¿Empezó un cambio en el modelo a costa del agro o son retoques sueltos?
Haber bajado la paridad cambiaria a niveles del año pasado y subido las tasas de interés esbozan un profundo cambio en el modelo económico iniciado en 2002, el que, en todo caso, la crisis del campo justifica ejecutar.
5 junio, 2008
<p>La inflación, por más que se intentara disimularla, detonó la política social, que fue el eje del pacto productivo vigente en los cinco años posteriores a la devaluación y pesificación asimétrica que iniciara el ciclo actual, durante la gestión interina de Eduardo Duhalde. </p><p>Los convenios colectivos firmados desde el verano reflejan la incredulidad de los gremios en torno de la versión oficial de recomposición del poder adquisitivo del salario.</p><p>Basta con comparar que la Unión Industrial Argentina ofrecía hasta 12,5 % de ajuste, en consonancia con la inflación declarada por el INdEC más unos puntos de recuperación, mientras el gobierno y la CGT aliada empujaban las paritarias "testigo" hasta un máximo de 20 % y los otros sindicatos no tan afines a la conducción de Hugo Moyano superaron el 30 %</p><p>El dial de la distribución del ingreso osciló, en consecuencia, del 12 al 36 %, si se toma como extremos la propuesta corporativa fabril y el aumento que obtuvo SMATA. O sea, tres veces de diferencia.</p><p>Los objetivos sociales planteados inicialmente, como la reducción del desempleo, pobreza e indigencia, tocaron su techo al finalizar el mandato de Néstor Kirchner, y, disquisiciones estadísticas al margen, dejaron de ser funcionales al nuevo gobierno.</p><p>Los economistas de Prefinex, Osvaldo Cado y Nicolás Bridger, lo puntualiza de este modo en su último informe: </p><p>• La inflación deteriora los salarios de los estratos vulnerables los cuales, además, no disponen de activos cuya indexación de precio que les permita mantener un patrimonio estable.<br />• El incremento del empleo en negro reduce los ingresos del Estado y deja sin cobertura social al trabajador.<br />• La menor creación de empleo la sufren principalmente los grupos con menor preparación profesional (que coinciden con los estratos sociales vulnerables), que representan hoy casi la totalidad de los desempleados.</p><p>Los retoques que empezaron a otorgarse en combustibles y pasajes aéreos, si bien interesaban directamente a empresas en proceso de "argentinización", como YPF y Aerolíneas, no está claro si han tenido esa finalidad puntual o son "modificaciones en los esquemas de incentivos (precios)" que urgen, de modo de generar las inversiones necesarias que aseguren el incremento en el PIB potencial y los empleos disponibles por un lado, y que garantice la estabilidad de precios por el otro. "Estos dos elementos son de aquí en más los únicos medios para reducir la pobreza y la indigencia", según Prefinex.<br /></p>
<p>La excusa del conflicto con el agro encubre el retraso en la toma de decisiones, que si antes implicaba que ya no se hablase de "ajustes graduales" del modelo, ahora directamente apresta cambiarlo. "Inevitablemente, afecta la manera en la que hoy se administra la política", predicen. </p><p>Inversiones y control de la inflación serían las prioridades en esta etapa, tratando de preservar las conquistas sociales logradas en el prólogo social iniciado en el 2002. </p><p>Desde el punto de vista estrictamente económico, las medidas que deberían estar en carpeta serían, según Prefinex:<br />• Institucionalizar el compromiso político de reducir la inflación.<br />• Mejorar la eficiencia del gasto, lo cual incluye redireccionar subsidios desde los estratos medios hacia los más relegados.<br />• Estabilizar el peso frente a las divisas extranjeras y administrar una eventual apreciación del dólar a nivel mundial.</p><p><strong>Etapa social</strong> </p><p>Durante los últimos cinco años se aplicó en Argentina un modelo fuertemente expansivo, cuyo objeto fue disminuir velozmente la tasa de desempleo, de modo de reducir los números de pobreza e indigencia. Dichos guarismos mostraron notables mejoras, con lo cual puede argumentarse que las políticas aplicadas fueron correctas en función de los objetivos.<br />• El desempleo pasó de 26,6% al actual 8,8%, lo que implicó la creación de más de 3 millones de puestos de trabajo.<br />• La pobreza se redujo desde el 54% hasta el 26,9% hacia fines de 2006, año en que las estadísticas relacionadas comienzan a ser cuestionadas.</p><p>Dichas políticas fueron atinadas y efectivas en tanto y en cuanto hubo recursos ociosos disponibles y alto desempleo. Fruto de la reversión de dicho contexto, a partir del 2006 se comenzaron a registrar tensiones inflacionarias, a las que se agregó en 2007 la valorización de las commodities en el mundo. La inflación trepó al 18% anual. </p><p>En el presente año, la continuidad de dichos fenómenos, sumado al paro nacional agropecuario llevaron este número a un nivel aproximado de 24% anual.