“Faltó en la empresa –señala King & Spaldin- disposición a hacerse cargo de errores y conocimiento de las normas habituales aplicadas por la Securities & Exchange commission (SEC, comisión federal de valores, Estados Unidos). A principios de 2006, en efecto, la compañía española debió admitir que sus reservas reales eran 25% inferiores a las declaradas.
La petrolera informó en enero, en medio de fuertes dudas y cuestionamientos alrededor de sus verdaderos activos en Bolivia. Poco después, sus ejecutivos intentaron disimular eso vía una ofensiva mediática –desde Buenos Aires y Madrid- contra al luego electo presidente, Evo Morales.
Finalmente, tuvo que reducir en 1.250 millones de barriles las reservas verdaderas. De ese total, 600 millones figuraban en Bolivia, 500 millones en Argentina (donde los medios trataron el asunto con mano de seda) y 50 millones en Venezuela. El episodio era un calco del escándalo protagonizado por Royal Dutch/Shell hace año y medio.
En ese caso, la inflación de activos equivalía a 20% del total y causó la caida de Phillip Watts (presidente ejecutivo) y Walter van de Vijber, herente de exploración y explotación. Si bien la española es una firma bastante más chica, llama la atención que aún no haya habido renuncias ni despidos en la cúpula.
“Faltó en la empresa –señala King & Spaldin- disposición a hacerse cargo de errores y conocimiento de las normas habituales aplicadas por la Securities & Exchange commission (SEC, comisión federal de valores, Estados Unidos). A principios de 2006, en efecto, la compañía española debió admitir que sus reservas reales eran 25% inferiores a las declaradas.
La petrolera informó en enero, en medio de fuertes dudas y cuestionamientos alrededor de sus verdaderos activos en Bolivia. Poco después, sus ejecutivos intentaron disimular eso vía una ofensiva mediática –desde Buenos Aires y Madrid- contra al luego electo presidente, Evo Morales.
Finalmente, tuvo que reducir en 1.250 millones de barriles las reservas verdaderas. De ese total, 600 millones figuraban en Bolivia, 500 millones en Argentina (donde los medios trataron el asunto con mano de seda) y 50 millones en Venezuela. El episodio era un calco del escándalo protagonizado por Royal Dutch/Shell hace año y medio.
En ese caso, la inflación de activos equivalía a 20% del total y causó la caida de Phillip Watts (presidente ejecutivo) y Walter van de Vijber, herente de exploración y explotación. Si bien la española es una firma bastante más chica, llama la atención que aún no haya habido renuncias ni despidos en la cúpula.