Banco de Inglaterra: lecciones del desplome hipotecario local

Al parecer, el banco central del Reino (todavía) Unido ya no cree en quienes toman excesivos riesgos. Por el contrario, prefiere mayor transparencia y, sin duda, activos ya no sobrepreciados.

30 octubre, 2007

Días atrás, el BdeI difundió su periódico informe sobre estabilidad -o inestabilidad- financiera. Detalla ahí su interpretación de causas, mecanismos y remedios potenciales de la reciente crisis, que no fue moco de pavo: se trató de la primera corrida contra bancos británicos en más de un siglo. Sus consecuencias han sido disimuladas, pero distan de haber desaparecido.

El documento ofrene una amplia gama de recomendaciones y observaciones. Desde exhortar a bancos y cajas hipotecarias a fondearse en forma más sólida a desarrollar nuevos parámetros para definir liquidez. El común denominador del trabajo es que casi todas las medidas necesarias serán duras o costosas para las entidades financieras. También harán que ahorristas e inverores exijan mayores tasas sobre riesgos de sus tenencias.

Implìcitamente, el argumento clave es que, como la estabilidad del mercado es deseable, el BdeI no quoiere una vuelta a la toma de riesgos excesivos, típica de los últimos años. El emisor no lo dice, pero su permisividad faciltó esos desbordes.

Sin embargo, el informe subraya algo que solía silenciarsea ambos lados del Atlántico: hubo excesos de confianza en las grandes agencias calificadoras. Las notas de Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings eran por demás latas o poco claras en márgenes de riesgo. Por ende, debieron haber afinado mecanismos de calificación. No lo hicieron y, en gran medida, siguen sin hacerlo.

Días atrás, el BdeI difundió su periódico informe sobre estabilidad -o inestabilidad- financiera. Detalla ahí su interpretación de causas, mecanismos y remedios potenciales de la reciente crisis, que no fue moco de pavo: se trató de la primera corrida contra bancos británicos en más de un siglo. Sus consecuencias han sido disimuladas, pero distan de haber desaparecido.

El documento ofrene una amplia gama de recomendaciones y observaciones. Desde exhortar a bancos y cajas hipotecarias a fondearse en forma más sólida a desarrollar nuevos parámetros para definir liquidez. El común denominador del trabajo es que casi todas las medidas necesarias serán duras o costosas para las entidades financieras. También harán que ahorristas e inverores exijan mayores tasas sobre riesgos de sus tenencias.

Implìcitamente, el argumento clave es que, como la estabilidad del mercado es deseable, el BdeI no quoiere una vuelta a la toma de riesgos excesivos, típica de los últimos años. El emisor no lo dice, pero su permisividad faciltó esos desbordes.

Sin embargo, el informe subraya algo que solía silenciarsea ambos lados del Atlántico: hubo excesos de confianza en las grandes agencias calificadoras. Las notas de Moody’s, Standard & Poor’s y Fitch Ratings eran por demás latas o poco claras en márgenes de riesgo. Por ende, debieron haber afinado mecanismos de calificación. No lo hicieron y, en gran medida, siguen sin hacerlo.

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