Crece el interés por bonos latinoamericanos y similares

Los fondos dedicados a deuda de países emergentes y periféricos –latinoamericanos en particular- atrajeron más inversores en el primer trimestre de 2003 que en todo 2002. Se los ve como alternativas a acciones y a bonos mejor calificados.

2 abril, 2003

La clave del nuevo fenómeno, explican varios analistas, reside en los bonos y las letras de la Tesorería estadounidense. Mientras las tasas referenciales (1,25% anual) están al mínimo desde 1961, el rinde de los papeles federales se halla en el peor nivel desde 1953 (al terminar la guerra de Corea). Ambos factores han hecho que los activos de carteras especializadas en deuda emergente y periférica aumentaran 11% en enero-marzo y sumen ahora US$ 948.000 millones. Vale decir, 46,3% sobre el total en todo 2002. Así se desprende de un informe divulgado por EmergingPortfolio.com Fund Reserch, una consultora de Boston, basado a su vez en datos de 164 fondos, incluyendo algunos “buitres”.

Esta afluencia empezó a mediados de 2002. Tomando el IV trimestre de ese año y el primero del actual, la media de precios para esos papeles sube 19%, algo que no ocurría desde la crisis sistémica global de 1997/8. Este cálculo proviene de EMBI Global, división de JP Morgan Chase que elabora un índice sectorial. La misma fuente señala que ese grupo de países permitió que este indicador ganase 6% en enero-marzo, neutralizando retrocesos en bonos de EE.UU., Canadá, miembros de la Unión Europea, Japón y otros emisores de Asia oriental.

Además, “el desencanto de ahorristas e inversores respecto de las acciones obra en favor de colocaciones antes tan resistidas como los papeles de países sobrendeudados. Algunos tienen tasas de retorno superiores a 15% anual”, señalaba la cartera más beneficiada en Londres (25% en 2002). Se trata de Emerging Markets Deby Fundo, filial del grupo Schröders.

La clave del nuevo fenómeno, explican varios analistas, reside en los bonos y las letras de la Tesorería estadounidense. Mientras las tasas referenciales (1,25% anual) están al mínimo desde 1961, el rinde de los papeles federales se halla en el peor nivel desde 1953 (al terminar la guerra de Corea). Ambos factores han hecho que los activos de carteras especializadas en deuda emergente y periférica aumentaran 11% en enero-marzo y sumen ahora US$ 948.000 millones. Vale decir, 46,3% sobre el total en todo 2002. Así se desprende de un informe divulgado por EmergingPortfolio.com Fund Reserch, una consultora de Boston, basado a su vez en datos de 164 fondos, incluyendo algunos “buitres”.

Esta afluencia empezó a mediados de 2002. Tomando el IV trimestre de ese año y el primero del actual, la media de precios para esos papeles sube 19%, algo que no ocurría desde la crisis sistémica global de 1997/8. Este cálculo proviene de EMBI Global, división de JP Morgan Chase que elabora un índice sectorial. La misma fuente señala que ese grupo de países permitió que este indicador ganase 6% en enero-marzo, neutralizando retrocesos en bonos de EE.UU., Canadá, miembros de la Unión Europea, Japón y otros emisores de Asia oriental.

Además, “el desencanto de ahorristas e inversores respecto de las acciones obra en favor de colocaciones antes tan resistidas como los papeles de países sobrendeudados. Algunos tienen tasas de retorno superiores a 15% anual”, señalaba la cartera más beneficiada en Londres (25% en 2002). Se trata de Emerging Markets Deby Fundo, filial del grupo Schröders.

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