SEC: ante problemas cada día más complicados

Todavía acéfala, tras la renuncia de Harvey L.Pitt y otros, la SEC se debate en problemas tan de fondo que traban la labor de controlar empresas, bancos y mercados. Asi temen fiscales, funcionarios, juristas y expertos del sector.

2 diciembre, 2002

Cuando la serie de crisis iniciada con Enron cumple un año, la Securities & Exchange Commission afronta crecientes dificultades para defender a accionistas e inversores contra abusos del mercado. Si bien en estos doce meses ha abierto una cantidad récord de sumarios y ha adoptado normas más estrictas, influyentes “lobbies” –grandes empresas, bancas, estudios contables- diluyen sus esfuerzos.

Muchos problemas derivan de poderosos intereses creados en Wall Street y la profesión contable. Esta conjunción actúa directamente o vía gestores en los poderes legislativo y ejecutivo. Por consiguiente, el presupuesto de la SEC sigue siendo exiguo (menos de US$ 500 millones anuales, poco más de la suma que Bernard Ebbers acumuló en tres años como CEO de WorldCom). Existe una ley que debiera elevarlo 77%, pero no se promulga porque la entidad carece de un presidente que pelee.

“La supervisión afloja en el peor momento posible”, sostiene Charles A. Bowsher, ex contralor general de la república. “Hay inquietantes paralelos con la situación previa al colapso del sistema de ahorro y préstamo, hace más de diez años”.

Por otra parte, Pitt ha dado a entender que seguirá a cargo mientras no se designe reemplazante. A su juicio, la SEC ha reaccionado con energía a los desastres contables, ha adoptado pautas más duras y ha abierto sumarios -algunos de los cuales fueron a la justicia- como los de Enron, WorldCom, Sunbeam, Adelphia o Tyco.

Sin embargo, expertos en el tema afirman que los problemas se remontan a la gestión de Arthur Levitt, bajo la presidencia de William J. Clinton. Por entonces, Levitt pudo lanzar medidas en pro de accionistas e inversores, pero debió tolerar acuerdos a mitad de camino –por ejemplo, auditoría, consultoría, calificación de papeles en las mismas manos- que hoy lamenta. Lo confiesa en “Take on the Street” (“Lidiar con Wall Street”), libro recién editado.

“Los tres períodos más conflictivos fueron los años iniciales, la secuela de las elecciones de 1994 –cuando Newt Gingrich, republicano de ultraderecha, se lanzó contra toda regulación- y el lapso actual”, afirma Joel Seligman, especialista en historia de la SEC. Pitt no es ajeno a ello, sobre todo porque ha demorado la aplicación de la ley Sarbanes-Oxley, firmada en julio para mejorar la supervisión de mercados, gobierno empresario y prácticas contables.

Sin duda, “la SEC pasa por otro bajón”, estima Alan Bromberg, profesor de Derecho mercantil que ha seguidos el tema más de 45 años. “Los dilemas datan del principio. En 1933, durante la peor crisis financiera y bursátil de la historia, el Senado pone en evidencia graves abusos de instituciones como JP Morgan, First National City Bank of New York, Chase National Bank y otras. Todo eso llevó a la ley de Bolsas y Valores, génesis de la SEC en 1934.

Hoy “pierde liderazgo –subraya Bromberg- en muchas áreas. En parte, porque Pitt llegó al cargo comprometido con contadores y auditores. En parte, porque este gobierno es por demás proclive a los grandes negocios. Tanta debilidad ha provocado que los fiscales federales y estaduales hayan iniciado sus propias investigaciones sobre compañías y bancos cotizantes en Wall Street. Ello puede conducir a inconsistencias y balcanización de instancias”.

En semejante lío surge la ley Sarbanes-Oxley, que exige a las firmas divulgar estados financieros más detallados y en menores plazos e impone más obligaciones sobre ejecutivos, contadores, abogados y directorios. A la luz de estas reformas, el 24% más de sumarios abiertos en los últimos doce meses es significativo, pero queda corto en comparación con la ola de irregularidades y delitos salidos a luz pública desde el caso Enron. También empalidece ante el récord de balances revisados, depreciaciones de activos, contracción de mercados y quebrantos empresarios.

Dentro de la SEC, el área reguladora de mercados se ha retrasado años en materia normativa. Cuatro semanas antes de iniciar labores, la junta supervisora de prácticas contables, creada por la ley Sarbanes-Oxley –supuestamente, para fijar pautas de auditoría y contabilidad- ni siquiera tiene conducción. Su presidente designado, William Webster, dimitió en medio de un escándalo que arrastró a Pitt.

