Ronda Dohá: ahora, los fracasos preceden a los intentos

En abril, fracasó una reunión preparatoria y la pasaron a julio, sin mucha convicción. Este fin de semana, decidieron patear el encuentro formal a diciembre. Mientras, languidecen la ronda y la Organización Mundial de Comercio.

8 mayo, 2006

“En medio de todo, es una ventaja: se gasta menos en viáticos para una horda de funcionarios y asesores que no hacen casi nada. A su vez –ironizaba el “Journal de Génève”-, los medios se ahorran enviados inútiles”. Lo cierto es que los debates sobre subsidios y aranceles, particularmente agrícolas, se reiniciarán formalmente en diciembre, pero los acuerdos (si hay) pueden demorar hasta el segundo trimestre de 2007.

En términos formales y según declaraciones del francés Pascal Lamy (viejo campeón del proteccionismo agrícola e inexplicable presidente de la OMC), “las discusiones técnicas quizá lleven varias semanas desde julio. Pero la agenda de negociaciones en sí recién se definirá a fin de año”.

En lo papeles, entonces, habría “semifinales” la primera semana de julio –eso aún debe confirmarse-, anunció Lamy a algunos medios relevantes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Europa occidental, Brasil e India. Por su parte, Peter Mandelson –comisario comercial de la Unión Europea, mercantilista ortodoxo- opina que “es hora de tomarse tiempo, pues no parece realista esperar un acuerdo antes de promediar 2007. Pero todo esto es inquietante”.

Hay otro motivo para postergar las cosas y es político. Sucede que, como subrayaba una alta funcionaria de París, “no sería prudente avanzar en esas negociaciones antes de los próximos comicios presidenciales en mi país”. Máxime con la dura interna por la sucesión del claudicante Jacques Chirac, entre dos perdedores potenciales, Nicolas Sarkozy y Dominique Villepin, en un contexto donde avanzan las derechas antieuropeas y xenófobas (con Jean-Marie Le Pen al frente).

Mandelson se limitó a reiterar un conocido libreto: la UE aceptaría una mayor reducción de subsidios si otros países (EE.UU. y Japón, claro) mejorasen su propuesta. Washington dice lo mismo y le ocurre igual que a París: se vienen elecciones parlamentarias y el gobierno está sumamente débil, porque George W.Bush tiene índices de aceptación pública inferiores a 35% en los sondeos.

A Lamy le sobran motivos para ser pesimista. Primero, porque los sucesivos plazos marcados desde Cancún han caído uno tras otro. Segundo, porque EE.UU. virtualmente carece de negociador con poder real (Robert Portman fue relevado a poco más de un año de nombrárselo). Tercero, porque Bush perderá en junio las facultades extraordinarias, conferidas por el congreso, para firmar tratados comerciales sin modificaciones parlamentarias ulteriores.

“En medio de todo, es una ventaja: se gasta menos en viáticos para una horda de funcionarios y asesores que no hacen casi nada. A su vez –ironizaba el “Journal de Génève”-, los medios se ahorran enviados inútiles”. Lo cierto es que los debates sobre subsidios y aranceles, particularmente agrícolas, se reiniciarán formalmente en diciembre, pero los acuerdos (si hay) pueden demorar hasta el segundo trimestre de 2007.

En términos formales y según declaraciones del francés Pascal Lamy (viejo campeón del proteccionismo agrícola e inexplicable presidente de la OMC), “las discusiones técnicas quizá lleven varias semanas desde julio. Pero la agenda de negociaciones en sí recién se definirá a fin de año”.

En lo papeles, entonces, habría “semifinales” la primera semana de julio –eso aún debe confirmarse-, anunció Lamy a algunos medios relevantes de Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia, Europa occidental, Brasil e India. Por su parte, Peter Mandelson –comisario comercial de la Unión Europea, mercantilista ortodoxo- opina que “es hora de tomarse tiempo, pues no parece realista esperar un acuerdo antes de promediar 2007. Pero todo esto es inquietante”.

Hay otro motivo para postergar las cosas y es político. Sucede que, como subrayaba una alta funcionaria de París, “no sería prudente avanzar en esas negociaciones antes de los próximos comicios presidenciales en mi país”. Máxime con la dura interna por la sucesión del claudicante Jacques Chirac, entre dos perdedores potenciales, Nicolas Sarkozy y Dominique Villepin, en un contexto donde avanzan las derechas antieuropeas y xenófobas (con Jean-Marie Le Pen al frente).

Mandelson se limitó a reiterar un conocido libreto: la UE aceptaría una mayor reducción de subsidios si otros países (EE.UU. y Japón, claro) mejorasen su propuesta. Washington dice lo mismo y le ocurre igual que a París: se vienen elecciones parlamentarias y el gobierno está sumamente débil, porque George W.Bush tiene índices de aceptación pública inferiores a 35% en los sondeos.

A Lamy le sobran motivos para ser pesimista. Primero, porque los sucesivos plazos marcados desde Cancún han caído uno tras otro. Segundo, porque EE.UU. virtualmente carece de negociador con poder real (Robert Portman fue relevado a poco más de un año de nombrárselo). Tercero, porque Bush perderá en junio las facultades extraordinarias, conferidas por el congreso, para firmar tratados comerciales sin modificaciones parlamentarias ulteriores.

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