Sea como fuere, se ha desatado una batalla a varias puntas y alcances geográficos amplios. En Argentina, por ejemplo, TI es accionista principal de Telecom Argentina y, en Brasil, controla TIM. La polémica por una presunta “desnacionalización” de la empresa suena rara en Buenos Aires, donde hace años el gobierno de Carlos S.Ménem malvendió los activos de Entel sin problemas.
El clima peninsular se recalentó más cuando, el miércoles, empezó a circular el rumor de que Mediaset “rescataría los teléfonos”. El grupo está en manos del ex primer ministro Silvio Berlusconi, actualmente sentenciado a cinco años por corromper jueces en los 90. Por su parte, Refundación comunista pide que la red vuelva a ser totalmente estatal, como hasta 1996.
Entretanto, están en Milán representantes de American Telephone & Telegraph y América móvil. La segunda pertenece al mexicano Carlos Slim Helú (Telmex-CTI, sombra negra de la española Telefónica en el hemisferio occidental). En lo formal, el primer ministro Romano Prodi no ha abierto la boca y tal vez no lo haga hasta después de Pascuas. Pero algunos colaboradores cercanos tachan de traidor y vendepatria a Marco Tronchettii Provera, amo de Pirelli a quien defiende Luca Cordero Montezemolo (Fiat, Confederazione dell’industria).
Hasta ahora, por cierto, la oferta AT&T-AM no es vinculante y el compromiso de Pirelli para negociar llega sólo hasta fin de mes. Luego, habrá una quincena para evaluar otras posibles propuestas. Además de Mediaset –sería incompatible y Berlusconi no inspira confianza-, se habla de un grupo de bancos locales, Telefónica española, France Télécom y Deustche Telekom. Todos son interesados europeos.
Este jueves cayó otra bomba: Tronchetti Provera le pidió la renuncia a Guido Rossi, presidente del directorio en Pirelli, cuyas relaciones con el dueño iban de mal en peor. Rossi se opone a negociar con AT&T-AM y objeta personalmente a Slim. Pero el funcionario declaró que encabezará la próxima asamblea de accionistas, ante lo cual Provera resolvió no renovarle el mandato. Eso forzó la dimisión de Rossi, en tanto Forza Italia sostenía que los bancos “no deben meterse”. Era la guerra.
Sea como fuere, se ha desatado una batalla a varias puntas y alcances geográficos amplios. En Argentina, por ejemplo, TI es accionista principal de Telecom Argentina y, en Brasil, controla TIM. La polémica por una presunta “desnacionalización” de la empresa suena rara en Buenos Aires, donde hace años el gobierno de Carlos S.Ménem malvendió los activos de Entel sin problemas.
El clima peninsular se recalentó más cuando, el miércoles, empezó a circular el rumor de que Mediaset “rescataría los teléfonos”. El grupo está en manos del ex primer ministro Silvio Berlusconi, actualmente sentenciado a cinco años por corromper jueces en los 90. Por su parte, Refundación comunista pide que la red vuelva a ser totalmente estatal, como hasta 1996.
Entretanto, están en Milán representantes de American Telephone & Telegraph y América móvil. La segunda pertenece al mexicano Carlos Slim Helú (Telmex-CTI, sombra negra de la española Telefónica en el hemisferio occidental). En lo formal, el primer ministro Romano Prodi no ha abierto la boca y tal vez no lo haga hasta después de Pascuas. Pero algunos colaboradores cercanos tachan de traidor y vendepatria a Marco Tronchettii Provera, amo de Pirelli a quien defiende Luca Cordero Montezemolo (Fiat, Confederazione dell’industria).
Hasta ahora, por cierto, la oferta AT&T-AM no es vinculante y el compromiso de Pirelli para negociar llega sólo hasta fin de mes. Luego, habrá una quincena para evaluar otras posibles propuestas. Además de Mediaset –sería incompatible y Berlusconi no inspira confianza-, se habla de un grupo de bancos locales, Telefónica española, France Télécom y Deustche Telekom. Todos son interesados europeos.
Este jueves cayó otra bomba: Tronchetti Provera le pidió la renuncia a Guido Rossi, presidente del directorio en Pirelli, cuyas relaciones con el dueño iban de mal en peor. Rossi se opone a negociar con AT&T-AM y objeta personalmente a Slim. Pero el funcionario declaró que encabezará la próxima asamblea de accionistas, ante lo cual Provera resolvió no renovarle el mandato. Eso forzó la dimisión de Rossi, en tanto Forza Italia sostenía que los bancos “no deben meterse”. Era la guerra.