La inflación nacional alcanzó el 3,6% en febrero, ubicándose 0,4 p.p. por debajo del mes anterior, pero el IPC Núcleo trepó 4,1%, superando en 0,2 p.p. el registro del primer mes del 2021 (3,9%).
Vale destacar que en el primer bimestre del año la suba de precios alcanzó un 7,8%, por encima del 4,3% acumulado en el mismo periodo del 2020 y del 6,8% de los primeros dos meses de 2019. En términos interanuales trepó 40,7%, casi 5 p.p. por encima del registro de noviembre del año pasado (35,8%), recuerda el informe semanal de la consultora Ecolatina.
Al interior, la principal preocupación hace foco en alimentos y bebidas no alcohólicas que trepó 3,8%, 0,2 p.p. por encima del nivel general. Desde agosto del año pasado la variación mensual de alimentos y bebidas sin alcohol viene superando la del nivel general (con la excepción de noviembre 2020), acumulando una brecha significativa: 30,2% Vs 26,7%. En términos interanuales dicho capítulo creció 43,9% i.a., ubicándose por encima del Nivel general desde octubre de 2018.
Varios factores responden a dicha evolución. Entre ellos destacan, la mayor depreciación de la cotización oficial (por encima del 3% mensual en los últimos meses), las subas de los precios internacionales y la elevada dinámica de frutas, verduras y carnes. Mención aparte merece el programa Precios Máximos, que redujo la dinámica de los precios de consumo masivo en los meses de cuarentena estricta a costa de inflación futura: según nuestros relevamientos el IPC de Consumo Masivo creció 3,3% en febrero, mostrando la mayor variación en más de un año.
Se espera que los alimentos continúen evolucionando por encima del nivel general en el muy corto plazo. Las frutas y verduras sumado a posibles nuevas presiones sobre el precio de la carne minorista continuarán dinamizando al capítulo. Además, la inevitable y paulatina flexibilización del programa de Precios Máximos para evitar alternativas peores -como el desabastecimiento por rentabilidad negativa- continuaría generando que algunos precios de consumo masivo recuperen parte del terreno perdido.
La elevada inflación y, en particular en alimentos y bebidas, se ha vuelto una de las principales preocupaciones económicas del Gobierno, pues golpea los sectores de menores recursos a siete meses de las elecciones. En este marco, el Ejecutivo está aumentando la presión sobre las empresas del rubro para controlar/acordar menores aumentos de precios.
Además, el ministro de economía anunció una moderación del ritmo de depreciación del dólar oficial (para cumplir la suba del 25% pautada en el presupuesto 2021 el Peso debería trepar 1,4% promedio mensual), con la intención de frenar la inflación en lo inmediato. A esto se le sumarán acotadas suba de tarifas de servicios públicos y negociaciones paritarias con subas en torno al 32% (a revisar en caso de que se concrete una mayor inflación).
A pesar de esto, romper con la inercia no será sencillo. Utilizar como ancla nominal al tipo de cambio y las tarifas permitiría recortar las subas de precios antes de las elecciones, pero difícilmente alcance para que la inflación se ubique por debajo del 40% en 2021.
Por último, cabe mencionar que producto de la estacionalidad de marzo -subas en indumentaria y educación- y autorizaciones de subas de prepagas, taxis y subtes y la elevada dinámica de la inflación núcleo, no habrá una desaceleración de la inflación este mes por lo que la suba de precios del trimestre sería superior al 11%. En este marco, la inflación promedio mensual debería ser de 1,7% entre abril y diciembre para cumplir la meta oficial del 29%.