As partir de un estudio publicado en 2013, por el New England Journal of Medicine se asfirmaba que las personas que seguían una dieta mediterránea tenían 30% menos probabilidades de sutrir una ataque cardíaco, una embolia o una enfermedad cardiovascular que las personas que seguían una dieta baja en grasa. El estudio tuvo gran repercusión mundial y fue citado por 3.268 trabajos científicoss, según informa hoy la publicación online Quartz. Tuvo, además, una enorme repercusión en el campo de la nutrición y las ciencias de la salud.
Esta semana, el New England Journal of Medicine se retractó y aportó una nueva razón para ser escépticos sobre la eficacia de la ya popular Dieta Mediterránea.
Las razones para desdecirse son complicadas y tienen que ver con la metodología del estudio. Alison McCook explica en el blog Retraction Watch que es consecuencia del trabajo de John Carlisle , anestesista británico y aficionado a las estadísticas. Carlisle pasó los últimos años analizando más de 5.000 experimentos publicados para ver si realmente los participantes habían sido elegidos al azar. Entonctró que 2% era cuestionable.
Se suponía que el estudio designaba al azar a los participantes para o bien seguir una dieta mediterránea con un mínimo de cuatro cucharadas extra de aceite de oliva por día o la misma dieta pero con un agregado de nueces mixtas o una dieta baja en grasas. Pero Martínez González descubrió que de los aproximadamente 7.500 participantes en el estudio, 14% no habían sido elegidos al azar.
Esta retracción es un fuerte golpe a la percepción de tiene el público de la dieta mediterránea como el símbolo de la comida sana, pérdida de peso, longevidad y reducción de los riesgos.