La semana pasada, el grupo financiero Inversora Cervecera adquirió marcas otrora pertenecientes a Quilmes. Debió venderlas el conglomerado belgobrasileño AmBev. Ahora, Femsa sostiene –ante la comisión nacional pro defensa de la competencia y la secretaría de comercio interior- que Eurnekián y su socio no reúnen condiciones prescriptas por la comisión, cuyo veredicto todavía está pendiente.
Tras casi cuatro años de trajines, Bieckert –la marca subsistente más vieja del país-, Palermo y e Imperial (lanzada a fines de los 50, nunca remontó vuelo) se adjudicaron provisoriaemente por unos $80 millones a Ernesto Gutiérrez, Eurnekián y otros. Su objetivo real es, claro, la moderna cervecería de Luján.
AmBev fue forzada a desprenderse de esos activos –se ignora si Africana, la negra de Bieckert, está incluida- al aprobarse la absorción de Quilmes por parte de Brahma. En lo formal, forma parte del grupo ARG, holding que, sostiene Gutiérrez, nada tiene que ver con Aeropuertos Argentina 2000.
En cuanto a Femsa, fue la otra participante en la puja, pero su oferta no fue aceptada por AmBev. Ahora los mejicanos cuestionan la adjudicación. Esta firma es la mayor cervecera de Méjico, con marcas como Tecate, XX y Sol. En Argentinba, se limita al sector gaseosas: es la mayor embotelladora de Coca-Cola y su línea en Latinoamérica.
En realidad, las tres marcas en disputa tienen hoy apenas 6% del mercado y facturan juntas apenas US$ 25 millones anuales. Existe una opción para tomar la salteña Norte (fuerte en su zona), pero al parecer no será ejercida. Sin duda, la clave está en Luján, donde Brahma había montado a mediados de los 90 una planta con capacidad hasta 3.000.000 de hectolitros, de la cual se emplea sólo un tercio.
Sin experiencia en la industria, los compradores deberán reclutar equipos técnicos. Por ejemplo, si su idea es tercerizar cerveza para supermercados o el exterior, o sea no tener marcas propias. De ocurrir eso, será un melancólico final para Bieckert. Fundada en 1860, la cervecería llegó a ser la más popular hasta hace unos cincuenta años. Con esa marca, Llavallol, Africana y otras, abastecía a una cadena de “múnich” franquiciados. Curiosamente, los dos más famosos eran de Palermo: junto a la Rural y donde hoy está el pase de compras homónimo.
La semana pasada, el grupo financiero Inversora Cervecera adquirió marcas otrora pertenecientes a Quilmes. Debió venderlas el conglomerado belgobrasileño AmBev. Ahora, Femsa sostiene –ante la comisión nacional pro defensa de la competencia y la secretaría de comercio interior- que Eurnekián y su socio no reúnen condiciones prescriptas por la comisión, cuyo veredicto todavía está pendiente.
Tras casi cuatro años de trajines, Bieckert –la marca subsistente más vieja del país-, Palermo y e Imperial (lanzada a fines de los 50, nunca remontó vuelo) se adjudicaron provisoriaemente por unos $80 millones a Ernesto Gutiérrez, Eurnekián y otros. Su objetivo real es, claro, la moderna cervecería de Luján.
AmBev fue forzada a desprenderse de esos activos –se ignora si Africana, la negra de Bieckert, está incluida- al aprobarse la absorción de Quilmes por parte de Brahma. En lo formal, forma parte del grupo ARG, holding que, sostiene Gutiérrez, nada tiene que ver con Aeropuertos Argentina 2000.
En cuanto a Femsa, fue la otra participante en la puja, pero su oferta no fue aceptada por AmBev. Ahora los mejicanos cuestionan la adjudicación. Esta firma es la mayor cervecera de Méjico, con marcas como Tecate, XX y Sol. En Argentinba, se limita al sector gaseosas: es la mayor embotelladora de Coca-Cola y su línea en Latinoamérica.
En realidad, las tres marcas en disputa tienen hoy apenas 6% del mercado y facturan juntas apenas US$ 25 millones anuales. Existe una opción para tomar la salteña Norte (fuerte en su zona), pero al parecer no será ejercida. Sin duda, la clave está en Luján, donde Brahma había montado a mediados de los 90 una planta con capacidad hasta 3.000.000 de hectolitros, de la cual se emplea sólo un tercio.
Sin experiencia en la industria, los compradores deberán reclutar equipos técnicos. Por ejemplo, si su idea es tercerizar cerveza para supermercados o el exterior, o sea no tener marcas propias. De ocurrir eso, será un melancólico final para Bieckert. Fundada en 1860, la cervecería llegó a ser la más popular hasta hace unos cincuenta años. Con esa marca, Llavallol, Africana y otras, abastecía a una cadena de “múnich” franquiciados. Curiosamente, los dos más famosos eran de Palermo: junto a la Rural y donde hoy está el pase de compras homónimo.