Benjamin Bernanke dio señales poco claras a Wall Street

El nuevo jefe de la Reserva Federal confundió a los analistas. En su primer contacto con ellos no se definió sobre tasas y dijo que la economía debería seguir creciendo, a ritmo más moderado, aun si la burbuja inmobiliaria se frenase.

21 marzo, 2006

El flamante presidente del sistema admitió que es muy difícil saber exactamente por qué las tasas largas (sobre bonos de tesorería a diez y treinta años, ayer en 4,66/70% anual) siguen en niveles tan exiguos. Sobre todo, en relación con al tipo básico cortoplacista (4,5%). Esto sorprendió a los operadores, pues muestra un Bernanke sin ideas concretas o sin interés en ventilarlas.

Pero el funcionario, que recién asumió el primero de febrero, imitó a su antecesor, Alan Greenspan, y dejó contenta a la casa Blanca. ¿Cómo? Reiterando que el crecimiento está asegurado por el consumo, aunque las ventas minoristas hayan cedido 1,3% el mes pasado y, en todo caso, ese factor también fomente el endeudamiento federal, por el escaso ahorro interno.

Atado a los argumentos de Greenspan, probablemente por presiones de la Casa Blanca –asociadas al año electoral-, Bernanke insistió en que “las implicancias para la política monetaria de tasas largas tan bajas no son en absoluto claras”. En ese punto, retomó una teoría lanzada por él mismo hace un año: “existe un exceso mundial de ahorro, por falta de canales de inversión atractivos, y quizás eso deprima los tipos de interés”.

Si fuese así, “una tasa neutra presupondría niveles nominales más bajos que los requeridos para mantener el moderado crecimiento actual”, señaló. Pero, tras analizar otros componente, el experto volvió a reconocer que “los pisos adecuados parecen ambiguos”. Acto seguido, aceptó que “las enormes tenencias extranjeras de bonos federales mantienen flojos los rindes. Pero no son el único motivo ni el dominante, en materia de intereses”.

El flamante presidente del sistema admitió que es muy difícil saber exactamente por qué las tasas largas (sobre bonos de tesorería a diez y treinta años, ayer en 4,66/70% anual) siguen en niveles tan exiguos. Sobre todo, en relación con al tipo básico cortoplacista (4,5%). Esto sorprendió a los operadores, pues muestra un Bernanke sin ideas concretas o sin interés en ventilarlas.

Pero el funcionario, que recién asumió el primero de febrero, imitó a su antecesor, Alan Greenspan, y dejó contenta a la casa Blanca. ¿Cómo? Reiterando que el crecimiento está asegurado por el consumo, aunque las ventas minoristas hayan cedido 1,3% el mes pasado y, en todo caso, ese factor también fomente el endeudamiento federal, por el escaso ahorro interno.

Atado a los argumentos de Greenspan, probablemente por presiones de la Casa Blanca –asociadas al año electoral-, Bernanke insistió en que “las implicancias para la política monetaria de tasas largas tan bajas no son en absoluto claras”. En ese punto, retomó una teoría lanzada por él mismo hace un año: “existe un exceso mundial de ahorro, por falta de canales de inversión atractivos, y quizás eso deprima los tipos de interés”.

Si fuese así, “una tasa neutra presupondría niveles nominales más bajos que los requeridos para mantener el moderado crecimiento actual”, señaló. Pero, tras analizar otros componente, el experto volvió a reconocer que “los pisos adecuados parecen ambiguos”. Acto seguido, aceptó que “las enormes tenencias extranjeras de bonos federales mantienen flojos los rindes. Pero no son el único motivo ni el dominante, en materia de intereses”.

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