Cuando la serie de crisis iniciada con Enron cumple un año, la Securities & Exchange Commission afronta crecientes dificultades para defender a accionistas e inversores contra abusos del mercado. Si bien en estos doce meses ha abierto una cantidad récord de sumarios y ha adoptado normas más estrictas, influyentes “lobbies” –grandes empresas, bancas, estudios contables- diluyen sus esfuerzos.

Muchos problemas derivan de poderosos intereses creados en Wall Street y la profesión contable. Esta conjunción actúa directamente o vía gestores en los poderes legislativo y ejecutivo. Por consiguiente, el presupuesto de la SEC sigue siendo exiguo (menos de US$ 500 millones anuales, poco más de la suma que Bernard Ebbers acumuló en tres años como CEO de WorldCom). Existe una ley que debiera elevarlo 77%, pero no se promulga porque la entidad carece de un presidente que pelee.

“La supervisión afloja en el peor momento posible”, sostiene Charles A. Bowsher, ex contralor general de la república. “Hay inquietantes paralelos con la situación previa al colapso del sistema de ahorro y préstamo, hace más de diez años”.

Por otra parte, Pitt ha dado a entender que seguirá a cargo mientras no se designe reemplazante. A su juicio, la SEC ha reaccionado con energía a los desastres contables, ha adoptado pautas más duras y ha abierto sumarios -algunos de los cuales fueron a la justicia- como los de Enron, WorldCom, Sunbeam, Adelphia o Tyco.

Sin embargo, expertos en el tema afirman que los problemas se remontan a la gestión de Arthur Levitt, bajo la presidencia de William J. Clinton. Por entonces, Levitt pudo lanzar medidas en pro de accionistas e inversores, pero debió tolerar acuerdos a mitad de camino –por ejemplo, auditoría, consultoría, calificación de papeles en las mismas manos- que hoy lamenta. Lo confiesa en “Take on the Street” (“Lidiar con Wall Street”), libro recién editado.

“Los tres períodos más conflictivos fueron los años iniciales, la secuela de las elecciones de 1994 –cuando Newt Gingrich, republicano de ultraderecha, se lanzó contra toda regulación- y el lapso actual”, afirma Joel Seligman, especialista en historia de la SEC. Pitt no es ajeno a ello, sobre todo porque ha demorado la aplicación de la ley Sarbanes-Oxley, firmada en julio para mejorar la supervisión de mercados, gobierno empresario y prácticas contables.

Sin duda, “la SEC pasa por otro bajón”, estima Alan Bromberg, profesor de Derecho mercantil que ha seguidos el tema más de 45 años. “Los dilemas datan del principio. En 1933, durante la peor crisis financiera y bursátil de la historia, el Senado pone en evidencia graves abusos de instituciones como JP Morgan, First National City Bank of New York, Chase National Bank y otras. Todo eso llevó a la ley de Bolsas y Valores, génesis de la SEC en 1934.

Hoy “pierde liderazgo –subraya Bromberg- en muchas áreas. En parte, porque Pitt llegó al cargo comprometido con contadores y auditores. En parte, porque este gobierno es por demás proclive a los grandes negocios. Tanta debilidad ha provocado que los fiscales federales y estaduales hayan iniciado sus propias investigaciones sobre compañías y bancos cotizantes en Wall Street. Ello puede conducir a inconsistencias y balcanización de instancias”.

En semejante lío surge la ley Sarbanes-Oxley, que exige a las firmas divulgar estados financieros más detallados y en menores plazos e impone más obligaciones sobre ejecutivos, contadores, abogados y directorios. A la luz de estas reformas, el 24% más de sumarios abiertos en los últimos doce meses es significativo, pero queda corto en comparación con la ola de irregularidades y delitos salidos a luz pública desde el caso Enron. También empalidece ante el récord de balances revisados, depreciaciones de activos, contracción de mercados y quebrantos empresarios.

Dentro de la SEC, el área reguladora de mercados se ha retrasado años en materia normativa. Cuatro semanas antes de iniciar labores, la junta supervisora de prácticas contables, creada por la ley Sarbanes-Oxley –supuestamente, para fijar pautas de auditoría y contabilidad- ni siquiera tiene conducción. Su presidente designado, William Webster, dimitió en medio de un escándalo que arrastró a Pitt.

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