Algún día se van a enterar los países que no son ni los dueños ni los originarios de nada. En donde se comienza a escarbar un poco casi siempre se descubre que eso mismo que tenemos como propio alguna vez fue de otro o comenzó a comerse en otra parte. Todo en este mundo viaja, evoluciona y cambia. A lo sumo se puede reclamar autoría de alguna variante.
Esa es la triste realidad que acaba de descubrir Suecia con sus albóndigas, que siempre ostentó como comida nacional. La cuenta oficial del gobierno nacional sueco @swedense: “Las albóndigas suecas son, originariamente, un plato turco: gobierno de Suecia”. Y la cuenta sigue: “Atengámonos a los hechos: las famosas albóndigas suecas están en realidad basadas en una receta que el rey Carlos XII trajo aquí a principios del siglo XVIII”.
Inmediatamente la agencia de noticias turca Anadolu se comunicó con Annie Mattsson, del departamento de literatura la Universidad de Upsala , quien le confirmó que luego de perder una batalla clave contra Rusia en 1709, Carlos y lo que quedó de su ejército se refugiaron en lo que hoy es Moldavia, que entonces formaba parte del Imperio Otomano.
El rey Carlos XII era el único hijo sobreviviente de Carlos XI y Ulrika Eleonora. A la muerte de su padre en 1697, el joven Carlos ascendió al trono a la tierna edad de 15 años. Fue monarca absoluto de Suecia durante 18 años, pero a pesar de su inteligencia y de estar bien preparado para su futuro rol como rey, su terca personalidad lo llevó a realizar una desastrosa invasión a Rusia a principios del siglo XVIII.
La invasión (como ocurrió con casi todas las invasiones a Rusia) terminó en desastre y en una enorme pérdida de vidas. Carlos, desprestigiado e incapacitado para gobernar, terminó en exiliándose en la provincia turca donde, a lo largo de seis años terminó aficionándose a los hábitos locales de comida. Cuando regresó a Suecia llevó consigo la receta del köfte (unas pelotitas de carne picada de cordero y vaca) y también la costumbre de tomar café.