Por Renato Tarditti.
Para cualquiera que conozca mínimamente el mundo de los autos, Jeep es sinónimo de aventura sobre ruedas. El origen de esta reputación se remonta a la Segunda Guerra Mundial, cuando la empresa Willys desarrolló un vehículo de propósito general –General Purpose, en inglés– para el ejército estadunidense, cuya sigla “GP” terminaría convirtiéndose por sonoridad en “Jeep”. Con mucho tino, Willys registró como propio el nombre para su uso comercial en 1943 y luego de la Guerra empezó a comercializar versiones “civiles” del popular vehículo. Con el tiempo, aún con cambios en la propiedad de la marca –que pasó por las manos de Kaiser, American Motors, Renault, Chrysler hasta llegar al actual Grupo Stellantis– se fueron introduciendo nuevos modelos, incluido el que es considerado como el primer SUV moderno: el Jeep Wagoneer, en 1963. El hilo conductor de todos esos productos siempre fueron las aptitudes todoterreno y una clara predisposición hacia la aventura y la exploración. Lo cierto es que todos estos años de trayectoria, le fueron dando a Jeep una “legitimidad” inigualable en lo que a off-road se refiere.
Pero por supuesto Jeep no está sola en este terreno. Desde otras marcas como mucha historia en el tema (como Land Rover), hasta varias que han sabido hacerse un lugar (como Ford, Mercedes y buena parte de los fabricantes japoneses como Toyota, Nissan o Subaru), todas quieren apropiarse de un pedacito de este lucrativo mercado, máxime en una época en la que el concepto de “aventura” se ha convertido en un gran aspiracional para muchos consumidores, más allá de que luego usen sus 4×4 solo para ir al shopping. Incluso las pickups se han subido a esta tendencia, ya que estos vehículos nacidos para el trabajo también tienen un importante uso recreativo.
Jeep Nature
Conscientes de esta tendencia, muchas marcas ofrecen a sus clientes (actuales y potenciales), concesionarios y periodistas, una variedad de actividades para experimentar las capacidades de sus productos off-road; desde clínicas de manejo todoterreno (muy populares en la temporada veraniega) hasta extensas travesías turísticas. Y Jeep no es la excepción, porque no es cuestión de dormirse en los laureles.
Para eso creó Jeep Nature, un nuevo programa a nivel regional en el que la marca invita a “una inmersión total en el mundo Jeep, combinando actividades que no solo muestran la destreza off-road de sus vehículos, sino que también promueven el disfrute y descubrimiento de la naturaleza, incluidas áreas protegidas”. Este programa es el que nos deposita precisamente en la Península Valdés, donde el programa hizo su debut en Argentina, con un viaje para un selecto grupo de medios y periodistas especializados, entre los que estuvieron elDiarioAR y Mercado.
La travesía, que se inició en el Aeropuerto de Trelew, tuvo como protagonistas a prácticamente todos los modelos Jeep que actualmente se venden en Argentina: el clásico Wrangler (el heredero directo del Willys), el Gladiator (su versión pickup), el Compass y el Comander (dos SUV medianos familiares, el último con 3 filas de asientos), el Renegade (un SUV compacto), e incluso el nuevo Grand Cherokee, un SUV de lujo que fue incorporado a la caravana en carácter de anticipo para la prensa, en vistas a su próximo lanzamiento comercial en el país. El grupo de 10 periodistas se turnó para probar cada uno de los autos a lo largo del recorrido, para comprobar sus capacidades dentro y fuera del asfalto.
Península Valdés y su extroaordinaria fauna
Más allá de que su fama la precede, hay que decir que la Penísula Valdés supera las expectativas en cuanto a experiencias extraordinarias. La primera escala del Jeep Nature fue en Puerto Pirámides, desde donde estaba prevista una excursión embarcada en el Golfo Nuevo para el avistaje de ballenas. Para varios de los que participamos fue la primera vez, y quedamos realmente conmovidos por el encuentro a la distancia con esos majestuosos animales. En el recorrido por el Golfo también tuvimos la posibilidad de ver de cerca una nutrida colonia de lobos marinos. Al día siguiente, en la bellísima Caleta Valdez, tuvimos una experiencia cercana con sus “primos mayores” entre los mamíferos semiacuáticos: los elefantes marinos, que pueden llegar a medir hasta 6 metros de largo y pesar 4 toneladas. Estas dos especies son parte del alimento habitual de las orcas (que atacan a sus crías), pero ese día no se hicieron presentes en la Caleta. La última jornada fue para los pingüinos de magallanes; y si bien por cuestiones de tiempo no llegamos a la gran pingüinera de Punta Norte, sí pudimos ver algunos de cerca en Caleta Valdez. Le hacen honor a su fama de simpáticos.
