Bolsas: finalmente, Milán cae en manos de Londres

Por sólo € 5.770 millones, la bolsa milanesa pasa a control de la londinense, una de las mayores del mundo. Pero se trata de un mercado muy poco regulado. Por otra parte, es ajeno a la Eurozona, cuyo núcleo está en Fráncfort.

9 agosto, 2007

Las asambleas de accionistas en Milán y Londres han aprobado, casi por unanimidad, la fusión de ambas sociedades. En realidad, es la absorción de la italiana por su poderosa “socia” inglesa. Como señalan varios medios europeos, resulta irónico que esto haya sucedido bajo un gobierno socialdemócrata en Roma, cuyo ministro de economía (Tommaso Padoa-Schioppa) aplaudía a rabiar, sentado junto al silencioso presidente del banco central, Mario Draghi.

Para facilitar las cosas en Milán, se eliminó en diez minutos el techo al derecho de voto. Sin oposición de la autoridad antimonopólica (Bruselas, otro detalle curioso), sólo falta que la Commisione nazionale per società e borse (Consob) estampe el sello de aprobación. Esto puede ocurrir a fin de mes.

Por supuesto, una serie de reajustes administrativos y técnicos impedirá que el desigual matrimonio se consume antes de un año y pico. Así lo señala Mario Capuano, futuro vicepresidente decorativo de la London stock exchange. Después, habrá recortes de costos y personal (mayormente en Milán) hasta 2011.

Draghi tiene sus dudas y, por instinto, desconfía de Clara Furse, toda una dama de hierro, jefa de la LSE. Entre sus motivos, hay uno sólido: la bolsa milanesa virtualmente desaparecerá como ente autónomo. Los altos funcionarios italianos cierran la boca, pero cierto número de dirigentes políticos –algunos de oposición- objetan la “desnacionalización bursátil” (justo mientras Alitalia afronta el desguace). En privado, Massimo d’Alema dijo: “Ahora, a nuestras grandes empresas les convendría cotizar en Suiza; por lo menos está cerca”.

Las asambleas de accionistas en Milán y Londres han aprobado, casi por unanimidad, la fusión de ambas sociedades. En realidad, es la absorción de la italiana por su poderosa “socia” inglesa. Como señalan varios medios europeos, resulta irónico que esto haya sucedido bajo un gobierno socialdemócrata en Roma, cuyo ministro de economía (Tommaso Padoa-Schioppa) aplaudía a rabiar, sentado junto al silencioso presidente del banco central, Mario Draghi.

Para facilitar las cosas en Milán, se eliminó en diez minutos el techo al derecho de voto. Sin oposición de la autoridad antimonopólica (Bruselas, otro detalle curioso), sólo falta que la Commisione nazionale per società e borse (Consob) estampe el sello de aprobación. Esto puede ocurrir a fin de mes.

Por supuesto, una serie de reajustes administrativos y técnicos impedirá que el desigual matrimonio se consume antes de un año y pico. Así lo señala Mario Capuano, futuro vicepresidente decorativo de la London stock exchange. Después, habrá recortes de costos y personal (mayormente en Milán) hasta 2011.

Draghi tiene sus dudas y, por instinto, desconfía de Clara Furse, toda una dama de hierro, jefa de la LSE. Entre sus motivos, hay uno sólido: la bolsa milanesa virtualmente desaparecerá como ente autónomo. Los altos funcionarios italianos cierran la boca, pero cierto número de dirigentes políticos –algunos de oposición- objetan la “desnacionalización bursátil” (justo mientras Alitalia afronta el desguace). En privado, Massimo d’Alema dijo: “Ahora, a nuestras grandes empresas les convendría cotizar en Suiza; por lo menos está cerca”.

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