</p><p>La persistencia de la inflación en dichos valores, sumado a la indefinición en materia de política económica, tuvieron como consecuencia el empeoramiento en la evolución de algunas variables. Por ejemplo:<br />• Durante los últimos cinco meses, el salario real promedio de la economía mostró variaciones interanuales negativas. Dicha erosión está teniendo impacto en el nivel de consumo.<br />• La incertidumbre respecto a la marcha de la economía implica necesariamente un menor hundimiento de capital. Esto hace mella, no sólo en los números de inversión privada, sino también en los de creación de empleo, lo que tendrá inevitablemente un impacto en el consumo.<br />• El empleo generado en los últimos meses es de índole informal, tal y como puede extraerse de la cruza de los datos de la Encuesta Permanente de Hogares y del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones.<br /></p>
<p>• Este último punto tiene su correlato en la evolución de los salarios. Mientras el tramo formal muestra una variación interanual estable en torno al 20%, el informal está acelerando. Esto implica mayores empleos no registrados o, en el mejor de los casos, sueldos pagados en parte de manera informal.</p><p><strong>El paro agropecuario</strong> </p><p>El todavía indefinido conflicto gobierno-campo, que lleva ya más de 80 días, si bien tomó un tinte más político, trajo aparejado también costos económicos mensurables:<br />• En el período comprendido entre marzo y mayo, el BCRA perdió reservas por US$ 1.500 millones. Es sugestivo el contraste con lo sucedido en igual período de 2006 y 2007, cuando el BCRA acumuló por este concepto US$ 3.423 millones y US$ 4.993 millones respectivamente.<br />• El riesgo país se ubicaba en 490 puntos básicos. Este guarismo se encuentra hoy en 556 puntos básicos. Esto impacta tanto en el costo de financiamiento del gobierno como en el valor de todos los activos argentinos.<br />• Los depósitos privados denominados en moneda nacional cayeron $ 3.570 millones. $ 3.810 millones correspondieron a cajas de ahorro y $ 843 millones a plazos fijos. Estos fondos se trasladaron hacia cuentas corrientes ($ 1.083 millones) y depósitos en dólares ($ 487 millones).<br />• La contracara fue la suba de las tasas de interés: (a) plazo fijo 30-44 días: de 8,3% a 10%, (b) BADLAR bancos privados de 8,3% a 11,6%.<br />• La salida de capitales estimada del período marzo-mayo 2008 alcanza los US$ 4.000 millones. Esta cifra es la mayor desde el 2002.</p><p><strong>Crisis subprime</strong></p><p>El gobierno dejó de recaudar $ 4.500 millones, por el impacto de una caída en las exportaciones y menor nivel de actividad en las cadenas agroindustriales.</p><p>Si bien resulta difícil medir la inflación que se puede adjudicar al conflicto agropecuario, a través de algunos indicadores estimamos que la misma estaría en torno a 2 ó 3 puntos (por encima de la inflación subyacente).</p><p>De alcanzarse un acuerdo, la mayor parte de los costos en términos de menor recaudación se revertirían. La salida de capitales y drenaje de los depósitos se frenarán, pero dichos fondos no retornarían a sus posiciones de origen, con lo que las tasas de interés (y el riesgo país) se mantendrían en los niveles actuales.</p><p>Los costos económicos mencionados se profundizarán en tanto y en cuanto no se resuelva el conflicto. La única variable que presentaría un comportamiento un tanto contradictorio es la inflación. La continuidad del paro generará por un lado una contracción en la oferta de bienes, lo que aceleraría la inflación.</p><p>La salida de capitales ha sido la contracara de una menor demanda doméstica. Probablemente en el corto plazo predomine el primer efecto.<br />Sin embargo, los costos más relevantes son aquellos no cuantificables, asociados a lo que Keynes llamaba "espíritus animales": las expectativas futuras. "Este conflicto dinamitó las proyecciones optimistas que tenían gran parte de los analistas respecto a posibles cambios bajo la actual administración que hicieran la marcha de la economía un proceso sustentable. A esto último se le suma la percepción por parte de la totalidad de los agentes económicos de un gobierno irracional, lo cual impide de lleno ejercicios de proyección. Consecuentemente, las inversiones privadas con período de repago superior a los dos años están prácticamente paradas", redondean Bridger y Cado, cuya especialidad es el asesoramiento a grupos de inversionistas.</p><p> </p>
<p><strong>Menores márgenes</strong></p>
<p>Durante el presente año, los rendimientos mostrados por las empresas que componen el Merval fueron pobres. Excluyendo del panel de acciones líderes a las empresas vinculadas al sector petrolero, la variación promedio del resto de las acciones fue -8,7%. </p>
<p>Sin duda que el conflicto agrícola contribuyó a este desempeño, pero sólo explica una parte de su variación. </p>
<p>El contexto económico que incluye: (1) reclamos salariales por encima de 25% anuales, (2) incrementos del costo de la energía y (3) problemas de acceso a financiamiento, es un cocktail que erosiona la rentabilidad empresaria.</p>
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