También estas ocho transacciones fueron manejadas por Darleen A.Druyun, ex ejecutiva de la Fuerza Aérea, hoy en la cárcel tras confesar haber otorgado a Boeing tratamiento especial, a cambio de un importante cargo en la empresa. Los documentos fueron identificados por la agencia que fiscaliza contratos en la secretaría de Defensa, pero depende directamente del Pentágono. Esta instancia escrutó más de 400 operaciones, todas concluidas por Druyun cuando era la máxima encargada de adquisiciones.
Este grupo de contratos se agrega a los siete ya bajo investigación en la Inspectoría general y la Oficina de Responsabilidad Contable (GAO), en órbita del gobierno. Hasta el momento, hay cinco instancias federales ocupándole del escándalo.
Sólo que, ahora, este nuevo grupo de contratos no hace a Boeing, sino a otras. Por ejemplo, dos de ellos benefician a su rival en negocios militares, Lockheed Martin: US$ 603 millones por aeronaves C-5 y F-16. LM es el mayor proveedor de aviones y motores a Defensa, famoso por su influyente “lobby”.
Los cuatro contratos “pesados” de Boeing incluían US$ 400 millones por una sistema sensor de satélites polares, 244 millones por el alquiler con opción de compra de transportes C-40 y 1.500 millones por mantenimientos de aviones tanques usados para abastecer combustible en vuelo. Otros beneficiarios de Druyun, entre 1998 y 2002, fueron PemCo Aircraft, Systems & Electronics y Andersen Consulting (hoy Accenture).
Esta misma semana, la GAO anunciará dictámenes sobre una cantidad de impugnaciones de LM y BAE Systems contra contratos otorgados por Druyun a Boeing que, según admite ella ahora, fueron frutos del tráfico de favores. La lista incluye una transacción por US$ 4.000 millones para mejorar y ampliar software en aviones C-130. Pero también saldrán a luz evidencias según las cuales los procedimientos y funcionarios aeronáuticos relacionados con contrataciones distaban de ser correctos o transparentes.
También estas ocho transacciones fueron manejadas por Darleen A.Druyun, ex ejecutiva de la Fuerza Aérea, hoy en la cárcel tras confesar haber otorgado a Boeing tratamiento especial, a cambio de un importante cargo en la empresa. Los documentos fueron identificados por la agencia que fiscaliza contratos en la secretaría de Defensa, pero depende directamente del Pentágono. Esta instancia escrutó más de 400 operaciones, todas concluidas por Druyun cuando era la máxima encargada de adquisiciones.
Este grupo de contratos se agrega a los siete ya bajo investigación en la Inspectoría general y la Oficina de Responsabilidad Contable (GAO), en órbita del gobierno. Hasta el momento, hay cinco instancias federales ocupándole del escándalo.
Sólo que, ahora, este nuevo grupo de contratos no hace a Boeing, sino a otras. Por ejemplo, dos de ellos benefician a su rival en negocios militares, Lockheed Martin: US$ 603 millones por aeronaves C-5 y F-16. LM es el mayor proveedor de aviones y motores a Defensa, famoso por su influyente “lobby”.
Los cuatro contratos “pesados” de Boeing incluían US$ 400 millones por una sistema sensor de satélites polares, 244 millones por el alquiler con opción de compra de transportes C-40 y 1.500 millones por mantenimientos de aviones tanques usados para abastecer combustible en vuelo. Otros beneficiarios de Druyun, entre 1998 y 2002, fueron PemCo Aircraft, Systems & Electronics y Andersen Consulting (hoy Accenture).
Esta misma semana, la GAO anunciará dictámenes sobre una cantidad de impugnaciones de LM y BAE Systems contra contratos otorgados por Druyun a Boeing que, según admite ella ahora, fueron frutos del tráfico de favores. La lista incluye una transacción por US$ 4.000 millones para mejorar y ampliar software en aviones C-130. Pero también saldrán a luz evidencias según las cuales los procedimientos y funcionarios aeronáuticos relacionados con contrataciones distaban de ser correctos o transparentes.