Desde hace demasiado tiempo, el FMI posterga decisiones claves

“El Fondo Monetario sigue desilusionando. No logra repreciar el dólar ni sabe qué hacer con China o Rusia. También pierde vigencia ante los países en desarrollo”. No lo dijo Miguel Peirano, sino Lawrence Summers.

22 octubre, 2007

Años atrás, el secretario de hacienda de William Clinton formaba parte, junto con Robert Rubin, Paul Volcker y Edward Truman, de un “comité para salvar el FMI y el Banco Mundial. Los mismos cuya última asamblea semestral conjunta fue apenas un convite entre costosos burócratas, puesto en segundo plano por el Grupo de los 7, la crisis hipotecaria y la ola de iliquidez en los mercados principales.

Aquel grupo surgió durante la crisis sistémica global de 1997/8 y, más tarde, fue uno de los pocos que advirtieron a tiempo el auge de China. “En mis tiempos, Estados Unidos estaba orgulloso de mantener dos o tres años un promedio de 3,5% en el crecimiento del producto bruto interno. Ni nosotros ni otras grandes economías occidentales están en condiciones de dar consejos a China, Rusia o India, que se expanden a mucho mayor ritmo”.

Los PBI de esos tres países, más Argentina o Vietnam, han logrado tasas de entre 8,5 y 11,3% anual. “Pero el Fondo Monetario insiste en imponerles recetas que ya habían colapsado en 1997/8”. Este tipo de contrasentidos y la anomia ante crisis en los países centrales fueron casi obsesiones durante la asamblea conjunta FMI-BIRF y el mucho más relevante encuentro ministerial del G-7.

El Fondo y su director saliente “han contribuido potencialmente a una inestabilidad jamás vista muchos años –sostiene Summers-, especialmente en su tratamiento de la política cambiaria de Beijing”. Por ejemplo, “hace justo un año, la entidad presentaba un informe sobre la economía china con datos que atrasaban seis meses. En pleno siglo XXI, eso era una falta de seriedad”. ¿Cómo definiría, entonces, el libraco sobre “Desarrollo 2007”de Naciones Unidas con estadísticas de 2004/5?

Por supuesto, Rodrigo Rato recibe lo suyo. El español “ha hecho pésima figura y, en cuanto a China, sólo atina a recomendarle mayor equilibrio fiscal”. Pero Summers tampoco le tiene fe a su sucesor, el aristócrata alsaciano Dominique Strauss-Kahn. “Nadie le ha preguntado si está en condiciones de supervisar políticas monetarias y cambiarias, como debiera hacerlo el Fondo”. Aun admitiendo el fracaso del gobierno norteamericano en estos temas, el ex funcionario afirma: “Si el FMI quiere salir adelante, tiene que reducirse y cambiar radicalmente de cultura”.

Años atrás, el secretario de hacienda de William Clinton formaba parte, junto con Robert Rubin, Paul Volcker y Edward Truman, de un “comité para salvar el FMI y el Banco Mundial. Los mismos cuya última asamblea semestral conjunta fue apenas un convite entre costosos burócratas, puesto en segundo plano por el Grupo de los 7, la crisis hipotecaria y la ola de iliquidez en los mercados principales.

Aquel grupo surgió durante la crisis sistémica global de 1997/8 y, más tarde, fue uno de los pocos que advirtieron a tiempo el auge de China. “En mis tiempos, Estados Unidos estaba orgulloso de mantener dos o tres años un promedio de 3,5% en el crecimiento del producto bruto interno. Ni nosotros ni otras grandes economías occidentales están en condiciones de dar consejos a China, Rusia o India, que se expanden a mucho mayor ritmo”.

Los PBI de esos tres países, más Argentina o Vietnam, han logrado tasas de entre 8,5 y 11,3% anual. “Pero el Fondo Monetario insiste en imponerles recetas que ya habían colapsado en 1997/8”. Este tipo de contrasentidos y la anomia ante crisis en los países centrales fueron casi obsesiones durante la asamblea conjunta FMI-BIRF y el mucho más relevante encuentro ministerial del G-7.

El Fondo y su director saliente “han contribuido potencialmente a una inestabilidad jamás vista muchos años –sostiene Summers-, especialmente en su tratamiento de la política cambiaria de Beijing”. Por ejemplo, “hace justo un año, la entidad presentaba un informe sobre la economía china con datos que atrasaban seis meses. En pleno siglo XXI, eso era una falta de seriedad”. ¿Cómo definiría, entonces, el libraco sobre “Desarrollo 2007”de Naciones Unidas con estadísticas de 2004/5?

Por supuesto, Rodrigo Rato recibe lo suyo. El español “ha hecho pésima figura y, en cuanto a China, sólo atina a recomendarle mayor equilibrio fiscal”. Pero Summers tampoco le tiene fe a su sucesor, el aristócrata alsaciano Dominique Strauss-Kahn. “Nadie le ha preguntado si está en condiciones de supervisar políticas monetarias y cambiarias, como debiera hacerlo el Fondo”. Aun admitiendo el fracaso del gobierno norteamericano en estos temas, el ex funcionario afirma: “Si el FMI quiere salir adelante, tiene que reducirse y cambiar radicalmente de cultura”.

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