Remediación
Es cierto que los tiempos cambiaron bastante en cuanto a la percepción que el público en general tiene acerca de estas travesías, que muchas veces son tachadas de antiecológicas, por el impacto que los autos tienen en sobre el medio ambiente. Para una marca como Jeep, es un desafío combinar un mensaje de pasión por la aventura con uno de cuidado de la naturaleza. Por eso, más allá de los extraordinarios paisajes, los asombrosos animales, y las notables capacidades off-road de los autos, lo más interesante fue participar en una actividad de remediación que era parte de la experiencia. Con ese propósito nos trasladamos a una playa del sureste de la Península –entre Punta Cormoranes y Morro Nuevo–, llamada justamente “El Basural”, por la enorme cantidad de desechos de la industria pesquera y turística que se acumulan en sus costas.
La iniciativa surgió en Stellantis Argentina, que eligió sumar una actividad extra –y más significativa– al diseño regional original del Jeep Nature, tal como había comenzado a aplicarse en Brasil. Según Pablo García Leyenda, Director Comercial de Jeep en Argentina: “Lo más interesante de Jeep Nature, tal como lo queremos implementar en el país, es incorporar a la experiencia varias actividades que no tienen que ver con la experiencia de manejo en sí. Se trata de darle también un propósito al recorrido, que además del avistaje de la fauna, incluye participar en las tareas de limpieza de una playa. Nos parece que es una forma de vincularnos con el lugar de una manera mucho más produnda, entendiendo su valor y también sus problemáticas”.
Para la actividad, bajamos a la playa por un acceso muy difícil, solo posible con los Wrangler y Gladiator, los vehículos 4×4 más capacitados de la gama. Una vez en la arena, todos los periodistas fuimos dotados de un par de guantes de seguridad y recorrimos junto a un grupo de voluntarios más de 2 kilómetros de playa recogiendo todo tipo de residuos, especialmente cajones de pesca (que llegan a la costa de a cientos) y una cantidad importante de baldes, canastos, botellas, sogas, redes y bolsas de plástico.
Para los voluntarios locales que se dedican intensivamente a la limpieza, la iniciativa de Jeep es muy valorada: “Me parece fantástico que las empresas que están relacionadas con el turismo aventura, tengan una intersección con la conservación. El hombre realiza actividades recreativas que indefectiblemente van avanzando sobre las áreas naturales, y es importante generar consciencia de que esas áreas deben ser usadas en forma responsable. La comunicación de ese mensaje es algo, no solo destacable, sino que debería ser profundizado, para que todo el mundo pueda disfrutar de la naturaleza en forma abierta, pero con responsabilidad”, dijo a elDiarioAr y Mercado Marcelo Balbi, guía especializado en turismo y uno de los ayudantes en las tareas de remediación de la playa. Las palabras de Marcelo cobran sentido, guantes en mano y levantando cajas de plástico tiradas en la playa: tomar contacto concreto con los residuos y la polución que producen es algo muy movilizante y genera una toma de consciencia muy concreta.
Según García Leyenda, la idea de Jeep Argentina es participar a la mayor cantidad posible de clientes de la marca en estas experiencias; será interesante ver cómo responden los usuarios de la marca a la convocatoria.
Un claro mensaje
La iniciativa de Jeep es tan encomiable como inteligente. Por un lado, retoma protagonismo en un territorio en el han surgido importantes competidores, especialmente con la reciente apertura del mercado. El nuevo Ford Bronco y el Land Rover Defender, rivales directos del Jeep Wrangler, son los mejores ejemplos de modelos con aptitudes todoterreno similares o tal vez superiores. Pero mientras sus competidores venden fuerza bruta, virilidad percibida y eventualmente lujo, Jeep le da una vuelta de tuerca al asunto, propone un propósito real e invita a la reflexión y el compromiso con otros valores.
La idea de usar estos vehículos como herramienta para conectar con la naturaleza es muy potente. Ya sea para llegar hasta donde se avistan ballenas o para tomar consciencia del perjuicio de los residuos plásticos en las playas, e incluso colaborar en su remediación. Es cierto que es una acción que puede ser criticada como insuficiente; apenas un granito de arena de esas playas que se intentan limpiar. Pero en un mundo en el que cada vez prevalecen más los mensajes vacíos, y hasta un creciente cinismo, esta acción real y tangible de Jeep no es poca cosa.