japonés involucra también a GM y Ford, aunque sus problemas no provengan de MM. A la sazón, Ford ha sido desplazada del segundo puesto mundial por Toyota Motor. En tanto, Honda Motors le saca mercados a GM. Por su parte, esas dos firmas japonesas y las surcoreanas Daewoo y Hyundai tampoco ven con buenos ojos las cuantiosas sumas “malgastadas” –afirma la prensa de Seúl- en MM.

En escala japonesa, el peso de MM es francamente exiguo. Al promediar el ejercicio fiscal 2004 (termina el próximo 31 de marzo), Toyota vendía a razón de 2.600.000 unidades anuales, seguida de Honda (1.400.000), Nissan (985.000). Mazda (265.000) y, lejos, MM (160.000). A juicio de “Loas Ángeles Times”, Mitsubishi “es em zombí. Vive de inyecciones artificiales, administradas sólo para que su colapso no perjudique a una gama de intereses creados: socios, accionistas, personal, grupos financieros y agencias de publicidad”.

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