Preocupaciones para la Reserva Federal y algunos colegas

¿Hasta qué punto el banco central estadounidense debiera abaratar el dinero? Sobre las pésimas noticias que recorren el mundo financiero, la economía real y los negocios, se ciernen espectros inflacionarios que desvelan a las autoridades.

25 abril, 2008

Hasta el momento, los mercados esperan que la RF rebaje las tasas referenciales de 2,25 (básica) y 3,25% anual (redescuento) a 2 y 3%, el menor margen en varios meses. Luego, habría una pausa, durante la cual el comité de política monetaria sopesará si debe, o no, proteger el sistema de perspectivas peores a las presumidas. En efecto, la RF no cree que lo peor haya pasado.

Las minutas de la reunión anterior (18 de marzo) translucían crecientes incertidumbre sobre si la inflación amainaría. Pero el banco central admitió que “evaluar los efectos de esa rebaja y anteriores tomarían tiempo y dificultarían calibrar políticas”. Esto no convenció a casi nadie.

Como otras entidades de su clase, la RF apela a la psicología conductista para equilibrar oferta y demanda de crédito. Esto se hace arduo cuando las fuentes de inflación prevalentes son alimentos y combustibles; no sólo en Estados Unidos. Eso ocurre aunque, desde una increíble reforma de Alan Greenspan, los analistas de la RF excluyen ambos rubros y energía de su “índice subyacente” de precios minoristas.

Por cierto, hay síntomas inflacionarios en medio mundo. Emisores desde India a Brasil han estado adoptando medidas contra el mismo fenómeno que obsede al Banco Central europeo. En la Eurozona, la dureza de Jean-Claude Trichet (BCE) contrasta con Francia, Italia, Alemania y otros socios a quienes desvela más el crecimiento –algo tangible- que una inflación por hoy bastante moderada.

Hasta el momento, los mercados esperan que la RF rebaje las tasas referenciales de 2,25 (básica) y 3,25% anual (redescuento) a 2 y 3%, el menor margen en varios meses. Luego, habría una pausa, durante la cual el comité de política monetaria sopesará si debe, o no, proteger el sistema de perspectivas peores a las presumidas. En efecto, la RF no cree que lo peor haya pasado.

Las minutas de la reunión anterior (18 de marzo) translucían crecientes incertidumbre sobre si la inflación amainaría. Pero el banco central admitió que “evaluar los efectos de esa rebaja y anteriores tomarían tiempo y dificultarían calibrar políticas”. Esto no convenció a casi nadie.

Como otras entidades de su clase, la RF apela a la psicología conductista para equilibrar oferta y demanda de crédito. Esto se hace arduo cuando las fuentes de inflación prevalentes son alimentos y combustibles; no sólo en Estados Unidos. Eso ocurre aunque, desde una increíble reforma de Alan Greenspan, los analistas de la RF excluyen ambos rubros y energía de su “índice subyacente” de precios minoristas.

Por cierto, hay síntomas inflacionarios en medio mundo. Emisores desde India a Brasil han estado adoptando medidas contra el mismo fenómeno que obsede al Banco Central europeo. En la Eurozona, la dureza de Jean-Claude Trichet (BCE) contrasta con Francia, Italia, Alemania y otros socios a quienes desvela más el crecimiento –algo tangible- que una inflación por hoy bastante moderada.

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