lunes, 2 de diciembre de 2024

Prodigene y Dow Agrosciences patentan vacunas comestibles

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Ya comenzó la producción de vacunas a partir de plantas. Eso quiere decir que pronto podremos vacunarnos comiendo un bocadillo de verdura, una banana o un tomate. Esto va a facilitar y abaratar la inmunización masiva en los países más pobres.

La idea de obtener vacunas comestibles a partir de maíz, bananas o tomates no sólo podría facilitar la vacunación en los países centrales sino también ayudar a las iniciativas de inmunización mundial. En los países más pobres, entre los obstáculos que dificultan la inmunización figuran el costo de vacunas y agujas, la falta de trabajadores para el cuidado de la salud y las dificultades de refrigerar las dosis.

La vacuna contra la hepatitis B que cuesta 50 centavos por dosis queda fuera del alcance de muchos países pobres: anualmente, se mueren más de 900.000 personas por la hepatitis B. Mediante la producción de vacunas a partir de plantas, se podría reducir el costo a menos de un centavo por dosis. Además, gracias a simples procesos de los alimentos como secado y molido, se podrían crear preparaciones no perecederas.

ProdiGene, con sede en College Station, Texas, se dispone a lanzar vacunas comestibles al mercado. Para producirlas, la empresa cultiva maíz modificado genéticamente para producir proteínas bacterianas o virales que luego, una vez ingerido, aumenta la inmunidad contra una determinada afección. El año pasado, se le otorgó una patente que abarcaba cualquier vacuna viral producida en cualquier planta. También ha registrado patentes sobre vacunas bacteriales comestibles, comentó el científico principal John Howard. Y prevé poner a prueba una vacuna contra la Escherichia coli (bacteria que contamina el agua y la comida) en seres humanos este año, y una vacuna contra la hepatitis B a principio del año entrante.

El inventor líder de esta patente es Charles Arntzen, biólogo investigador, a quien se le ocurrió la idea de producir vacunas a partir de plantas hace una década en la Universidad A&M de Texas. Arntzen, hoy miembro de la Universidad del estado de Arizona, no es socio de ProdiGene; la empresa adquirió los derechos de la tecnología de la Universidad A&M, Texas. La empresa Dow AgroSciencies recibió la autorización de tres patentes diferentes que abarcan vacunas comestibles presentadas en 1997 a la Universidad Washington, St. Louis.

La idea de obtener vacunas comestibles a partir de maíz, bananas o tomates no sólo podría facilitar la vacunación en los países centrales sino también ayudar a las iniciativas de inmunización mundial. En los países más pobres, entre los obstáculos que dificultan la inmunización figuran el costo de vacunas y agujas, la falta de trabajadores para el cuidado de la salud y las dificultades de refrigerar las dosis.

La vacuna contra la hepatitis B que cuesta 50 centavos por dosis queda fuera del alcance de muchos países pobres: anualmente, se mueren más de 900.000 personas por la hepatitis B. Mediante la producción de vacunas a partir de plantas, se podría reducir el costo a menos de un centavo por dosis. Además, gracias a simples procesos de los alimentos como secado y molido, se podrían crear preparaciones no perecederas.

ProdiGene, con sede en College Station, Texas, se dispone a lanzar vacunas comestibles al mercado. Para producirlas, la empresa cultiva maíz modificado genéticamente para producir proteínas bacterianas o virales que luego, una vez ingerido, aumenta la inmunidad contra una determinada afección. El año pasado, se le otorgó una patente que abarcaba cualquier vacuna viral producida en cualquier planta. También ha registrado patentes sobre vacunas bacteriales comestibles, comentó el científico principal John Howard. Y prevé poner a prueba una vacuna contra la Escherichia coli (bacteria que contamina el agua y la comida) en seres humanos este año, y una vacuna contra la hepatitis B a principio del año entrante.

El inventor líder de esta patente es Charles Arntzen, biólogo investigador, a quien se le ocurrió la idea de producir vacunas a partir de plantas hace una década en la Universidad A&M de Texas. Arntzen, hoy miembro de la Universidad del estado de Arizona, no es socio de ProdiGene; la empresa adquirió los derechos de la tecnología de la Universidad A&M, Texas. La empresa Dow AgroSciencies recibió la autorización de tres patentes diferentes que abarcan vacunas comestibles presentadas en 1997 a la Universidad Washington, St. Louis.

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