Blair negocia permanencia de Ford
El cierre de Ford, la reducción de la producción de Honda, y la venta de Rover complican la situación laboral en la industria británica.
El primer ministro británico, Tony Blair, mantiene reuniones reservadas para evitar que la Ford cierre sus puertas en el Reino Unido, lo que supondría el despido de 7.700 empleados.
La información, difundida por fuentes gubernamentales que citan los principales diarios europeos, da cuenta que la decisión de la Ford podría generar en el Reino Unido un estallido social similar al ocurrido tras la desvinculación de la alemana BMW con la británica Rover.
Blair se habría entrevistado con el jefe de operaciones globales de la multinacional estadounidense de automóviles, Jack Nasser, para persuadirlo de que no cierre su fábrica de Dagenham, al este del país.
Con el mismo sentido, el ministro de Industria y Comercio británico, Stephen Byers ha estado manteniendo reuniones con representantes de la automotriz alemana BMW para que postergue el plazo límite para la presentación de ofertas por Rover. El objetivo declarado en este caso es que hay un segundo grupo que pretende hacer una propuesta que implicaría un menor costo en términos de pérdidas de empleos. Ver Piden retrasar venta de Rover, en esta misma sección.
Asimismo, el mandatario mantuvo contactos telefónico con el presidente de Ford Europa, Nick Scheele, para que le informe sobre sus planes y sus intenciones de futuro.
Fuentes del gobierno británico admitieron que no le se puede prometer subsidios a la compañía norteamericana debido a la rigidez legal de la Unión Europea (UE) en materia de incentivos a la industria.
El sábado último, el diario Financial Times informó de que Ford anunciará en mayo el cese de la producción en la factoría de Dagenham, con lo que corren riesgo 3.000 empleos directos y otros 4.700 de empresas vinculadas a la multinacional estadounidense.
Posteriormente, Ford calificó a esta información de “especulación”, aunque desde hace tiempo se sabe que en los planes de la compañía figura la intención de reordenar su capacidad productiva en Europa y desprenderse de las plantas más antiguas.
La dirección de Ford ha alegado problemas económicos para mantener a flote su mayor planta de producción en el Reino Unido, tras registrar una grave caída de sus beneficios en Europa, pasando de US$ 320 millones, a US$ 45 millones durante el año pasado.
Unos 3.000 empleos podrían peligrar de confirmarse los planes de Ford, que ya despidió el pasado mes de febrero a 1.500 trabajadores tras advertir de que tomaría medidas más drásticas en caso necesario.
Días atrás, también la firma automovilística japonesa Honda anunció que reduciría a la mitad la producción de su única planta en el Reino Unido, pasando de 80.000 a 37.000 unidades al año en la fabricación de sus modelos Civic y Accord.
Las compañías achacan la razón de sus drásticas medidas a la fortaleza de la libra, en perjuicio de las exportaciones, y a la indecisión del país sobre su acceso al Euro.
El primer ministro británico, Tony Blair, mantiene reuniones reservadas para evitar que la Ford cierre sus puertas en el Reino Unido, lo que supondría el despido de 7.700 empleados.
La información, difundida por fuentes gubernamentales que citan los principales diarios europeos, da cuenta que la decisión de la Ford podría generar en el Reino Unido un estallido social similar al ocurrido tras la desvinculación de la alemana BMW con la británica Rover.
Blair se habría entrevistado con el jefe de operaciones globales de la multinacional estadounidense de automóviles, Jack Nasser, para persuadirlo de que no cierre su fábrica de Dagenham, al este del país.
Con el mismo sentido, el ministro de Industria y Comercio británico, Stephen Byers ha estado manteniendo reuniones con representantes de la automotriz alemana BMW para que postergue el plazo límite para la presentación de ofertas por Rover. El objetivo declarado en este caso es que hay un segundo grupo que pretende hacer una propuesta que implicaría un menor costo en términos de pérdidas de empleos. Ver Piden retrasar venta de Rover, en esta misma sección.
Asimismo, el mandatario mantuvo contactos telefónico con el presidente de Ford Europa, Nick Scheele, para que le informe sobre sus planes y sus intenciones de futuro.
Fuentes del gobierno británico admitieron que no le se puede prometer subsidios a la compañía norteamericana debido a la rigidez legal de la Unión Europea (UE) en materia de incentivos a la industria.
El sábado último, el diario Financial Times informó de que Ford anunciará en mayo el cese de la producción en la factoría de Dagenham, con lo que corren riesgo 3.000 empleos directos y otros 4.700 de empresas vinculadas a la multinacional estadounidense.
Posteriormente, Ford calificó a esta información de “especulación”, aunque desde hace tiempo se sabe que en los planes de la compañía figura la intención de reordenar su capacidad productiva en Europa y desprenderse de las plantas más antiguas.
La dirección de Ford ha alegado problemas económicos para mantener a flote su mayor planta de producción en el Reino Unido, tras registrar una grave caída de sus beneficios en Europa, pasando de US$ 320 millones, a US$ 45 millones durante el año pasado.
Unos 3.000 empleos podrían peligrar de confirmarse los planes de Ford, que ya despidió el pasado mes de febrero a 1.500 trabajadores tras advertir de que tomaría medidas más drásticas en caso necesario.
Días atrás, también la firma automovilística japonesa Honda anunció que reduciría a la mitad la producción de su única planta en el Reino Unido, pasando de 80.000 a 37.000 unidades al año en la fabricación de sus modelos Civic y Accord.
Las compañías achacan la razón de sus drásticas medidas a la fortaleza de la libra, en perjuicio de las exportaciones, y a la indecisión del país sobre su acceso al Euro.
