Argentina: mejores pespectivas. Pierden fuerza Stock y Humes 25-8

Hasta medios otrora incondicionales temen que Nicola Stock, Hans Humes y sus operadores están perdiendo peso. El “comité” global y divide y Argentina sigue presentando mejores números fiscales y reales.

25 agosto, 2004

Cuando pocos lo esperaban, julio cerró con $ 1.650 millones de superávit fiscal primario. Eso acumula 13.490 millones en el año. O sea, 2.700 millones sobre la meta comprometida con el FMI. Por supuesto, los allegados al sector financiero salieron a sugerir que, con tan buenas cuentas, debiera flexibilizarse la propuesta argentina pro restructuración de la deuda con acreedores privados y fondos buitres.

Quien no queda en buena posición es el Fondo Monetario Internacional, que presiona retaceando la aprobación del III trimestre y la revisión del cuarto, inclusive transgrediendo sus propios estatutos. Tanto analistas allegados a los “comités” como expertos independientes sospechan que Economía busca llegar a diciembre con US$ 18.000 millones de excedente primario.

Recién entonces, se verá si hay o no modificaciones en la oferta de canje. De todos modos, ésta se halla en manos de la Comisión Federal de Valores norteamericana (SEC).

Mientras tanto, a semanas de iniciarse formalmente el canje, el llamado Comité Global de Tenedores de Bonos Argentinos (GCAB, según la equívoca sigla en inglés) afronta su primera escisión. Un grupo de inversores alemanes, suizos, holandeses y austríacos (GIASHA, representando en apariencia tenencias por US$ 1.500 millones) parece próximo a aceptar la propuesta argentina, quizá con una leve mejora.

El dúo Stock-Humes, que manejaba un grupo de columnistas en Buenos Aires, no pasa buenos momentos. Un reciente pedido al FMI –para no aprobar el aplazamiento de un pago por US$ 1.000 millones- chocó contra la “ruptura de común acuerdo” entre Argentina y la entidad. Tiempo antes, analistas serios en Nueva York y Londres calificaban de poco seria una leonina contrapuesta del GCAB.

Según versiones originadas en Londres, funcionarios argentinos tuvieron un encuentro informal –la SEC no los permite formales mientras no se expida sobre la propuesta- con gente de ese sector. Entre los interlocutores figuraba Adam Lerrick, coideólogo de la quiebra soberana (1995) y poco simpático al dúo Stock-Humes. Los motivos serían varios. En particular, indicios de que la SEC ve con buenos ojos la postura argentina y, paralelamente, los excelentes resultados fiscales podrían ablandar a Buenos Aires.

Por su parte, el GCAB contrató al estudio jurídico White & Case, para asesorar –seguramente, también cabildear- en negociaciones con Argentina. En realidad, la idea provino de la banca Bear & Stearns, con quien trabajarán los abogados. La decisión responde a la falta de resultados concretos por parte de B&S, sin experiencia en este tipo de gestiones (algo que sí tiene W&C).

Otro síntoma hasta hace poco inimaginable son los reproches de Stock-Humes a la autocrítica del Fondo, en la versión lavada por Rodrigo Rato y Anne Krueger. Como es obvio, los representantes fondos buitres censuran la acción del organismo en los años 90, que toleró graves maquillajes contables para prolongar una convertibilidad rígida sin futuro. Aunque el “comité” no lo advierte, también cabe condenar al FMI por permitir que Domingo F.Cavallo permitiese tan mal uso de fondos e inversiones alegremente ingresadas en el país.

Cuando pocos lo esperaban, julio cerró con $ 1.650 millones de superávit fiscal primario. Eso acumula 13.490 millones en el año. O sea, 2.700 millones sobre la meta comprometida con el FMI. Por supuesto, los allegados al sector financiero salieron a sugerir que, con tan buenas cuentas, debiera flexibilizarse la propuesta argentina pro restructuración de la deuda con acreedores privados y fondos buitres.

Quien no queda en buena posición es el Fondo Monetario Internacional, que presiona retaceando la aprobación del III trimestre y la revisión del cuarto, inclusive transgrediendo sus propios estatutos. Tanto analistas allegados a los “comités” como expertos independientes sospechan que Economía busca llegar a diciembre con US$ 18.000 millones de excedente primario.

Recién entonces, se verá si hay o no modificaciones en la oferta de canje. De todos modos, ésta se halla en manos de la Comisión Federal de Valores norteamericana (SEC).

Mientras tanto, a semanas de iniciarse formalmente el canje, el llamado Comité Global de Tenedores de Bonos Argentinos (GCAB, según la equívoca sigla en inglés) afronta su primera escisión. Un grupo de inversores alemanes, suizos, holandeses y austríacos (GIASHA, representando en apariencia tenencias por US$ 1.500 millones) parece próximo a aceptar la propuesta argentina, quizá con una leve mejora.

El dúo Stock-Humes, que manejaba un grupo de columnistas en Buenos Aires, no pasa buenos momentos. Un reciente pedido al FMI –para no aprobar el aplazamiento de un pago por US$ 1.000 millones- chocó contra la “ruptura de común acuerdo” entre Argentina y la entidad. Tiempo antes, analistas serios en Nueva York y Londres calificaban de poco seria una leonina contrapuesta del GCAB.

Según versiones originadas en Londres, funcionarios argentinos tuvieron un encuentro informal –la SEC no los permite formales mientras no se expida sobre la propuesta- con gente de ese sector. Entre los interlocutores figuraba Adam Lerrick, coideólogo de la quiebra soberana (1995) y poco simpático al dúo Stock-Humes. Los motivos serían varios. En particular, indicios de que la SEC ve con buenos ojos la postura argentina y, paralelamente, los excelentes resultados fiscales podrían ablandar a Buenos Aires.

Por su parte, el GCAB contrató al estudio jurídico White & Case, para asesorar –seguramente, también cabildear- en negociaciones con Argentina. En realidad, la idea provino de la banca Bear & Stearns, con quien trabajarán los abogados. La decisión responde a la falta de resultados concretos por parte de B&S, sin experiencia en este tipo de gestiones (algo que sí tiene W&C).

Otro síntoma hasta hace poco inimaginable son los reproches de Stock-Humes a la autocrítica del Fondo, en la versión lavada por Rodrigo Rato y Anne Krueger. Como es obvio, los representantes fondos buitres censuran la acción del organismo en los años 90, que toleró graves maquillajes contables para prolongar una convertibilidad rígida sin futuro. Aunque el “comité” no lo advierte, también cabe condenar al FMI por permitir que Domingo F.Cavallo permitiese tan mal uso de fondos e inversiones alegremente ingresadas en el país.

Compartir:
Notas Relacionadas

Suscripción Digital

Suscríbase a Mercado y reciba todos los meses la mas completa información sobre Economía, Negocios, Tecnología, Managment y más.

Suscribirse Archivo Ver todos los planes

Newsletter


Reciba todas las novedades de la Revista Mercado en su email.

Reciba todas las novedades