Supercomputadoras y especuladores en danza

Los negocios de “alta frecuencia” pueden desembocar en un desastre peor que la actual crisis sistémica occidental o la saturación de derivativos. Tres Nobel económicos han advertido al respecto: James Tobin (ya muerto), Joseph Stiglitz y Paul Krugman.

16 agosto, 2009

<p>Parece otra man&iacute;a de Wall Street y Londres, ahora centrada en un grupo relativamente chico de operadores capaces de dominar el mercado y manipular precios de activos. Estas transacciones a enorme velocidad, v&iacute;a pares de computadoras tipo C-5, permiten procesar millones de &oacute;rdenes al instante y ganar miles de millones de d&oacute;lares a costa del resto de los jugadores.<br />
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Muchos analistas se preguntan c&oacute;mo grandes fondos de cobertura (derivados) y bancos prosperan as&iacute; cuando, hace poco, el sistema estuvo al borde del colapso. Entretanto, observadores suspicaces vinculan esta ola con las crecientes presiones para hundir la reforma financiera de Barack Obama, cuyo objeto son justamente los instrumentos derivativos.<br />
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No es casual que, entre las estrellas de la modalidad, brille Goldman Sachs. Esta m&aacute;quina de utilidades ha resistido embates como los que tumbaron a Bear Stearns, Lehman Brothers, American International Group (ligado otrora a GS) o Merrill Lynch. Con cierta parsimonia, la Securities &amp; Exchange commission (SEC, comisi&oacute;n federal de valores) comienza a examinar esta loca galaxia. Pero las supercomputadoras, en verdad, vienen causando estragos desde los a&ntilde;os 90 y debieran regularse como si fuesen armas nucleares.<br />
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Parte de todo es obra de la misma SEC que, en 1998, autoriz&oacute; operaciones electr&oacute;nicas sin techo. Su entonces presidente, el republicano William Donaldson, fue claro: &ldquo;la idea era abrir los mercado a cualquiera con una computadora en mano&rdquo;. Pero poco tardaron en irrumpir las gigantes C-5. Sus algoritmos y ecuaciones (1.500 millones por segundo) son capaces de procesar millones de &oacute;rdenes escaneando precios y &ldquo;conversando&rdquo; entre s&iacute;, sin interferencias humanas. <br />
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Verbigracia, a mediados de julio Intel, l&iacute;der mundial en microprocesadores, declar&oacute; buenas utilidades. Algunos entonces se lanzaron a comprar papeles de un rival m&aacute;s peque&ntilde;o, Broadcom. Pero &ndash;en un solo caso- los operadores convencionales acabaron pagando US$ 1.400.000 por unos 56.000 t&iacute;tulos, m&aacute;s que los operadores de alta frecuencia. Basta multiplicar esas cifras por millones de transacciones para medir la asimetr&iacute;a.</p>
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