Por el momento, marcha al frente, la alianza rusoaustraliana; o sea, una tercerizadora automotriz manejada por Olyeg Dyeripaska, hombre de Vladimir Putin, y una autopartista. Cabe notar que ambas propuestas implican 10.000 despidos con 2.500 en la fábrica de Bochum, igual que la tercera (el fondo especulativo Ripplewood), lo cual las aproxima a una compra apalancada. <br />
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Las diferencias son financieras. Por un lado, Magna-Gaz plantea una garantía estatal de € 4.500 millones (700 millones en efectivo) en tanto Fiat pide € 6 a 7.000 millones –sin efectivo- y Ripplewood unos € 5.000 millones. El plazo de repago oscila alrededor de cinco años en los tres casos. <br />
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El punto fuerte de Fiat, por supuesto, es compartir plataformas tecnológicas, repitiendo –con variantes- el esquema de su alianza con Chrysler. Magna-Gaz no contiene ese componente, pero pesa en la compleja relación política rusoalemana, como apuntaba Karl-Teodor Maria Nikolaus Johann Jakob Filipp Franz Josef Sylvester von & zu Guttenberg. Créase o no, es príncipe y está a cargo del ministerio de economía. <br />
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Si bien el alto funcionario insiste en que hay tres ofertas, casi nadie le ve posibilidades a Ripplewood. Como Merkel, el titular económico duda, pues “ninguna de las ofertas garantiza en forma satisfactoria los recursos financieros durante la transición”. Vale decir, el presunto aporte no graciable del fisco alemán. Este punto se politiza dada la proximidad de las elecciones alemanas (septiembre). <br />
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Para Alemania, las ofertas por Opel son insuficientes
Sigue el triple culebrón Berlín-Fiat-Magna/Gaz alrededor de Opel-Vauxhall. El domingo las firmas contendientes siguieron dibujando números. Pero, no obstante eso, el gobierno de Angela Merkel se mostraba disconforme con ambas.