Microsoft trata de seducir a Wall Street y sus analistas

Steven Ballmer, socio de William Gates y director ejecutivo de Microsoft, se reunió con la “crème” de los analistas bursátiles en la sede de la empresa. Su objeto era persuadirlos de que la acción tiene buenas perspectivas en el mercado.

1 agosto, 2005

Ballmer hizo una semblanza de la compañía y la definió como “centrada en negocios básicos que tieden a seguir expandiéndose”. Al respecto, citó los sistemas operativos Windows para PC, oficina y servidores. El directivo cree que los tres rubros “crecerán hasta fines de la década”, un horizonte de mediano plazo.

En plan de impresionar a Wall Street, Ballmer pronosticó un porvenir exageradamente brillante para nuevas actividades en videojuegos, software para inalámbricos, televisión interactiva y búsquedas en la web. O sea, casi todo lo que Microsoft hace o quiere hacer.

Por las dudas, aclaró que la empresa no se apoya en “desmedidas proyecciones de ventas o utilidades”. Luego de una larga exposición, hizo que varios gerentes pintasen cuadros optimistas de sus respectivas áreas. Esto no hizo olvidar que los altos mandos de la firma vienen sufriendo frustraciones desde 2000 –caso Longhorn, por ejemplo- y la acción Microsoft atravesó una fase declinante para después estabilizarse, mientras algunos competidores la aventajaban en los paneles. Particularmente, en los Nasdaq.

“El veredicto de analistas y operadores no depende de reuniones como ésta, sino de resultados concretos”. En esta fase –coincidieron varios asistentes a la “pep talk”-, los que deparen las nuevas versiones de Windows y Office. Pero “demorarán hasta la segunda mitad de 2006 y eso no es positivo”. Aludían, claro, a Longhorn II.

Ballmer hizo una semblanza de la compañía y la definió como “centrada en negocios básicos que tieden a seguir expandiéndose”. Al respecto, citó los sistemas operativos Windows para PC, oficina y servidores. El directivo cree que los tres rubros “crecerán hasta fines de la década”, un horizonte de mediano plazo.

En plan de impresionar a Wall Street, Ballmer pronosticó un porvenir exageradamente brillante para nuevas actividades en videojuegos, software para inalámbricos, televisión interactiva y búsquedas en la web. O sea, casi todo lo que Microsoft hace o quiere hacer.

Por las dudas, aclaró que la empresa no se apoya en “desmedidas proyecciones de ventas o utilidades”. Luego de una larga exposición, hizo que varios gerentes pintasen cuadros optimistas de sus respectivas áreas. Esto no hizo olvidar que los altos mandos de la firma vienen sufriendo frustraciones desde 2000 –caso Longhorn, por ejemplo- y la acción Microsoft atravesó una fase declinante para después estabilizarse, mientras algunos competidores la aventajaban en los paneles. Particularmente, en los Nasdaq.

“El veredicto de analistas y operadores no depende de reuniones como ésta, sino de resultados concretos”. En esta fase –coincidieron varios asistentes a la “pep talk”-, los que deparen las nuevas versiones de Windows y Office. Pero “demorarán hasta la segunda mitad de 2006 y eso no es positivo”. Aludían, claro, a Longhorn II.

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