Los estados sureños de Estados Unidos están viendo una migración de negocios e inversiones que viene del norte y es muy superior a la usual. El hecho podría tener grandes consecuencias para el empleo y los presupuestos del sector público.
La tendencias, que ya venía en evolución, recibió el impulso de la pandemia y del temor a un aumento de impuestos, regulación y políticas más izquierdistas en lugares como Nueva York y California.
Las grandes empresas tecnológicas de Silicon Valley se mudan a ciudades como Miami, explicando que lo hacen para ahorrar costos en ciudades más baratas. Pero muchos analistas interpretan la migración como una forma de pagar menos impuestos.
Miami es de las ciudades más elegidas como destino en lo que algunos llaman el “éxodo tecnológico”, ve la posibilidad de elevar la creación de empleo. Pero este proceso de ciudad contra ciudad tiene su contracara. Hay ciudades que, con tal de atraer un negocio y con tal de atraer a una empresa, se muestran dispuestas a hacer concesiones que terminan siendo más gravosas que las ventajas del negocio instalado.
