Las escuelas no tienen planes de contingencia

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La preparación del sector educativo tiene como objetivo proteger a estudiantes y educadores planificando para la continuidad de la educación.

La epidemia de COVID-19 que corre por el mundo está afectando a millones de estudiantes. Muchos de ellos se encuentran con la sorpresa de que las escuelas cierran. Para algunos eso significa pérdida de clases, para otros, la posibilidad de recurrir a clases online, aunque tropezando a veces con problemas de conectividad y/o psicológicos.

 

Esos problemas señalan la ausencia de planes de contingencia en el sector educativo sobre preparacion para crisis y administración de emergencias.

 

Los planes de contingencia son una herramienta esencial para analizar el impacto de posibles crisis y asegurar acciones para reaccionar en forma rápida y efectiva.

 

La herramienta permite a individuos, equipos u organizaciones establecer relaciones de trabajo que puedan marcar una verdadera diferencia durante una crisis. En el caso del coronavirus, es fundamental que el sector educativo desarrolle planes de contingencia para asegurar que las escuelas puedan manejar futuras incertidumbres desarrollando respuestas a diferentes escenarios: gravedad de la enfermedad, modos de transmisión y tasa de infección en la comunidad.

 

La Comisión Permanente de Naciones Unidas considera que una buena respuesta al inicio de una crisis depende mucho del nivel de preparación y de los planes de contingencia.

La preparación del sector educativo tiene como objetivo proteger a estudiantes y educadores planificando para la continuidad de la educación.

 

Gran parte de los lineamientos globales para las escuelas con relación a la actual epidemia de COVID-19 apunta a mantener a las escuelas seguras y a los alumnos, maestros y profesores con buena salud mediante intervenciones no farmacéuticas al ambiente. Esto incluye comunicación sobre acciones preventivas diarias, como instar a los estudiantesy al personal a quedarse en sus casas si tienen síntomas, cubrir toses y estornudos, lavarse las manos a menudo y desinfectar frecuentemente superficies y objetos.

 

Otras escuelas, en comunidades con casos aislados del virus, están aplicando conductas como las de aumentar a un metro el espacio de separación entre personas, flexibilizar la asistencia, posponer o cancelar grandes acontecimientos escolares y suspender las clases temporalmente.

 

La guía advierte que en una pandemia severa, “la decisión de cerrar escuelas preventivamente antes de que la gripe se desparrame en colegios y comunidades puede ayudar a demorar la difusión de la enfermedad en la comunidad.” Si bien muchas escuelas en el mundo cuentan con algún tipo de preparación a desastres naturales, violencia armada, gripe u otras emergencias, la gran mayoría no ha planeado para cierres de un mes o más de duración, como está pasando en China, Japón y otros países para evitar la difusión del COVID-19. En consecuencia, muchas escuelas, maestros y familias carecen de instrucciones para preparar una continuidad educacional y psico-social para los estudiantes durante cierres largos de escuelas.

 

Se implementan acciones pero siguen los baches

UNICEF y Save the Children, dos líderes en el campo de emergencias en educación, tienen equipos trabajando con la Organización Mundial de la Salud (OMS) para preparar a los países para la seguridad de los programas educativos, de los niños y de las comunidades afectadas.

UNICEF trabaja con la la Cruz Roja y la OMS para desarrollar mensajes y acciones para la prevención del contagio y el control en escuelas. Esos mensajes servirán de base para la guía a nivel país sobre los mitigación del riesgo y seguridad. Eso incluye mensajes específicos, acciones y listas de control para administradores de escuelas, maestros y personal; padres y miembros de la comunidad; estudiantes y escolares.

La guía contendrá una sección sobre cómo interesar a estudiantes de diferentes edades en educación sanitaria para impedir y controlar la difusión del COVID-19 y otros virus y crear conciencia para combatir estigmas sociales y convertirse en ciudadanos activos.

Save the Children maneja READY, un consorcio global tendiente a fortalecer a las organizaciones no gubernamentales para sostener a los gobiernos afectados por grandes brotes o pandemias en nombre de los intereses de los niños.

Esas acciones de UNICEF y Save the Children para proteger a los niños y a las escuelas mediante preparación se proponen brindar una continuidad educativa durante los cierres de escuelas.

Sin embargo, el tema de cómo brindar continuidad educativa de calidad para sostener no solo el aprendizaje sino también el bienestar psico-social de estudiantes y educadores es crítico para una respuesta efectiva. Muchos países han hecho pruebas con educación a distancia y aprendizaje flexible para mantener un grado de continuidad educativa durante tiempos de crisis.

Lamentablemente el aprendizaje con esas pruebas no ha sido ni controlado ni evaluado para medir el impacto de esos métodos diferentes. Más aun, no es solamente el mecanismo y el enfoque que se usa – radio, podcast, televisión o programas online. Sino la calidad y métodos de enseñanza que son fundamentales para entender; esto abre otro conjunto de cuestiones hasta ahora poco examinadas sobre capacitación y apoyo a los maestros en entornos educativos ya problemáticos. Hasta que no haya evidencia de con qué modos y métodos trabajar y bajo qué circunstancias, será prácticamente imposible para los distritos escolares y las escuelas individuales desarrollar las estrategias necesarias para el planeamiento educativo de contingencias.

 

Condensación de un análisis realizado por Allison Anderson para la Brookings Institution

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