Por Carina Martínez
Si bien Argentina se caracteriza por estar a la vanguardia en ciertos segmentos, como en finanzas cripto y billeteras virtuales, en soluciones financieras de avanzada todavía tiene un largo camino por recorrer. Sin ir más lejos, en términos de bancarización plena –que implica mucho más que contar con una caja de ahorro–, todavía existe una deuda pendiente con un vasto sector de la sociedad, que no logra incluirse de manera real y acceder a soluciones acordes a sus necesidades. Brasil, en cambio, ha avanzado notoriamente en este sentido con Pix, un producto creado por su Banco Central, que transformó los pagos y generó un ecosistema de interoperabilidad que aceleró la inclusión financiera. El porqué de esta demora en el caso argentino tiene múltiples aristas. De acuerdo a los especialistas consultados para este informe, una parte importante se vincula con la infraestructura. Los sistemas heredados, que durante décadas sostuvieron las operaciones bancarias, hoy ralentizan la adopción de herramientas, como la automatización o la integración con APIs abiertas. Migrar hacia otro tipo de arquitecturas implica inversiones significativas, pero también decisiones estratégicas sobre qué mantener, qué modernizar y qué reconstruir desde cero. Sin embargo, claro está, los obstáculos van más allá de la tecnología. La escasez de profesionales especializados en ciertos temas cruciales, así como el necesario y complejo cambio cultural dentro de organizaciones de larga data, representan otro gran escollo.
La regulación, por su parte, es otro de los factores determinantes para acelerar estos procesos. En este sentido, si bien en Argentina se han dado pasos, con normativas que buscan abrir el terreno hacia nuevos modelos, los especialistas alertan sobre la falta de agilidad que estos exigen.
La experiencia en el centro
La experiencia del cliente se ha convertido en la madre de todas las batallas. Los usuarios ya no comparan a su banco con otros bancos, sino con la mejor aplicación que usan en cualquier plataforma, de cualquier compañía. Esperan servicios disponibles las 24 horas, interfaces intuitivas, respuestas inmediatas y soluciones personalizadas. Rediseñar procesos con foco real en el usuario –y no simplemente digitalizar procesos heredados– marca la diferencia entre fidelizar clientes o perderlos, en manos de plataformas más ágiles. Esto implica también fortalecer la ciberseguridad –y garantizar un sólido cumpliento normativo– ya que la digitalización sin una gestión eficaz del riesgo y la protección de datos termina erosionando la confianza, el activo más valioso de cualquier entidad financiera.
Potenciar la innovación
Como tendencia global, el open banking está redefiniendo las reglas del juego. La apertura de datos bancarios mediante estándares comunes –previo consentimiento de los usuarios– amplía la competencia, impulsa nuevos servicios y habilita las finanzas embebidas, es decir, la posibilidad de que organizaciones no financieras ofrezcan créditos, seguros o pagos integrados directamente en sus plataformas. A los bancos tradicionales este proceso les exige adaptarse a un ecosistema colaborativo que demanda una agilidad no siempre fácil de conseguir, pero que a la vez abre la posibilidad de avanzar en nuevos modelos de negocio.
Así las cosas, a pesar de los múltiples retos, el escenario de hoy ofrece oportunidades concretas para los bancos que aceleren el paso. El avance de la inteligencia artificial permite potenciar la personalización de productos y servicios, generar scoring crediticios dinámicos, detectar fraudes en tiempo real y llevar la eficiencia operativa y de negocios a otro nivel. La gestión de datos es el gran activo estratégico. Los bancos que logren convertir la información en conocimiento accionable tendrán ventajas competitivas sustanciales para anticipar necesidades, personalizar ofertas y gestionar riesgos con mayor precisión. Pero la privacidad, la seguridad y el uso ético de estos datos serán tan importantes como la capacidad de procesarlos. Por otra parte, las finanzas sostenibles, que en Argentina aún están en estado incipiente, en comparación con otros países de la región, también abren posibilidades claras de expansión, con productos vinculados a transición energética, con impacto ambiental, social y económico (como los préstamos sustentables, verdes y sociales, que ya están siendo ofrecidos por diversos bancos, como Galicia, Santander y BBVA, entre otros).
Plataformas colaborativas, ecosistemas de servicios integrados y modelos de finanzas embebidas están redefiniendo qué significa ser un banco. El reto, probablemente, será manejar con creatividad un modelo híbrido, que combine la solidez institucional y la confianza de los bancos tradicionales con la agilidad y el foco en experiencia de las fintech. También lo será el generar alianzas que potencien sinergias y se conviertan en la punta de lanza de una estrategia innovadora.
En este informe, ejecutivos de entidades financieras y consultoras especializadas analizan los desafíos técnicos, regulatorios y estratégicos que enfrenta el sector de la banca. Sus perspectivas convergen en un punto: la transformación ya está en marcha y abre un abanico de oportunidades. La velocidad –y la creatividad– con que cada organización logre no solo adaptarse sino marcar el rumbo determinará su relevancia futura.












